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‘La edad dichosa. La infancia en la pintura de Sorolla’
Comisariado: Sonia Martínez y Covadonga Pitarch, con la colaboración de Blanca Pons-Sorolla
Producción: Fundación Bancaja con la colaboración del Museo Sorolla y la Fundación Museo Sorolla
Fundación Bancaja
Plaza Tetuán 23, València
Del 15 de julio al 13 de noviembre de 2022
Joaquín Sorolla (1863-1923) se quedó huérfano con apenas dos años de edad. Y eso marca. Tanto es así que la infancia aparece a lo largo de su obra mediante retratos y escenas de niños posando o en plena actividad lúdico festiva, estudiando e incluso trabajando, según los casos; también en actitud enfermiza, sin descartar la muerte. De manera que ‘La edad dichosa’, a la que alude el título de la exposición que acoge la Fundación Bancaja, referida a la infancia como periodo de felicidad está llena de matices en la pintura de Sorolla.
Si, como dice la poeta Louise Glück, miramos el mundo una sola vez, en la infancia, mientras que el resto es memoria, la de Sorolla diríase embargada por aquella orfandad que luego ha ido restañando a través de su pintura. Una pintura en la que se ha profundizado en su “parte lumínica”, cuando su producción tiene un “carácter poliédrico”, señaló Enrique Varela, director del Museo Sorolla. Carácter que abarca, por tanto, la dicha de una infancia feliz repleta de claroscuros.
“’La edad dichosa’ toma el nombre de una publicación de la época, una revista infantil dedicada a los niños pudientes, así como al concepto general que se tiene de la infancia como feliz, aunque también tiene su cara B, que Sorolla muestra desde la observación. No hizo crítica social, sino enseñar de forma didáctica y realista su arte”, explicó Covadonga Pitarch, comisariada de la exposición junto a Sonia Martínez.
Rafael Alcón, presidente de la Fundación Bancaja también se refirió a las “infancias diversas” que reflejan las 86 obras de una muestra que reúne 35 piezas inéditas, expuestas por primera vez en València y cinco de ellas para el público en general. “Es un tema más inédito del que pensábamos”, subrayó Pitarch, resaltando las “diferentes facetas de la infancia” expuesta en el centro cultural.
La familia; el mundo de los niños; las faenas infantiles; los juegos derivados de la alegría del agua o esa otra infancia, menos burguesa y acomodada, y más humilde -ofreciendo aspectos más tristes y ásperos-, atraviesan el conjunto expositivo. A esto último se refirió Sonia Martínez: “Esa otra infancia es el reverso de los niños que no pueden disfrutar tanto del juego, porque tienen que trabajar. También niños enfermos, sin esquivar tampoco la muerte”.
En ‘La gata sobre el tejado de zinc’, de Tennessee Williams -que Richard Brooks llevó al cine en 1958-, hay un momento en el que Brick (Paul Newman) discute con su padre (Burl Ives) acerca de la infancia desdichada de éste, quien empieza despreciando a su propio padre por carecer de recursos materiales y termina, entre lágrimas, reconociendo el cariño que sintió junto a aquel “pobre hombre”, algo que, precisamente, le recrimina ahora Brick a su padre: la falta de amor por culpa del tiempo dedicado a amasar una gran fortuna.
La “otra infancia” de Sorolla aparece representada del lado del trabajo infantil, por parte de unos niños que han de ayudar en casa para sobrevivir. Sin embargo, las escenas poseen una vitalidad que, por contraste, a veces falta en las representaciones infantiles de los más pudientes. De manera que las infancias diversas, mencionadas por Alcón, tienen más que ver con las formas de representarlas, que con los aspectos sociales; con la pintura que dignifica e iguala las diferencias de clase, que con el punto de vista derivado de una mirada más sociológica.
“A la hora de representar a los más pequeños, el artista valenciano se caracterizó por evitar en todo momento escenas melodramáticas, incluso en los momentos más duros”, señalan las comisarias en el catálogo que acompaña a la exposición. De forma que ‘La edad dichosa’ atraviesa por igual infancias tan diversas como las recogidas en los diferentes apartados de la muestra, para establecer matices allí donde cierta desdicha emerge por culpa de la enfermedad y la muerte.
Y puestos a igualar infancias, por dispares que sean en lo social, el agua del mar adquiere especial protagonismo. “Estos pequeños que disfrutan en la orilla del Mediterráneo, corren en la playa, descansan en la arena o trepan por las rocas, representan la vuelta a la arcadia perdida, y celebran los años efímeros de la infancia, un tiempo que nunca volverá. Ellos serán considerados por Sorolla como ‘la alegría del agua’”, dirán las comisarias.
Si la única patria que tiene el hombre es su infancia (Rainer María Rilke) y la de Sorolla se halla marcada por la temprana desaparición de sus padres -debida a una epidemia de cólera-, lógico es pensar en su pintura como el territorio sembrado de niños del que ‘La edad dichosa’ se hace eco. Un territorio que la Fundación Bancaja vuelve a explorar como parte del relato que sobre Sorolla viene manteniendo desde hace 15 años, cuando en 2007 acogiera las obras realizadas por encargo de la Hispanic Society.
“Aquella exposición marcó un punto de inflexión en el conocimiento de la obra de Sorolla”, aseguró Alcón, al tiempo que subrayaba las 20 exposiciones monográficas que sobre el artista valenciano ha acogido, desde entonces, el centro cultural. Una veintena de exposiciones que el presidente de la Fundación Bancaja no dudó en calificar como otros tantos “hitos”. A su infancia inédita -visto lo visto- le seguirán otros, dado que 2023 ha sido declarado Año Sorolla.
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