‘Encajar un cautiverio: 63 días que cambiaron nuestra realidad’
Comisarios: Luis Crespo, María José Mora y Julia Valencia
Sala Oberta
Centre Cultural La Nau
Universitat 2, València
Del 6 de octubre de 2020 al 10 de enero de 2021
Decía el cantante John Lennon (The Beatles) que hay dos fuerzas motivadoras básicas: el miedo y el amor. Los 26 creadores reunidos en La Nau de la Universitat de Valéncia, en la exposición ‘Encajar un cautiverio: 63 días que cambiaron nuestra realidad’, han optado por juntar las dos, con el fin de expresar las emociones vividas durante el reciente confinamiento a causa de la pandemia por el coronavirus. El miedo localizado en las cajas negras de 100×70 centímetros, utilizadas como contenedor, y el amor puesto en el interior de cada una de las 26 cajas, a modo de resistencia artística contra el abatimiento sufrido esos días.
Si es cierto aquello de que el temor agudiza los sentidos, mientras que la ansiedad los paraliza, podría decirse que los 26 creadores reunidos en La Nau, bajo el comisariado de Luis Crespo, María José Mora y Julia Valencia, fueron dejando de lado la ansiedad paralizante, profundizando en los sentimientos que el encierro obligado les iba deparando. “A algunos les provocó una explosión de creatividad, mientras a otros les produjo cierto sentimiento baldío, de bloqueo”, señala Julia Valencia, que además de comisaria participa como artista con el video titulado ‘Transmisión’, realizado junto a Miguel Ángel Valencia y Dani Sa-Lo.
De aquel baldío inicial, con el que algunos recibieron el impacto de verse confinados, se pasó al estallido de creatividad que hasta el 10 de enero acoge la Sala Oberta de La Nau. Estallido expresado mediante distintas formas plásticas (pintura, dibujo, videocreación, fotografía, danza, instalación y cerámica), que los 26 creadores transforman en grito liberador, tristeza contenida que sale a la luz, incertidumbre plagada de signos y señales, silencios elocuentes y, sobre todo, mucha carga poética atravesando el conjunto.
“El no poder tocarte y el hecho de haber pasado por el tránsito de verte aislado es lo que quizás ha producido este carácter más poético de la exposición”, apunta Valencia, cuyo video es un claro ejemplo de esa vivencia lírica, ajena a “cierta carga de irritación” como la que dice la propia artista y comisaria haber percibido durante aquellos días. “El tiempo se volvió elástico”, recoge Valencia en el texto que acompaña a la videocreación que rezuma un aire a Bill Viola, quien hablara del paisaje como “un vínculo entre nuestro yo exterior y nuestro yo interior”.
Hablamos de un vínculo que, en el fondo, caracteriza al conjunto expositivo, ya que cada una de las 26 cajas negras encierran ese diálogo entre el exterior y el interior, entre la ciudad vacía de aquellos días y los individuos que trataban de apropiarse de ese silencio rumiando por dentro la contrariedad de una libertad cercenada. “Se trata de intervenir dentro de la caja”, resalta Valencia, para disponer paradójicamente de una “libertad absoluta” a la hora de crear en tan limitado espacio.
De manera que esas cajas negras, al modo de esas otras cajas negras de los aviones, contienen la memoria de los últimos sucesos que, una vez liberados, arrojan luz sobre la pretérita oscuridad. “El arte utilizado para hablar de las emociones propias”, subraya Valencia, por oposición a la comunicación más cerrada de los discursos ideológicos. ‘Transmisión’, el video creado para la ocasión, rezuma “los claroscuros pictóricos” puestos al servicio de otra esa otra comunicación basada más en el gesto poético, que en la proclama altisonante.
“Él me pasa el agua, que es la vida y el conocimiento”, apunta la artista de un video en el que un cuenco con agua pasa de una pantalla a otra, de forma velada y muy sutil, para mostrar la ligazón entre el hombre que lo ofrece y la mujer que lo recibe. “Porque como el agua pura vertida en agua pura permanece inalterable, así se ilumina el rostro que recibe luz del otro”, se apunta en el texto que acompaña a la pieza.
El vínculo entre el interior y el exterior también caracteriza la obra de grafito sobre papel realizada por Daniel Tejero. “Es la ventana de mi casa en Valencia. Tú estás dentro y lo de fuera está ahí. Es una ventana hacia el exterior”, explica el artista, con relación a esa casa ubicada en el ‘Paseo de la Pechina nº 35’, título de la obra, “donde pasé gran parte del encierro tras el confinamiento por la covid-19”. El trazo, por el que Tejero dice sentir atracción, permite reflejar, con un esmerado juego de blancos y negros, esa ventana que da a la calle y que, a modo de barrotes, destila un aire de reclusión a la que nos hemos visto enfrentados los ciudadanos de la sociedad del bienestar.
Carmen Selma utiliza el autorretrato para hacerse cargo del silencio dominante en aquellos 63 días. Silencio apenas interrumpido por aplausos y la sensación de estar protagonizando una película de ciencia ficción. “’Autoportrait et le bois’ lo pinté de noche en mi taller de Normandía”, subraya Selma, quien añade: “El confinamiento nos obligó a ralentizar la velocidad a la que nos hemos malacostumbrado, y nos dimos cuenta de los altos intereses que pagamos para seguir ese ritmo frenético”.
Tamaño frenesí queda transformado, en la exposición ‘Encajar un cautiverio: 63 días que cambiaron nuestra realidad’, en una suerte de caleidoscopio de imágenes mentales que van dando forma onírica a aquel tiempo de clausura forzada.
Paco Ortí, María Cárdenas, Anna Fonollosa, Patricia Varea, Laura Salguero, Rafaela Pareja, Ana Spoon, Carlos Maiques, Jose Plá, Assad Kassad, Radiante, Luis Crespo, Juana Varela e Inés Parcero, Juan Ortí, Sergi Palau y Maria José Llergo, Inma Liñana, Pablo Vindel, Claudia Martínez, coRTarcabezas collages (Toño FM y Raúl Lago), Marea Danza y Corinne Films, Eduardo Almiñana, Toni Tordera, Alejandra de la Torre, y los ya mencionados Valencia, Tejero y Selma, son los 26 creadores encargados de asomarse a esas ventanas por las que se cuela “algo que te conmueve”, señala Valencia. La conmoción de unos días cuyo “conjunto de historias hacen un relato”, concluye Tejero.
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