No sé qué pasa que lo veo todo negro, de Pablo Bellot
Casa Bardín
C / San Fernando, 44. Alicante
Hasta el 30 de junio
Actividades
27 de mayo: visita guiada
10 de junio: encuentro con el artista y la comisaria de la muestra
17 de junio: visita guiada
El Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, junto el programa Arte en la Casa Bardín, iniciativa que pretende conocer y acercar las artes visuales los martes en la ciudad de Alicante, presentan la obra de Pablo Bellot (Alicante, 1976), una exposición individual que reúne su serie de tránsito entre el Mini yo y los nuevos proyectos titulada ‘No sé que pasa que lo veo todo negro’, un estudio sobre la mancha negra, sus percepciones y sus descomposiciones que nos transportan a un mundo de reminiscencias barrocas y goyescas, donde lo gore es perceptible a través de unas manos y de unos ojos camuflados por la violencia gráfica de la escena.
El mundo mínimal de Pablo Bellot, mucho más minimalista que sus Mini-yo anteriores, se reduce a la expresión única del negro, color que representa lo antivisual (1). Pero no por ello este color deja de ser un color expresivo, porque gracias a lo que intuimos frente a las imágenes, vislumbramos un mundo que nos sitúa en un espacio determinado y ante una acción concreta que permite la posibilidad de reconocer un cuerpo.
La negación nihilista, la cual reside en la base de su trabajo, nos adentra en un itinerario cuya línea de la vida es el vehículo expresivo a través del cual se representa el caos y con ello la complejidad, una línea de la vida que por otra parte alberga sus seres deformes insertos en una crisis global, negra, al igual que nuestro futuro.
Estas formas oscuras, por otra parte, nos acercan al concepto freudiano de lo siniestro como experiencia abrumadora de lo desproporcionado. Generan atracción y repulsión, a la vez que miedo y familiaridad, comodidad e incomodidad, porque lo monstruoso, como apunta Pablo Bellot, también es real, también nos es familiar, y por ello nos perturba y nos angustia.
Sus manchas negras son historias que se están narrando dentro de un contexto complejo, pero no por ello dejando de ser chistoso, pues su guiño al metalenguaje yeyé de los años sesenta desdramatiza la realidad llena de violencias y de injusticias.
De ahí su objetivo de rodear con una línea negra el interior del espacio que sus trabajos habitan en la casa de arte Bardín, los cuales, a pesar de estar colocados en un orden cronológico, nos invitan a una reflexión dentro de una obra en la que el título ha desaparecido para dar paso sólo a las manchas numeradas, generando de esta manera un estudio más racional, donde la continuidad negra genere un proceso de creación pseudoanárquico cuyo resultado desemboque en un proyecto vivo y mutante.
(1) Hernández-Navarro, Miguel Á: “El arte contemporáneo entre la experiencia, lo antivisual y lo siniestro”, Observaciones filosóficas, nº 3, 2006 http://www.observacionesfilosoficas.net/elartecontemporaneo.html 16-4-2014
Irene Ballester Buigues
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