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‘Mujeres cineastas: silenciadas del cine silente’
Con Juan Laborda Barceló [autor de ‘Alice Guy. En el centro del vacío hay otra fiesta’ (Huso)], Begoña Siles (CEU-UCH), Salva Torres y Jose Ramón Alarcón (MAKMA)
VII SINDOKMA Festival del Libro
Centre Cultural La Nau
Universitat 2, València
Sábado 5 de noviembre de 2022 a las 12:30
Jean-François Lyotard considera que “la historia es la huella que deja detrás de sí la búsqueda…”. Por tanto, una búsqueda implica la ruptura de un equilibrio debido a la desaparición de un objeto o un sujeto. A partir de aquí se inicia un recorrido por el espacio y el tiempo para encontrar aquello que está oculto y hacerlo visible.
La teoría y crítica fílmica feminista, a finales de los años sesenta del siglo XX, inició un recorrido por la historia cinematográfica con el objetivo de dar visibilidad, por una parte, a las mujeres que habían trabajado y trabajan detrás de la cámara y, por otra, para exponer cómo se representa a la mujer y lo femenino en la imagen fílmica. Una tarea que la teórica Annette Kuhn denominó, con un tono literario, “hacer visible lo invisible”, en su libro ‘Cine y mujeres: feminismo y cine’.
Se inicia, a partir de esos años, una serie de investigaciones para rescatar y valorar la labor creativa, técnica y de producción que las mujeres habían llevado en la industria cinematográfica desde sus orígenes. Tal y como señala la autora Rubi Rich, “sin nombres nuestro trabajo queda anónimo, inseguro y nuestra visibilidad cuestionada”, en su artículo ‘In the name of feminist film criticism’.
De este modo, se empieza completar la historia y la teoría cinematográfica con los nombres de mujeres que habían sido ocultados o ignorados por una visión enfocada desde una ideología patriarcal. Uno de los nombres olvidados por la historia cinematográfica, y recuperado por la teoría y crítica feminista, fue el de la pionera cinematográfica Alice Guy -directora y productora nacida en Francia 1873 y fallecida en Estados Unidos en 1968-.
Podríamos decir que el libro de Juan Laborda, titulado ‘Alice Guy, en el centro del vacío hay otra fiesta’ (Huso, 2022), sigue el objetivo analítico de la crítica y teoría feminista de nombrar para hacer visible la actividad creativa e innovadora de esta pionera del cinematógrafo.
El breve ensayo de Laborda describe cómo Alice Guy vivió con pasión creativa el cinematógrafo. No solo, ni nada menos, porque dirigió aproximadamente mil títulos desde 1896 hasta 1920 –de los cuales han sobrevivido muy pocos al paso del tiempo–, sino también porque vislumbró el cinematógrafo como un contador de historias de ficción y no como un aparato para documentar la realidad, al modo de los Hermanos Lumière. Por ello, Guy es considerada, hoy día, la primera persona en dirigir una película de ficción en la historia del cine, ‘El hada de las coles’ (1896).
Una pasión creativa que compaginó con la innovación técnica -películas coloreadas, sonoras, múltiple exposición, cámara lenta y rápida-. Y ambas, la pasión creativa e innovadora, quedaron plasmadas en la narrativa de sus películas. Narraciones que trataban temas sociales y políticos problemáticos con una perspectiva irónica y subversiva y, además, contados desde géneros muy diferentes: desde el western, pasando por el fantástico, la comedia, hasta el melodrama y el bélico.
Así, Laborda destaca, y de alguna manera analiza, además de la citada ‘El hada de las coles’, las siguientes películas: ‘La jerarquía del amor’, ‘Nacimiento, vida y muerte de Cristo’ y ‘Consecuencias del feminismo’, las tres realizadas en 1906; ‘Una heroína de cuatro años’ , ‘En las barricadas’ y ‘El piano irresistible’, dirigidas en 1907; ‘A fool and his money’ y ‘Falling leaves’, de 1912.
Alice Guy dirigió una prolífera y poética filmografía, tal y como la propia directora reconoce en la carta que escribe a su nuera, Roberta Meyers, y que la directora Pamela B. Green, recoge en el documental ‘La Pionera’ (2018): ‘He hecho muchas películas, quizá, incluso unas pocas, sean pequeñas obras de arte”.
Una filmografía que le llevó a obtener la admiración de sus colegas de profesión, desde su contemporáneo Georges Méliés, pasando por Serguéi Eisenstein, que reconoció el impacto que le causó, por su originalidad temática y técnica, la película ‘Las consecuencias del feminismo’ (1906), hasta Alfred Hitchcock; la gratitud de su jefe, León Gaumont, director de la primera compañía cinematográfica, el cual le escribe “(…) agradezco a todos mis colaboradores y tú eres uno de los más importantes que realmente tuve en gran estima”; y el reconocimiento del Gobierno francés, que le otorgó la medalla de la Legión de Honor en 1958.
Y a pesar de todas estas muestras de reconocimiento a su labor, la obra de Alice Guy fue olvidada o le fueron atribuidas sus películas a otras personas en los libros de historia cinematográfica escritos por relevantes críticos, historiadores y teóricos como Georges Sadoul, René Jeanne, Charles Ford y Jean Mitry.
A este respecto, Concha Irazábal Martín, en su libro ‘Directoras de cine europeas y norteamericanas 1896-1996’, recoge las palabras de Claire Clouzot, actriz y autora de ‘Autobiographie d’une pionnière du cinéma, 1873-1968, Alice Guy’, en 1978: “Es la primera realizadora del mundo, ella innova y los otros reciben la gloria”
Ahora bien, fue la propia Alice Guy quien, durante los últimos años de su vida, luchó para que se reconociese su contribución a la historia cinematográfica: “El título de ser la primera directora, al que sólo yo tuve derecho durante 17 años”, tal y como declara Guy en las conversaciones que mantuvo con el historiador de cine Victor Bachy en los años sesenta y muestra el documental de Pamela B. Green. Y lo consiguió. Alice Guy es historia del cine.
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