Kuzu

#MAKMAArte
‘FlorHYSTERIE’, de Kuzu
Galería Moa de Alarcón (Cuenca)
Abril de 2023

En el texto que la artista valenciana Kuzu ha escrito en el tríptico editado para acompañar la intervención efímera que ha realizado recientemente en la Galería MOA de Alarcón, se plantea algunas preguntas que serán el arranque de las premisas emocionales con las que argumentar la síntesis expresiva que encierra su obra y su cuidadoso y delicado proceso de concepto y montaje.

Bajo el título de ‘FlorHysterie’, Kuzu parte de un lugar común, sugerente, entre espectador y artista, desde el que mirar y reflejarse, redescubrir vetas, fisuras e intuiciones, para después hilvanar una trama de apegos, renuncias y complicidades en un jardín de vivencias, prejuicios, actuaciones predeterminadas y planteamientos personales matizados por el fulgor del tiempo. Un ejercicio lento y dulce que nos asoma a atisbar la sensibilidad ante destellos de belleza compartida, a desenredar confusiones, aferrarse a recuerdos deshilachados, emociones volátiles y a afectos que creíamos encallados.

“¿Cómo nos transforman las personas que conocemos?, ¿les hemos dado las gracias? ¿Con qué frecuencia regalamos flores a los hombres?, ¿sabemos qué flores prefieren? Escribí una lista de momentos, que para bien o para mal, consideraba especiales. Y otra con las personas que, para bien o para mal, me acompañaron en esos momentos. Los protagonistas eran hombres, a los que pregunté, uno a uno, por sus flores favoritas. Fui descubriendo las preciosas historias ocultas tras cada una de las flores escogidas por ellos. Se reveló ante mí la parte de estos hombres que había permanecido oculta, aquella que llena de la delicadeza y feminidad masculina es tan valiosa como exquisita, aquella que nos une en sensibilidad y emoción con el otro, que nos hermana”.

“De estas reflexiones surge una serie de collages digitales, que luego se transformarán en dibujos y más tarde surgirá una colaboración con la poetisa Raquel Lanseros para el poemario ‘Journal d’un scintillement’. Y con todo ello una exposición en París: ‘Diskrete Revolution’, donde se incluyó la instalación que se mostró el pasado mes de abril en la Galería de arte MOA de Alarcón, anteriormente conocida como Museo del Ruso”.

Hablamos con Kuzu sobre esta intervención que ha invadido de blanca fragilidad e iluminado silencio el espacio de esta pequeña sala.

Detalle de la instalación ‘FlorHYSTERIE’, de Kuzu, en la Galería Moa de Alarcón (Cuenca). Foto: Guillermo Etchemendi.

¿Por qué el título de ‘FlorHysterie’?

‘FlorHysterie’ es un juego de palabras que se compone, por una parte, de la palabra española ‘flor’; por otra, de ‘hysterie’, palabra del francés hystérie, que a su vez deriva del griego ὑστέρα y que significa útero, matriz. También se utiliza para denominar una afección psicológica perteneciente al grupo de las neurosis.

Esta instalación realizada en la Galería Moa se ha exhibido dos veces en contextos muy diferente, la primera vez fue en París y ahora aquí, en Alarcón. ¿Cómo han valoras estas experiencias en lugares tan diferentes?

Totalmente distintas. Conocía la Galería Moa y sabía que era el lugar ideal para volver a mostrarla desde la primera vez que la visité. La novedad principal era poder ofrecerla estando abierta al público durante todo el proceso del montaje, que pasó de ser un acto íntimo a una experiencia más social. Ha sido todo un reto personal, como “abrir la cocina al comensal durante el cocinado” y se convirtió en un trasiego agradable.

El carácter efímero provocaba ese ahora o nunca, el vértigo que empuja y la prisa del que estaba interesado en no perdérselo. Por otra parte, la instalación en sí es el fruto de un proceso meticuloso de calma, especialmente lento, creado para la quietud. Así que llegaban corriendo y se paraban en seco, como cuando se llega tarde al cine. Alarcón es perfecto para este tipo de experiencias. Es un lugar precioso y, al ser tan turístico, pudieron disfrutar de un momento concreto del proceso o volver a pasar las veces que lo desearan turistas y residentes.

En París, se ofreció la instalación, que no dispone de título, asociada a la actividad ‘Title me…’ en la que invité al espectador a bautizar las obras según le venga. Fue muy visitada, sobre todo en la inauguración, que acabó desbordándose. En Alarcón, fue mucho más íntimo y, aunque me hubiera gustado repetir la actividad con las personas que se acercaron a la Galería Moa, el carácter efímero de esta intervención artística complicaba hacer actividad y montaje simultáneamente.

Esta instalación está realizada en grafito de arroz sobre papel.

Sí, tuve la suerte de descubrir estos materiales al poder aproximarme al shodō, caligrafía japonesa, de la mano del maestro Sho Shín en 2005, durante mi estancia en Alemania, y los he estado utilizando desde entonces. Necesitaba un material flexible para hacer las casi cuarenta flores de papel que conforman todo el conjunto y anduve buscando diferentes posibilidades. Es un papel de arroz, muy similar alque utilizaba en caligrafía. Este en concreto es coreano y ya lo conocía porque lo había usado en la instalación ‘Tai chi para principiantes’, de la exposición ‘Tam Tam Japan’, en la galería pazYcomedias de València, que aparece también en el catálogo de la exposición ‘Made in Germany’ de la Llotgeta, también en València.

Una de las piezas de ‘FlorHYSTERIE’, de Kuzu, en la Galería Moa de Alarcón (Cuenca). Foto: Guillermo Etchemendi.

Alemania ha sido fundamental en tus referencias y en tu trayectoria artística. Has trabajado allí durante muchos años.

Sí, comencé a exponer allí bajo el nombre de Lacueva-Elsland en 2006, también como Kuzu a partir de 2013. He sido comisariada por diferentes profesionales, destacando entre otros, el doctor profesor Erich Franz y Jan Hoet, comisario de la Dokumenta IX de Kassel. La última exposición individual en la que participé, durante mi residencia en Alemania, fue en el Festival Cinescultura de Regensburg, representando a la Comunidad Valenciana, junto a Xavier Mariscal y el Niño de Elche.

Recientemente, además de instalaciones, pinturas y dibujos, propones experiencias… Actividades mediante las que invitas a interactuar al público.

Todo muy junto y muy revuelto. Comencé a hacer instalación para crear una especie de escenografía artificial analógica en la que poder pasear, una naturaleza artificial y manual, en la que no tengo ningún inconveniente en introducir todo tipo de elementos que me pida, ya sea pintura, dibujo, etc. Soy bastante multiindisciplinada.

Pintar o dibujar suponen una lucha para mí. En cambio, las actividades, hasta el momento, son la parte que más disfruto y parte de mi sello de identidad. Después de pasarme a la instalación, el cuerpo me pedía más y por eso comencé con las actividades. Ya no era mira lo que hago, sino que yo también podía mirar al otro en su proceso creativo. Nos miramos y nos vemos… Pasamos de la contemplación a la creación. Estamos de igual a igual y eso me gusta.

Hay una necesidad de que los artistas lo den todo hecho, incluso las opiniones, lo que las obras deben significar para nosotros, y mirar hacia dentro y ver qué está pasando en uno mismo al ver esto o aquello. Parece que lo más importante se ha reducido a tener una buena foto del momento y, aunque yo no entienda muy bien la motivación, estamos en el reino de lo efímero, de lo caduco y de la acumulación de información, no en nuestras cabecitas locas…, sino en nuestros electrodomésticos. Es toda una revolución que nos está transformando poderosamente. Por ello, en parte, me gusta hacer hincapié en lo analógico, en lo manual y en el tipo de pensamiento que provoca.

Lo que más me interesa es la experiencia que tengan las personas que van a ver la exposición. Eso es lo que me ocupa y lo que más respeto me causa.

Una de las piezas de ‘FlorHYSTERIE’, de Kuzu, en la Galería Moa de Alarcón (Cuenca). Foto: Guillermo Etchemendi.

¿Qué referentes artísticos crees que te han influenciado?

Admiro mucho a Gerhard Richter por su libertad de estilo y posiblemente sea el único con el que me siento identificada, aunque lo descubrí muy tarde y por casualidad. He vivido casi un tercio de mi vida en Alemania y allí he tenido la suerte de conocer a otros artistas y de visitar muchas exposiciones e imagino que algo se me habrá pegado.

De todas formas, intento no seguir las tendencias, al menos no lo hago conscientemente. Me influye todo, desde Björk a Georges Perec y me muevo intuitivamente. Necesito, eso sí, un mínimo de calidad y autenticidad.

A menudo, eso me hace ir a destiempo. Cuando comencé con las actividades recibí mucho rechazo, a veces porque no se entendían, otras porque no había costumbre… Recuerdo con ‘Title me…’, en 2014, en la Stadtvilla de Schwäbisch Gmünd en Alemania, en la que se participaba en la actividad a través de un código QR y que al final tuve que modificar… Todavía no se había integrado el uso de estos códigos… En cambio, hoy en día, está totalmente normalizado su uso.

¿Qué vendrá después Kuzu, en qué proyectos trabajas?

Se hace hincapié en lo que dice el artista sobre lo que hace, lo que significa, lo que pretende, lo que va a hacer… y, sin embargo, a menudo el artista va descubriendo estas respuestas mucho después a lo largo del tiempo. Lo interesante, para mí, es lo que descubra el espectador para sí mismo en el momento, porque es lo que se lleva… y puede coincidir o no con mis planteamientos.

Kuzu
La artista Kuzu junto a tres de sus obras. Foto: Ursula Pfenning.