#MAKMAArte
‘Rel. Art Contemporani de la Diputació de Castelló I’
Art al Quadrat, Julián Barón, Amparo Dols, Lucía Moya, Ester Pegueroles, Carlos Pesudo, Gema Quiles, Paco Rangel, Joan Valle y Ana Vernia
Comisariado: Aïda Antonino Queralt
ECO Les Aules. Espai Cultural Obert
Plaza de Les Aules 1, Castellón
Hasta el 24 de septiembre de 2022
Existe una corriente historiográfica que extrapola los fenómenos locales, los analiza y disecciona, para tratar de entender qué ocurre con la historia en general. Esta rama se conoce como microhistoria y, a raíz de su especificidad, se cuestiona, en muchas ocasiones, si los casos locales o particulares se estudian por ser ejemplo de una fundamentación universal o por resaltar una no objetiva representatividad.
En cualquier caso, queda patente que focalizarnos en lo local, atendiendo a la amplitud que puede desarrollar este término, resulta, la mayoría de veces, ejemplificador. Quizá, a veces nos suponga cierta desorientación acercarnos a las colecciones públicas, pero, en este caso, ‘Rel’ no solo nos presenta el trabajo de creadores del territorio, sino que nos introduce, centrándose en las obras, en temáticas más amplias y en las similitudes y características que el propio territorio otorga a la indivisible unión artista-obra. Una microhistoria útil de la práctica artística castellonense.
Como punto de inicio, ‘Rel’ (derivación de arrel, ‘raíz’ en valenciano) sirve para radiografiar parte de la creación artística asociada a la provincia de Castellón. Con una mirada puesta en futuras adquisiciones –ya bastante adelantadas según palabras de Ruth Sanz Monroig, diputada delegada de Cultura de la Diputación de Castellón–, ‘Rel’ engloba diez obras representativas de artistas castellonenses.
A través de una convocatoria pública se seleccionaron la compra de estas obras, que incluyen tanto artistas más consolidados como otros emergentes. Iniciados los trámites en 2021, se trata de un nuevo impulso que tiene un doble objetivo: por un lado, actualizar los fondos de la institución y, por otro, ayudar al sector cultural, aún más en concreto el de las artes visuales, que, tras un periodo de paralización por la situación de pandemia, necesita ahora nuevas iniciativas para su activación. Las obras forman ya parte del patrimonio artístico de la Diputación de Castellón y, tras la exposición en el céntrico espacio ECO Les Aules, serán depositadas para su salvaguarda en las instalaciones del Museo de Bellas Artes.
En esta muestra, según palabras de la comisaria Aïda Antonino Queralt, “el criterio aglutinador ha sido la validez de los y de las las artistas como agentes generadores de discursos de lo más sugestivos a la hora de incentivar el pensamiento crítico, establecer diálogos y agitar conciencias”. Se presenta, así, una exposición de la producción artística castellonense, una manera de poner el foco en una parte del territorio, pero que nos sirve para enlazar las incertidumbres de la escena artística, así como las nuevas tendencias estéticas.
En este sentido, Art al Quadrat y Julián Barón nos hablan de la memoria, la historia y los vestigios actuales que se recuperan del pasado más reciente, ese que tratamos de curar, pero no olvidar.
Julián Barón nos trae un proyecto ilustrador en el sentido pedagógico y estético. Podemos observar una de las grandes composiciones que forman parte de su proyecto ‘El Laberinto Mágico’.
Tomando como inspiración la novela del mismo título de Max Aub, Barón nos muestra un realismo sobre episodios bélicos de la Guerra Civil. Partiendo de métodos cinematográficos, yuxtapone imágenes (de manera literal) para lograr la presencialidad del pasado en una sola composición.
En cambio, las hermanas de Art al Quadrat analizan el pasado desde una perspectiva social donde su propia condición –artistas, gemelas, mujeres, madres– es ineludible a la hora de producir. Así, presenta una urna que recoge la acción de raparse el pelo, en homenaje a aquellas mujeres humilladas durante el franquismo. Una mirada social y focalizada que hace de la investigación una cuestión imprescindible y ligada a la estética.
A la entrada, Gema Quiles, con su ‘Gabinete de curiosidades’, plantea una instalación cerámica que entronca con la tradición en dos sentidos: en la propia materia y por recrear una especie de gabinete de las maravillas del pasado. El montaje alude a la repetición, acumulando rostros, pies o manos, con el objetivo de generar un discurso sobre la identidad y la estratificación social.
Justo enfrente, destaca el gran lienzo de Ana Vernia, ‘La hora de los buzos’, perteneciente a una serie de paisajes cuyo hilo conductor es la incomunicación. Sus personajes surrealistas tratan de recitar algo que se nos escapa y que se adentra en la contemplación de nuestro paisaje interior imaginado.
A su lado, la escultura de Joan Valle, ‘Esgramadora’, nos enraiza con el territorio y rememora el acto del agricultor, ese retorno a la madera y a la forma monumental. Amparo Dols, artista que cuenta con una larga trayectoria, nos introduce en el minimalismo geométrico que caracteriza su producción. La madera, aquí, se escoge con el objetivo de realzar la pintura y no con el objetivo social de Joan Valle. La pintura de Dols nos induce a fijarnos en los sutiles volúmenes, las resistencias ásperas y, en general, a la exploración que tiene al propio tiempo como eje central.
Paco Rangel y Lucía Moya trabajan la gráfica desde una perspectiva diferente. Rangel, como uno de los pioneros en España del copy-art, presenta una muestra de su serie ‘Bad signal’. La imagen distorsionada alude a una sensación de tratar de prestar atención a un mensaje que nunca llega. De nuevo, la incomunicación aparece, pero esta vez asociada a los nuevos medios, las imágenes generadas por azar y a la potencia de los procedimientos gráficos.
Para Moya, en cambio, el arte gráfico se concibe desde la toma de conciencia del propio gesto. En este caso, podemos ver el resultado final de xilografía que, poniendo el foco sobre la monocromía conjugada a través de la texturización de las tintas, consigue atrapar al espectador en esos códigos propios de la expresión más pura.
Cerca, en situación y contenido, podemos ver ‘A la fila 7’, de Ester Pegueroles, que también trabaja con esa posición favorable de retener al espectador. En su trabajo suele usar la fotografía para mostrarnos paisajes que hablen de memoria de una forma sutil. En ‘A la fila 7’ el lugar seleccionado es el Teatro de Castellón, que, iluminado premeditadamente, coloca un punto de atención sobre el visitante, subiendo la silla a la función, al escenario, y traspasando esa cuarta pared también presente en las artes visuales.
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Hacia el final, la obra de Carlos Pesudo nos despide con su gran tamaño que curiosamente se centra en el detalle. El simbolismo que encierra ‘Margarita de Austria’ –título de la obra que ya anticipa temática e iconografía– nos presenta una figura ecuestre de manera que su creación contrasta con la que normalmente existe en nuestro imaginario. El objetivo es eliminar la idealización y hacer que nos enfrentemos al consumismo desbocado que caracteriza nuestros deseos.
Así, ‘Rel’ nos solo muestra “el latido creativo castellonense”, sino que fundamenta y justifica la necesidad de la colección pública, y realza el valor de lo local y su universalidad al enriquecer el patrimonio más vigente.
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