‘El Misántropo’, de Menandro
Dirección: Carol López
Adaptación: Carol López y Xus de la Cruz
Intérpretes: Beatriz Carvajal, Jesús Castejón, María Ordóñez, Alejandro Pau , Ángel Ruiz y Carlos Troya
Festival Sagunt a Escena
18 de agosto de 2022, 22.30 horas
Casi todo el mundo tiene un pariente, un vecino o un compañero de trabajo que puede tildarse de misántropo. Personas calladas e introvertidas, que rehúyen las relaciones sociales manteniendo una actitud que oscila entre la indiferencia y la franca hostilidad. Seres ariscos, huraños, cascarrabias. Un arquetipo presente en todos los lugares y en todas las épocas que inspira rechazo, pena e incluso risa, pero que de una forma u otra se extiende al conjunto del género humano, pues en ciertos momentos de la vida todos podemos caer en la misantropía.
Hace la friolera de 2.339 años, el 317 a.C., el primer misántropo con nombre propio, Cnemón, subió a escena, siendo el protagonista de una comedia del dramaturgo griego Menandro ganador del primer premio del festival de Leneas. Este verano ‘El Misántropo’ clásico revive en una versión feminista en la adaptación de Xus de la Cruz y Carol López, dirigida por esta última, que se estrenó en el Festival de Mérida y llega el jueves a Sagunt a Escena. Un impresionante arco temporal, más de dos milenios, acredita la persistencia de una civilización que a veces nos parece abocada al ocaso.
Los veteranos Beatriz Carvajal y Jesús Castejón encabezan el reparto de esta producción de LaZona, en la que intervienen también: María Ordóñez, Alejandro Pau, Ángel Ruiz y Carlos Troya. «En esta función soy Mirrina, la dueña de un hotel rural que amenaza el aislamiento de Cnemón y que hace de Pepito Grillo que ayuda a los otros personajes a encontrar su camino», dice Carvajal, que estuvo en el Teatro Romano hace 28 años con ‘Los bosques de Nyx’ bajo la dirección de Miguel Bosé. «Actuar en un teatro que ha visto pasar miles de años, como los de Mérida y Sagunto supone una emoción muy grande. Yo la he experimentado y veo cómo a los más jóvenes les pasa igual».
Con una carrera de 57 años combinando el teatro y la televisión más alguna incursión en el cine, Carvajal está habituada a trabajar con intérpretes de todas las edades.«Subo al escenario a aprender de todos y de todo, y los jóvenes te transmiten muchas cosas, sobre todo entusiasmo e ilusión».
A los 73 años, una de las actrices españolas más veteranas en activo, ella no ha perdido esa magia. «Cuando empiezas en esta profesión, te planteas ganarte un hueco y hacer de ella tu sustento y forma de vida. Luego, la vida sigue, y yo también sigo. Mientras las piernas y la cabeza no me fallen, aquí estaré».
Aunque su imagen más popular es de cómica, y reconoce que tiene facilidad para la comedia, uno de los premios más importantes que ha recibido, el Fotogramas de Plata, fue por su interpretación de ‘Misery’, un papel dramático. «Un buen cómico puede ser también un buen actor dramático», afirma. «A la inversa es más difícil».
Carvajal atribuye su persistencia en la interpretación a múltiples factores; a su carácter y sentido del humor, pero sobre todo el inmenso amor que siente por su profesión. También ayuda estar rodeado de seres queridos infectados por el veneno del teatro, como su hija Montse Plá, con la que tuvo el inmenso placer de trabajar en ‘Los diablillos rojos’, y su yerno, Víctor Clavijo, dotado de una magnifica voz por la que es muy solicitado para realizar audiolibros y otros proyectos.
En noviembre volverá a Valencia, al Teatro Olympia con ‘Otra vida’ y seguirá grabando para televisión la tercera entrega de ‘La Casa Monte Perdido’, titulada ‘Casa Guadiana’, en la que interpreta un personaje «fantasmagórico que es también un poco Pepito Grillo», concluye esta dama incombustible.
A la hora de abordar un texto milenario como el de Menandro, representado en múltiples versiones, Carol López lo hizo con muchísimo respeto pero también con osadía para lograr algo plenamente contemporáneo. «Fue Menandro quien de alguna manera me dio la clave para realizar la adaptación», apunta López. «En la obra, que es una historia de amor, aparece una joven, la hija del Misántropo, a quien llaman Muchacha, que es la única que no tiene nombre propio y que se rebela contra eso reivindiándose a sí misma. La Muchacha viene a ser paradigma de tantas mujeres sin nombre propio identificadas como madres, hijas o esposas de fulano o mengano».
El choque entre el mundo aislado y rural del Misántropo y los pijos urbanitas del hotel ecológico, que se aproximan a la naturaleza con una serie de ridículos prejuicios, es otro elemento que aporta actualidad al relato e imprime comicidad a muchas situaciones. Un contraste que recuerda el núcleo de la novela de Santiago Lorenzo, ‘Los Asquerosos’, llevada también a las tablas. Rompiendo la cuarta pared con alusiones a la vida de las mujeres en la Antigüedad, ‘El Misántropo’ es una refrescante lluvia de humor que durante hora y media hace bailar en escena a seis personajes inmunes al paso del tiempo, incluido el dios Pan elegantemente vestido con una levita blanca.
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