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Presentación de la segunda edición del catálogo artístico ‘Desobediencia’
Artista: Natuka Honrubia
Comisario: Pablo Vindel
Galería de arte contemporáneo The Liminal
Plaza de Vannes 3, Valencia
Hasta el 1 de julio de 2022
La galería de arte contemporáneo The Liminal presentó el pasado 22 de junio la segunda edición del catálogo artístico que engloba las obras de la exposición ‘Desobediencia’. En ella, la artista Natuka Honrubia –conocida por aclamar la rebeldía y la protesta en el arte y en la vida, en todos los sentidos–, junto al galerista Pablo Vindel y la coordinadora Carme Mariscal, expusieron el contenido y el significado simbólico del mismo en consonancia a las obras de la artista.
The Liminal es un espacio que, como designio inquebrantable, visibiliza contundentemente a mujeres artistas que se salen de la norma para hacer del arte una poderosa herramienta para subsanar injusticias, más allá del valor estético y formal que rompen las barreras en cuanto a convencionalismos artísticos se refiere.
Para materializar el catálogo, han colaborado diversas empresas y profesionales, destacando a la imprenta valenciana La Icreativa y al fotógrafo David Zarzoso, entre otros. En este sentido, el texto que acompaña al catálogo -titulado de igual manera que la exposición, ‘Desobediencia’-, es un poema escrito por Terri Witek. Se trata de una analogía entre la poesía visual y la poesía experimental contemporánea, introduciendo a ultranza diversas fórmulas matemáticas y una sonoridad más palpable en el texto original en inglés.
El poema va acompañado, además, de una clave de lectura que se deja completamente abierta a la interpretación del público. “Cero es ojo, igual es aguja atravesando el tejido en ambos sentidos, el signo de interrogación es algo que solo se nombra, no lo vemos. La tilde es torsión de las líneas a medida que se encuentran, alcanzándose unas a otras. El guión es una puntada”, es uno de los retazos que se presentan en dicha leyenda.
Asimismo, hay que tener en cuenta que, aparte de desplegar dos pruebas de la artista, el catálogo toma como principio ineludible tres cuestiones fundamentales: la idea de transformación, la idea de lo lúdico y la idea de la duplicidad, todos ellas aludiendo a la obra de Natuka puesto que cada pliego se concibe simbólicamente como las obras de la misma.
Son obras heterogéneas con su propia idiosincrasia y se ejecutan bajo la idea del collage, que no es más que otro reflejo que insinúa el proceso creativo de Natuka, ya que ella aborda sus obras como si se tratasen de unos pliegos que va añadiendo con el paso del tiempo, no de una única sentada.
Es decir, a la hora de desarrollar una pieza, por un lado, ejecuta varias de ellas al mismo tiempo estableciendo un diálogo a través de sus materiales y, por otro lado, los objetos fusionados finalmente crean un nuevo ser – o un personaje que acompaña las horas de soledad de la artista-. La agresividad del gesto de algunas de sus obras comenzadas en el pasado, le hacía muy difícil volver a conectar con ellas de la misma manera en el futuro porque su obra, entonces, cobraba otro sentido que no entroncaba con su inspiración de origen.
También, en el mismo catálogo se ha trabajado con la idea del espejo que, en suma, hace referencia al concepto de la duplicidad anteriormente mencionado, pues, en palabras de Pablo Vindel, “se trata de un espejo donde uno se mira pero, al mismo tiempo, su mirada es devuelta a través de la mirilla.”
Finalmente, en el último pliego del catálogo -con su propia idiosincrasia-, se recuperan una serie de mensajes invocados en algunas de las piezas de Natuka, especialmente en ‘Twister’ (2010-2019) y en ‘Aposta, ¡A su salud!’ (2005-2018). En ellas, lemas como ‘Qué guapa que soy, qué tipo que tengo’ o ‘Bonita del norte’ son algunos ejemplos que tienen como objetivo realzar la autoestima de la artista y sacar una sonrisa al espectador.
Entre las doce obras expuestas en The Liminal correspondientes a los últimos 25 años de la trayectoria de la artista, a través de dibujos y esculturas de pequeño y gran formato, y dejando asentado que la inspiración que se plasma en todas ellas se ajusta a la música de Johnny Cash, Leonard Cohen y The Cranberries, podemos destacar ‘La mujer fea con todas las reglas cumplidas’ (2010-2021).
El título se basa en una campaña que realizó la marca de compresas Evax en 1974 cuyo eslogan declaraba a la mujer con todas las reglas cumplidas. “¿Porque no hacer de la mujer fea una protagonista?, en estos últimos años soy muy consciente de que lo que hago en mi obra es porque quiero y porque me da la gana, y es una razón lo suficientemente válida para crear”. Así define su esencia Natuka Honrubia.
Así pues, su repertorio artístico, en cualquiera de sus manifestaciones -ya sea pictórico, escultórico o textil-, ha sido de gran utilidad para embelesar, estimular y apaciguar las dolencias del espíritu que materializan la personalidad de los seres humanos. Más allá de trascender en el marco artístico y profesional, sus obras también son un arma para librar batallas cotidianas puesto que ayudan a Honrubia a despojarse de las inseguridades y obsesiones que entorpecen y nublan su estabilidad psicológica.
Bajo este paradigma, piezas como ‘Je t’aime beaucoup mon amour’ (2013-2021) que, en avenencia con una lectura autobiográfica, se representa a un muñeco atravesado de pies a cabeza por un al alfiler descomunal aludiendo a la infantil personalidad de la artista y a sus compulsivos pensamientos intrusivos de autolesionarse clavándose un alfiler en los ojos. “Proyectar en mi obra ese pensamiento y la molestia que me ocasiona me ayuda a liberarme de él”, asevera la artista centrándose en su salud mental y dejando de lado la mera materialidad y estética de las obras.
Si en algo Natuka Honrubia ha manifestado con creces su capacidad transformadora es, esencialmente, por establecer un equilibrio en su caótico y escatológico mundo. Concretamente, en ‘The most inner thought’ (2015-2016) se forja la idea del ouroboros, en el que uno se va comiendo así mismo.
La artista, en este sentido, puede plasmar libremente cualquier temática porque según dictamina “Quiero ser una niña mala que no tiene mala conciencia porque el placer es disfrutar de la libertad de querer hacer lo que me viene en gana siendo feliz. Por eso, ‘Desobediencia’ es un reflejo de mí misma, soy una persona que no ha cumplido muchas de las nomas con las que se me han educado.”
En general, nos ofrece una única mirada estipulada por el imaginario de la artista denunciando injusticias y reivindicando conquistas o superaciones personales, pero con la singularidad de brindar la suficiente autonomía al espectador de fundamentar libremente su interpretación. No desmantela el significado de sus obras porque, según testimonia, «mi lenguaje es mi obra y a través de ella me libero. Mi historia es un secreto y la gente debe de encontrar en ella lo que quiera. Solo pretendo invitar a mirar, que mis obras sonrían y que la gente les devuelva esa sonrisa”.
Y es que la magnitud que poseen sus piezas para enaltecer ideas disidentes de un modo que conmueva al observador, hace del arte un instrumento de persuasión y comunicación muy vigoroso. En muchas de sus obras, conjuntamente, aplica la conceptualidad del ready-made al utilizar el objeto encontrado y convertirlo en uno lúdico haciendo dialogar sus materiales, y esto es uno de los motivos que permite a la propia artista y al ser humano elevarse por encima de sus propios límites y posibilidades.
Su obra, nos arropa y nos redime ante un súmmum de emociones vibrantes que Honrubia consigue extasiar con el objetivo de presentarnos su universo, con sus propias luces y sombras, dentro de un terreno lúdico y trasgresor cuyos inquietantes personajes configuran los traumas y la singular personalidad de la artista. La sangre derramada de las heridas provocadas por los golpes que ha recibido a lo largo de su vida, se ha convertido en la pintura que empapa el pincel de la misma, siempre leal a sus propias leyes.
Junto a la pretensión de advertir una lógica del sinsentido, otra de las razones que glorifican de sublime la labor de Natuka Honrubia es la imposibilidad de copiar y reproducir las obras del mismo modo al original. En todas ellas, se atisban composiciones inusuales e indomablemente insólitas dentro de una dialéctica que impulsa al espectador a plantearse una nueva manera de concebir el mundo sensible.
A través de esta propuesta, es innegable que la artista apueste por la novedad y relegue en segundo plano los métodos tradicionales de la pintura al óleo. Todo ello, mediante una obra transgresora con colores estridentes que impregnan todo el espacio, capaz de subvertir lo establecido, de retornar a lo primitivo pero, a la vez, materializada con un renovado lenguaje propio de las Vanguardias más próximas.
En esencia, Natuka Honrubia no es una sumisa, rechaza toda reverencia ante los aspectos formales y convencionales acostumbrados a ver. Ella tiene de especial lo que de magnánimo recrea en su imaginario y en su propio cosmos, solo comprendido bajo sus ojos. Un mundo que nos punza como diría Roland Barthes, que nos estremece entre una vorágine de emociones, descomponiendo las formas para volverlas a componer y nos abre las puertas a un compendio de variables que, recogidas en un único lenguaje, pueden ofrecernos un mensaje muy revelador.
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