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‘La novelista y su película’, de Hong Sang-soo
Reparto: Kim Min-he, Lee Hye-young, Seo Young-hwa, Park Mi-so, Kwon Hae-hyo, Ki Joo-bong, Cho Yun-hee
92′, Corea del Sur | Jeonwonsa Film, 2022
Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín en 2022
Estreno 28 de diciembre de 2022
El reto de la hoja en blanco. Ese folio impoluto que nos mira con expresión desafiante –apoyado en la mesa con un bolígrafo a un lado–, y que a cada segundo que pasa vacío parece reírse de nosotros. Esa sensación que nos invade y nos frustra a partes iguales.
Toda persona se ha sentido bloqueada alguna vez en su vida. Con ‘La novelista y su película’ (2022), el prolífico director surcoreano Hong Sang-soo (Seúl, 1960) nos muestra –en su vigésimo séptimo largometraje– cómo incluso una novelista de éxito puede llegar a encontrarse vacía de ideas y, por tanto, pensando que ya no tiene nada más que decir. O también: que ya no atesora nada en su interior con lo que aportar algo al mundo que la rodea.
Pero el personaje interpretado por la actriz Lee Hye-young no se queda parado, esperando el fin de sus días compadeciéndose y recordando épocas anteriores. Se va en busca de sus orígenes. Y ahí es donde la vemos por primera vez: sentada en el exterior de una librería de segunda mano que regenta una antigua escritora amiga suya. Y ahí es donde empieza todo.
Con esta película, Hong Sang-soo nos enseña cómo el perseguir un pequeño sueño puede ser el cambio que una persona necesita para seguir adelante, como si una chispa nueva volviera a prender en la mecha de una vida aún sin terminar.
En esta ocasión, el director de ‘Delante de ti’ nos deleita con una fotografía en blanco y negro, donde algunos fondos están escondidos tras un muro blanco que nos impide ver el resto. Un planteamiento escéncio que enfatiza lo importante y procura que la mirada del espectador grative en torno a los personajes, que son el centro de la escena –ellos y las conversaciones que mantienen–.
Diálogos que fluyen de manera tan natural que creemos estar observando la vida de la novelista Junhee a través de una pequeña apertura en la pared –se podría decir que la pantalla es esa oquedad que nos muestra las vivencias de la escritora–.
En definitiva, la propia vida. Eso es lo que sucede en esas largas secuencias en las que las palabras son lo relevante. Las acciones pasan a un segundo plano y los escenarios se van sucediendo, mientras la protagonista se va moviendo de uno a otro a medida que la historia avanza y se van revelando las razones que perfilan a la mujer que se esconde tras la novelista.
Conocemos el proyecto secreto que siempre le ha rondado, silente hasta que conoce a una actriz de éxito (interpretada por Kim Min-hee) ya retirada: rodar una película. Un filme algo intimista en el que premie más el trasfondo que la forma; la descripción de los sentimientos con imágenes, en vez de con palabras –algo aparentemente sencillo y, a la par, tan complicado–.
En suma, una pretensión que es casi imposible de explicar, puesto que el sentimiento de la novelista lo verbaliza durante el metraje, pero el espectador no lo entenderá si no ha sido capaz de empatizar con la trama.
Una diégesis con la que parece corroborarse, una vez más, que los extras no tienen cabida en las películas de Hong Sang-soo: sus historias son tan minimalistas a la hora de ser narraradas que parece olvidar que las personas habitan en las calles de cualquier metrópoli.
Sin embargo, el cineasta lo compensa con esos planos fijos –acompasados con sutiles y escasísimos movimientos de cámara– que nos hacen recorrer diferentes lugares a través de una ciudad, en la que las grandes conglomeraciones no existen.
Y, mientras, el director de ‘En la playa sola de noche’ (2017) se ayuda del zoom –tan denostado en el cine occidental– tanto para cerrar el escenario –y dar mayor protagonismo a los personajes– como para abrirlo, enfatizando, así, el entorno en el que se está narrando la historia de la novelista.
A la postre, una filmografía, la de Hong Sang-soo, que empieza como todo relato: con una página en blanco y un bolígrafo al lado que parece aguardar con jactancia. Y es que intentar crear algo de la nada nunca es fácil, aunque sin intentarlo nunca llegaremos a conocer el resultado que espera al otro lado.
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