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Cinema Jove
Festival Internacional de Cine de València
Institut Valencià de Cultura (IVC)
Del 22 de junio al 1 de julio de 2023
El proceso de desmoronamiento de una familia que se reúne para celebrar las fiestas navideñas (‘Family time’). Tenso drama encerrado entre las cuatro paredes de un apartamento de alquiler por habitaciones (‘This closeness’). La búsqueda de un amor marcado por la soledad (‘Petrol’).
El amor y la homosexualidad en un correccional de menores (‘The lost boys’). Los desajustes emocionales de la generación milenial (‘Almost entirely a slight disaster’). Road movie protagonizada por una niña de 11 años que vive en una casa de acogida, de la que la saca su madre para emprender un intrincado viaje (‘Kiddo’).
Desasosegante drama criminal protagonizado por una banda de intrépidos chavales que aterrorizan a sus vecinos (‘Sons of Ramses’). Documento familiar de un padre inmigrante reclutado por la policía china para trabajar como agente encubierto (‘Starring Jerry as himself’).
Drama sobre las implicaciones sociales y los condicionantes económicos del aborto en Yemen (‘The burdened’). El tabú de la homosexualidad en la ciudad nigeriana de Lagos (‘All the colours of the world are between black and white’).
He ahí la temática de los 10 largometrajes a concurso en la 38 edición del Festival Internacional de Cine de València, Cinema Jove, organizado por el Institut Valencià de Cultura. Temáticas de índole amorosa, afectiva, intimista y social que, si bien apuntan en la dirección de ciertos ambientes represivos, prefieren centrarse en las tensiones humanas, más allá del contexto político que las envuelve. Es el espíritu de Cinema Jove: mostrar, mediante diferentes formas de narrar, lo que motiva a los jóvenes cineastas.
Y, puestos a definir mejor ese espíritu, diríase que el festival dirigido por Carlos Madrid se muestra fiel al título de uno de esos 10 largometrajes a competición: el del nigeriano Babatunde Apalowo, ‘All the colours of the world are between black and white’ (‘Todos los colores del mundo están entre el blanco y el negro’). La programación del festival es tan poliédrica como, en todo caso, ajena a la dialéctica del todo blanco o todo negro que suele presidir las campañas políticas, por traer a colación la más rabiosa (sic) actualidad.
De manera que Cinema Jove explora todos los colores del audiovisual realizado por directores menores de 40 años, incluidos aquellos que prefieren incluso inventarse nuevos lenguajes para abordarlos. De esta forma (o formas), bien haríamos -como apuntó en su momento Javier Angulo, ex director de la Seminci de Valladolid-, dejar al festival de cine “al margen de la bronca política”.
Por eso, dando ejemplo, la programación de Cinema Jove -que se desarrollará del 22 de junio al 1 de julio-deja a un lado la espada de Damocles política que, sin duda, amenaza a los protagonistas de algunas de las películas a concurso, para centrarse en las preocupaciones, anhelos, frustraciones, deseos y querencias propias de la juventud, en las que nos vemos todos reflejados.
Como apuntó el escritor Joseph Conrad, “recuerdo mi juventud y aquel sentimiento que nunca más volverá; el sentimiento de que yo podría durar más que todo, más que el mar, más que la tierra, más que todos los hombres”. Con esa sensación, igualmente sometida a los vaivenes del aire de grandeza juvenil pasado por la paradójica fragilidad de quien, no obstante, experimenta cierto vacío existencial fruto de promesas incumplidas, se presentan los 10 largometrajes a concurso, los más de 50 cortos, las diez series -cuatro estrenos mundiales y seis nacionales- dispuestas a modo de “atracón de series”, según lo expresó María Albiñana, responsable de esta sección, y las cuatro películas que integran ‘Òrbites’, apartado para productos fílmicos con narrativas experimentales.
‘Bull Run’, de Ana Ramón Rubio; ‘Sóc filla de ma mare’, de Laura Pérez García; ‘València, t’estime’, de Carlos Giménez, y ‘Sóc vertical, però m’agradaria ser horitzontal’, de María Antón Gabot, son las películas que estrenan esta sección de nuevos lenguajes. “Es una marcianada, entiendo que se proyecte en esta sección”, reconoció con sorna la directora de ‘Bull Run’, en torno a un film que habla de la fiebre por las criptomonedas que la propia Ana Ramón Rubio sintió durante la pandemia.
El propio título ‘Bull Run’, o corrida de toros, se refiere a la fase alcista de los precios en el ámbito de la criptocomunidad. “Justo cuando yo compré empezó a subir mucho y eso es muy adictivo. Ver cómo tu dinero crece te provoca una gran euforia”, explicó Rubio en una entrevista para Makma. Euforia que tampoco era para vanagloriarse, porque “hasta un mono habría ganado dinero entonces”, apostilló.
Entre los largometrajes cabe destacar ‘Starring Jerry as himself’, de Law Chen, por la mezcla de ficción y documental para narrar la historia del agente encubierto Jerry, padre inmigrante de Florida metido a singular espía. O ‘The lost boys’, de Zeno Graton, que gira en torno a un grupo de jóvenes en un correccional de menores, donde se ansía la libertad, al tiempo que se descubren otros deseos. Los mismos que surgen en una casa habitada por un anfitrión solitario visitado por una pareja en ‘This closeness’, de Kit Zauhar.
Gerardo León, miembro del comité de selección de largos, apuntó que se trataba de un conjunto de películas representando “un curioso caleidoscopio de temáticas y de formas distintas de hacer cine” y donde “lo narrativo o argumental no siempre es lo principal”, sino que también cuenta las diferentes “exploraciones de la imagen”.
De la sección de cortometrajes se hizo cargo Carla Ayala, quien destacó los 20 países que se daban cita en la programación a través de las 57 películas a concurso, todas ellas caracterizadas por la “mirada lúcida y sensible de todos sus directores”. ‘Una terapia de mierda’, de Javier Polo; ‘Las visitantes’, de Enrique Buelo; ‘Aixó també pasarà’, de Iñaki Antuñano San Luis y Pepe Ábalos Galcerá, o ‘Els amants’, de Joan Vives, fueron algunas de las destacadas.
María Albiñana se refirió al cambio del nombre de la sección -de webseries a simplemente series-, porque antes eran productos independientes sin pasar por las plataformas, mientras que ahora son ya series con entidad propia al margen de su rasgo mayor o menor de independencia. Y destacó también algunas de ellas, como ‘Escort’, de Kuanysh Beisekov –“que se realizó en 19 días”-; ‘Poemas malditos’, de Pepa San Marín y Juan Ignacio Sabatini, o ‘¡Triple Oh!’, de Poppy Stockell.
Carlos Madrid subrayó la importancia de Cinema Jove a la hora de convertirse en altavoz del “sentir emocional de toda una generación”, como es la milennial, aquellos cuya edad oscila entre los 30 y los 40 años aproximadamente, esto es, los nacidos entre 1981 y 1993. Generación que, como todas, bien haría en escuchar las palabras del poeta Ogden Nash cuando dijo: “Solo eres joven una vez, pero puedes ser inmaduro indefinidamente”. Cinema Jove es un escaparate privilegiado para contrastar tamaña aseveración.
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