Las Niñas

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Las Niñas
Vicky G. Luna, Alba Molina y Aurora Power

Hace dos décadas, el trío femenino Las Niñas, que mezclaba el rap con los sonidos del sur (el RnB andalú, la marca de la casa para entendernos, se prepara con una pizca de soul, un poco de samba, otro de reggae y un puñado de música gitana), irrumpió con un primer trabajo, ‘Ojú’, en el que ponían subtítulos al cabreo del momento por las crisis que cuarteaban el planeta entero.

El disco se publicó unos meses después de empezar la invasión de Irak (“el Bush mosqueao y el otro [Sadam Hussein], escondío”) y el pegadizo estribillo de su primer éxito clamaba: “¡No a la guerra!, que la guerra es mu perra”.

También dirigían sus dardos al corralito argentino que congeló 66.000 millones de dólares en el país latinoamericano y calentó los ánimos (“Argentina por los suelos, ojú, allí nadie tiene sueldo, corralito, corralero, menuda crisis en el mundo entero”), el escándalo financiero de Gescartera que dejó pelados a 4.000 ahorradores (“Gescartera, gescartero, porom pom pom, porom pompero”) y hasta a un programa, entonces rompedor, que había empezado poco antes sus emisiones: ‘Operación Triunfo’.

Las letras, retadoras, descaradas y llenas de sexualidad, las catapultaron al éxito y les brindaron el veto de Televisión Española, aunque la cadena se defendió con razones puramente musicales (o eso se le ocurrió decir). Formado por las sevillanas Alba Molina, Vicky G. Luna y Aurora Power, el grupo se disolvió tras el lanzamiento de su segundo trabajo, ‘Savia Negra’.

Veinte años después, han retomado el camino donde lo dejaron, han desempolvado sus éxitos y han vuelto a arrejuntarse para darle vida al proyecto aparcado. Su reaparición se produjo en diciembre en Sevilla y empezarán su gira de reencuentro el próximo 21 de mayo en Tomares, con Rosario y Estrella Morente de artistas invitadas. Su próximo y nuevo sencillo florecerá, como los almendros, en primavera.

Las Niñas, de izda a dcha., Aurora Power, Vicky G. Luna y Alba Molina. Imagen cortesía de Casa Ozama.

En estos 20 años…, ¿dónde estaban Las Niñas?

Vicky Luna: He tenido varios proyectos, el más personal ha sido el que mantengo con mi compañero Ismael Sánchez. También hay algunas formaciones con las que, de vez en cuando, trabajo, y algún espectáculo músico-teatral. Las Niñas es un proyecto del que las tres hemos estado siempre enamoradas; ahora hemos tenido la necesidad de reencontrarnos y eso hemos hecho.

Aurora Power: Estos últimos años he estado en diversos programas de radio, fundamentalmente dedicados a la cultura y a la música. Este último año y medio he producido un programa más personal, titulado ‘Para esos creativos’. Básicamente, se creó como una plataforma para impulsar a grupos emergentes o que tienen menos opciones de que los entrevisten o los reseñen en los medios.

Llegó un momento que me entró la nostalgia por Las Niñas. Yo pinchaba música y me apetecía mucho pinchar a Las Niñas. Entonces, ¿por qué no retomarlo? Tenemos otra visión de las cosas, ha cambiado bastante el mundo… y nosotras también. Las tres teníamos muchas ganas de volver, de cantar nuestras canciones, de vivir una experiencia nueva y ver qué nos iba a deparar.

Alba Molina: Desde que Las Niñas nos separamos, he hecho un montón de cosas. Algunas más personales, otras menos, colaboraciones, varios discos, el homenaje a mi padre y a mi madre… Las Niñas, para mí, siempre ha sido un grupo único y, por supuesto, revelador. Alucinante en todos los sentidos. No veía la razón de por qué no íbamos a volver. Siempre lo he pensado, pero la vida son momentos y viene uno detrás de otro. La gente está haciendo mucha música inspirada en Las Niñas, por qué no lo vamos a decir, y era nuestro momento.

Mejor el original que las imitaciones.

Tampoco digo que sea una copia. Todo el mundo se inspira en algo.

Las Niñas: Vicky G. Luna, Alba Molina y Aurora Power. Imagen cortesía de Casa Ozama.

Vuestra primera aparición se produjo en plena guerra de Irak, en 2003. Volvéis veinte años después con otra guerra a las puertas de Europa. ¿Hay algo parecido a una vocación de cascos azules de la música urbana para llenar panorama de buen rollo o es pura casualidad?

A.M.: Es un rollo que hayamos reaparecido en un momento así, porque nadie lo quiere. Ha sido una casualidad tremenda.

V.L.: Nos sentamos para empezar a impulsar este reencuentro hace un año. Fue justo en marzo de 2021. Lo que pasa es que las cosas van despacio, y más en tiempo de pandemia. Desde el verano pasado llevamos haciendo algunos conciertos, hicimos la presentación en Sevilla en diciembre y tenemos previsto el lanzamiento del nuevo single para primavera. Coincidir con otra guerra es fatídico.

En Twitter vi una publicación, cuando se veía venir la guerra, que decía: “¿Cuándo cantan Las Niñas?”. Se me pusieron los vellitos de punta. “Vaya putada”, pensé. No pensábamos que a estas alturas del siglo XXI pudiéramos seguir encontrándonos con conflictos así. Si de alguna manera podemos transmitir ese buen espíritu, ese positivismo, aquí estamos para hacerlo.

Las Niñas, Aurora Power, Vicky G. Rubio y Alba Molina. Imagen cortesía de Casa Ozama.

Hace dos décadas, en España no se había oído hablar aún del #MeToo, las turbas acechaban como mucho en la calle, no en los móviles, el feminismo no crujía por dentro y tampoco sabíamos de algoritmos que aislaran en cámaras de eco herméticas, impenetrables, pero algunos de esos temas ya aparecían en las letras de vuestras canciones.

A.P.: Somos hijas de unas madres que, afortunadamente, empezaron a vivir ciertos sueños de libertad, de independencia como personas. Eso, de alguna manera, lo notas: un pensamiento autónomo, pacifista, han sido madres que miran a sus hijos por encima de cualquier bandera. Esas mujeres debían hablar y nosotras, como hijas, también.

Por eso, teníamos que mantener un mensaje coherente. Nuestras tres madres fueron revoluciones culturales de la época. Solo somos una parte de la historia de las mujeres que vieron que en este país había que hablar, que la mujer tenía palabra y su papel era fundamental en todos los órdenes.

¿Qué va a reconocer el seguidor de Las Niñas de hace veinte años, el de toda la vida, y qué puede descubrir el que llega a vosotras de nuevas?

V.L.: Como cualquier ser vivo, nosotras también hemos madurado, hemos crecido.

A.P.: Ya nos ves, estamos las tres fantásticas, guapísimas. Alguno puede que piense: “¿Por estas mujeres no pasa el tiempo, o qué?”.

V.L.: Cuando hemos arrancado, lo primero que hemos hecho es rescatar las canciones de nuestros dos discos. De hecho, el segundo no llegó a tener todo el rodaje que hubiese sido posible. Aún se sorprenden con algunos de los temas. Los primeros directos los hemos hecho acompañadas de la guitarra de Juan Cortés, volviendo a la esencia de los primeros compases del grupo, cuando tocábamos en los bares, a guitarra y voces.

La verdad es que es muy bonito mostrar nuestras armonías vocales, que es uno de nuestros sellos. No somos una girl band, un producto, sino algo que surgió de manera natural. Esa esencia no puede cambiar. Con las nuevas canciones seguiremos esta misma línea, con los mismos temas, a expresar lo que nos mueve, lo que sentimos. No solo como una reivindicación, sino de temas más universales. Todo eso lo haremos manteniendo nuestro acento andaluz.

De izda a dcha., Aurora Power, Vicky G. Luna y Alba Molina, Las Niñas. Imagen cortesía de Casa Ozama.

En todos estos años, las referencias, las inquietudes… ¿han cambiado?

V.L.: A parte del RnB que nos caracteriza, hay pinceladas flamencas y siempre vamos a tener detalles de las músicas que a cada una nos han hecho crecer y evolucionar. No es que hayan cambiado, sino que se han ampliado: jazz, neosoul, músicas del mundo, como la bossanova o música africana. Ya estaba antes y lo seguirá estando.

Hablabais de un primer single para primavera.

V.L.: Es un tema de Fran Cortés del que no se puede desvelar mucho, pero tendrá mucho toque flamenco y tintes RnB coloreados por nuestras voces.

¿Cómo es el proceso composición en Las Niñas? ¿Cómo llegáis a dar con ese equilibrio entre la música más gitana, más latina, más urbana, más rockera?

A.M.: Ahora mismo acabamos de empezar otra vez, como quien dice. Aurora tiene muchas ideas, Vicky escribe para mi gusto muy bien. Yo me dejo llevar un poco. Al final, redondeamos los temas. Si una tiene un acento y otra tiene otro sabor, quizás la mezcla es lo que resulta más interesante y en definitiva, eso es Las Niñas.

Ahora mismo tenemos gente que nos ayuda con los arreglos, como Fran Cortés o Jesús Chaves. Nos ayudan amigos, compañeros a los que queremos y en los que confiamos. Las ideas a veces surgen por casualidad, de un comentario; otras veces se las sacamos a la vida, a lo que nos gusta. No existe un guion por ahora.

Las Niñas. Imagen cortesía de Casa Ozama.

Las Niñas tomó prestado su nombre de Andreas Lutz, la voz de O’Funk’illo, que se refería así a Vicky y a Aurora cuando eran las coristas de la banda de funk mestizo. Sorprende la absoluta paz que reina en Las Niñas comparado con las batallas campales que se contaban entre Andreas y el bajista Pepe Bao, que llegaron al punto de pedir no verse en los conciertos hasta pisar el escenario.

A.M.: No tenemos nada que ver con eso.

Del ambiente viciado y la lucha de egos gigantes algo os llegaría…

A.M.: Yo no me meto en las cosas de nadie. Lo que recuerdo de O’Funk’illo es que era un grupo increíble con mucha personalidad y un sello inconfundible. Esa sensación es la que se nos ha quedado a cada una. De lo demás, hay poco que hablar, solo cosas buenas; raras, no.

No era la pregunta una invitación al despelleje.

A.M.: Claro, claro, por eso. Bastante despellejá está la vida como para tener que hablar de Pepe o de quien sea. Que les vaya bien, que es lo que nos hace falta a todos, y buen rollo.

V.L.: Lo guay de aquella época es que Aurora y yo éramos coristas de la banda y a Alba le encantaba el trabajo que hacíamos. Eso fue lo que la llevó a querer montar un grupo con nosotras. Y a partir de ahí empiezan Las Niñas, que ya son independientes de todo lo demás.