How to Have Sex

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‘How to Have Sex’, de Molly Manning Walker
Con Mia McKenna-Bruce, Lara Peake, Enva Lewis, Daisy Jelley y Samuel Bottomley, entro otros
91′, Reino Unido, 2023

En los últimos años, hemos repetido incansablemente que “solo sí es sí”, que la ausencia de una negación no implica consentimiento, como no es consentimiento el tonteo ni que previamente ya se haya dado un encuentro sexual.

Pero resulta que, a veces, el “sí” tampoco es “sí”. El consentimiento sexual es algo mucho más gris y reducirlo a un pacto verbal es invisibilizar otros condicionantes. No puede existir un manual sobre el consentimiento. Es una cuestión de escucha, de empatía, de sentido común y de educación sexual.

Entre estos grises navega la cineasta Molly Manning Walker con su ópera prima ‘How to Have Sex’ (2023). Tres adolescentes británicas pasan cinco días de vacaciones en Malia (Grecia), cumpliendo con el rito de iniciación a la madurez que supone: beber como si no hubiera un mañana y focalizar todos los esfuerzos en la conquista sexual.

La mirada adulta del espectador sabe que aún les falta mucho camino para la madurez, pero en ese momento, cuando tienes 17 años y estás con tus amigas en un apartamento, fumando, bebiendo y saliendo de fiesta, sientes que esa era la prometida libertad del mundo adulto.

Desde su estreno en 2023, ‘How to Have Sex’ ha tenido un exitoso recorrido por festivales. Ha sido galardonada a mejor película dentro de la categoría ‘Un certain regard’ del Festival de Cannes, a mejor dirección novel en la Seminci de Valladolid y también se hizo con el premio Discovery de los Premios del Cine Europeo (EFA). También ha sido reconocida la deslumbrante interpretación de sus jóvenes actrices en los British Independent Film Award, con el premio a mejor casting, mejor interpretación protagonista para Mia McKenna-Bruce y a mejor interpretación secundaria para Shaun Tomas.

Enmarcada dentro del llamado nuevo cine británico, Manning hace un retrato hiperrealista de este proceso de maduración desde una visión femenina, incidiendo en el ámbito sexual. Rápidamente, nos vienen a la cabeza películas españolas como ‘Creatura’ (2023), de Elena Martín, o ‘La Innocència’ (2019), de Lucia Alemany.

Aunque el coming of age de Manning se sitúe dentro del cine británico, vemos que se trata de una tendencia global. Existe un movimiento cinematográfico que trasciende las fronteras nacionales para cristalizar las experiencias femeninas. La globalidad del movimiento nos demuestra que el patriarcado no entiende de idiomas; simplemente, te muerde allí donde te críes.

La cinta, recién estrenada en cines, fue presentada por las prescriptoras cinematográficas Las Entendidas en los Cines Babel de València. Adriana y Alexia nos cuentan que el disparador de la película fue una conversación de la directora con sus amigas. Compartiendo anécdotas de adolescencia, se dieron cuenta de la turbiedad de muchas situaciones vividas y, lo peor, que todas habían pasado por ahí en silencio y asumiendo la culpa. Entonces, se despierta una necesidad de cristalizar estas situaciones para sacarlas del estigma, romper con el silencio y agitar un debate aún incipiente acerca del consentimiento.

Tratar la sexualidad adolescente en el cine puede ser una tarea complicada si no se hace desde la sensibilidad y ‘How to Have Sex’ es un trabajo ejemplar en este sentido. Rehúye absolutamente del morbo y de la hiperdramatización. La historia es dramática en tanto que la situación lo es, pero no intenta clavar más hondo el puñal de donde llega por pura empatía.

La veracidad de cada escenario y de cada conversación producen un efecto sinestésico. La primera escena, con las chicas bañándose en la playa al amanecer, hace que se te pegue la arena, que te llegue el olor a salitre y esa brisa fresca que nos pone a castañear en pleno verano. La ilusión de las chicas es contagiosa, incluso nos despierta cierto sentido del ridículo cuando las vemos vocear por los pasillos del hotel.

A los pocos minutos de metraje, aparece un grupo de chicos con los que hacen amistad. Ya en las primeras interacciones relucen las dinámicas no escritas sobre el cortejo, arraigadas profundamente al sistema monógamo. Cada chica se espera que ligue con el correspondiente chico, según una correlación con el estatus social: la graciosa con el gracioso, la líder con el líder… Y, luego, hay una pequeña historia lésbica entre una de las tres amigas y otra chica del otro grupo, que siguen replicando el patrón binario de femme y masc. La película va avanzando entre juegos para beber, estrategias para ligar y situaciones bizarras derivadas de la fiesta. Pero, entre toda la euforia y el éxtasis, brota la violencia.

A pesar de los neones y el glitter, ‘How to Have Sex’ es una película gris. Estamos acostumbrados a ver estas historias de coming of age y la obsesión por la iniciación en el sexo en clave de comedia. A todas nos viene a la mente la saga ‘American Pie’. Pero la realidad es que estas edades están repletas de situaciones traumáticas, y no por ello dejan de haber momentos alegres. Como en la vida misma, todo nos afecta en un sentido acumulativo y las emociones se agolpan; por eso, Manning huye de los posicionamientos binarios.

En el coloquio posterior a la proyección, Las Entendidas subrayaban estas zonas grises. Primero y principalmente, el aspecto del consentimiento. Escuchamos un sí. Vemos cómo él le pregunta a ella y ella afirma, pero claramente el contexto grita que no, que hay demasiada presión sobre esa chica para atreverse a decir que no.

También hay grises entre ellos, en el grupo de chicos: qué haces si tu amigo tiene comportamientos abusivos, pero es tu amigo de la infancia y tienes integrado aquello de bros before hoes y la fraternidad, etc. Y en ellas vemos un grupo heterogéneo que tampoco se amolda a la idea de la sororidad ejemplar, sino que hay traiciones y dinámicas de poder. Me gustaría incidir en la construcción de los personajes masculinos. La directora supera el retrato maquiavélico y también empatizamos con ellos. Señalar los abusos no significa deshumanizar.

‘How to Have Sex’ hace un retrato del comportamiento humano en una edad concreta, en un contexto concreto, regido por dinámicas sexistas. Es una película que remueve los recuerdos más borrosos de nuestra adolescencia. Las escenas de la protagonista disociada en la discoteca me traían de vuelta la soledad más puberal. Qué suerte que crezcamos y que tengamos más herramientas. Esta película hay que verla con alguien o algo cerca para estrujar. Y como se pudo comprobar en el coloquio, no deja indiferente a nadie.