#MAKMAAudiovisual
‘This closeness’, de Kit Zauhar
Reparto: Kit Zauhar, Zane Pais, Ian Edlund, Jessie Pinnick, Kate Williams
Sección oficial de largometrajes
38ª edición de Cinema Jove
Del 22 de junio al 1 de julio de 2023
Realizar la sinopsis de una película es complicado. Tan complicado como las relaciones de pareja, que es de lo que va ‘This closeness’, de Kit Zauhar, film a competición en la sección de largometrajes de Cinema Jove. El festival y diversas plataformas audiovisuales lo resumen así: “Las tensiones aumentan cuando una pareja se aloja en casa de un anfitrión solitario, y los tres entran en una batalla íntima para ganar y recuperar territorio”.
Lo cierto es que todo comienza cuando Tessa (la propia Kit Zauhar) y Ben (Zane Pais) llegan al apartamento alquilado para pasar un fin de semana, donde se encuentran con Adam (Ian Edlund), un anfitrión prontamente dibujado como un ser extraño. Su extrañeza no es otra que la de comportarse como una persona parca en palabras, recluido en su habitación y con serios problemas de sociabilidad.
La joven pareja recién llegada tendrá que lidiar con las tensiones propias de su todavía inmadura relación, junto a las que manifiesta el mismo anfitrión. De manera que ‘This closeness’ (‘Esta cercanía’) se convierte en una radiografía intimista -vislumbrada sin tener que salir del escenario de la casa- de las siempre difíciles relaciones de pareja.
Y es que seguimos pensando que tales relaciones fallan por culpa de cierta incomunicación; como si el encaje de dos cuerpos tan rabiosamente diferentes se redujera al simple ajuste de sus respectivos idearios. Nada tan equívoco, fruto de las continuas desavenencias: el pasado año aumentaron en un 18% los divorcios en nuestro país, que se elevaría al 35% si las condiciones económicas lo permitieran.
Partiendo de la premisa idealista de que las relaciones de pareja pueden llegar a funcionar únicamente a golpe de simple entendimiento, se obvia la cuestión primordial: que es, precisamente, fuera de esa lógica donde existe alguna posibilidad de establecer lo que el antropólogo Claude Lévi-Strauss denominó bricolaje simbólico: una suerte de relato que, admitiendo las insoslayables diferencias, venga a ligar lo que tiende a disolverse bajo las turbulentas aguas de los respectivos narcisismos.
De hecho, Tessa y Ben son una pareja supuestamente bien avenida que, sin embargo, pronto empieza a fallar. Se manifiestan mutuo cariño, pero siempre después de ponerlo en duda por culpa de los celos. Y siempre bajo la atenta mirada escurridiza de Adam, cuyas apariciones van echando gasolina al fuego de la cada vez más frágil relación.
Las apariciones del anfitrión provocaron, durante el pase de la película en la Sala Berlanga de la Filmoteca, la hilaridad de un grupo de jóvenes. No se sabe a ciencia cierta si se reían de Adam o con Adam; si era su torpeza para comunicarse lo que desataba tamaña jocosidad o si era una muestra altisonante de sentirse a su lado, compartiendo -de forma un tanto histérica- su propia impotencia a la hora de establecer contacto con los demás.
“La medula de la humanidad existe en nuestras trivialidades e incapacidades respecto al lenguaje, al amor, a la conexión, a todo”, explica Zauhar, que en la película se dedica profesionalmente al ASMR -acrónimo de Autonomus Sensory Meridian Response; respuesta sensorial meridiana autónoma-, realización de piezas sonoras subyugantes con el fin de producir una respuesta sensorial de relajación o acompañamiento en quien las escucha. “Tratan de consolar y de excitar simultáneamente”, subraya la directora.
De hecho, en la película hay dos momentos que describen esa ambigüedad: cuando practica el ASMR con Lizzy, la amiga de Ben dispuesta a sentir ese hormigueo relajante en el cuero cabelludo, la nuca y la columna, y cuando se lo hace a Adam, provocando en este una excitación que luego querrá volver a repetir, activando los celos del novio de Tessa.
Decía el filósofo Gustavo Bueno que un individuo aislado no puede existir, porque “existir es coexistir”, aunque ese “dualismo mínimo del dos” conduce luego “inevitablemente al monismo, ya que reduce un término al otro”. El drama de ‘This closeness’ radica en esa tensión que vive la pareja (2) al encontrarse con el anfitrión (1), quien enciende la chispa que prenderá la activación de sus diversos narcisismos placenteros.
La cama, lugar tanto de cierta explosión sexual como de la más lánguida sensación envolvente -Adam se cubrirá con las sábanas a modo de embrión donde ha dormido Tessa-, irá siendo ocupada con ambos fines, constituyendo esa cercanía anunciada en el título del film una derivación más del simple roce epidérmico al que pueden llegar sus protagonistas.
Kit Zauhar, he ahí su indudable mérito, narra las dificultades que tenemos los seres humanos -se habla de la generación milenial, pero es igualmente extensivo a la juventud de cualquier otra época en las sociedades desarrolladas- para establecer vínculos que vayan más allá del placer circunstancial. Y lo hace con buen pulso, tratando de captar los extraños latidos de tanto corazón solitario.
- El ‘Babel’ de la Colección Kells en el “babel” del Centre del Carme - 23 noviembre, 2024
- Luis Martín Arias, adiós a un polemista entrañable - 11 noviembre, 2024
- El Congreso Internacional sobre la ley de Trama & Fondo se cierra con la hybris o desmesura en el cine de Kurosawa - 9 noviembre, 2024