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‘La dama de picas’, de Piotr Ilich Chaikovski
Dirección musical: James Gaffigan
Dirección de escena: Richard Jones, bajo la reposición de Benjamin Davis
Reparto: Arsen Soghomonyan (Herman), Andrei Kymach (conde Tomski), Doris Soffel (Condesa), Elena Guseva (Lisa), Nikolay Zemlianskikh (príncipe Teletski), Vasily Efimov (Chekalinski)
Palau de Les Arts
Avenida del Professor López Piñero 1, València
Del 1 al 14 de octubre de 2023
“¿Dónde se encuentra la verdad? ¡En la muerte!”, proclama Herman (Arsen Soghomonyan) en uno de los tres actos de ‘La dama de picas’, la ópera de Piotr Ilich Chaikovski con la que el Palau de les Arts abre su nueva temporada. Tan letal respuesta va ligada a esta otra cuestión planteada por el propio protagonista en esa misma cadena de disertaciones: “¿Qué es la vida? ¡Un juego!”. Un juego, por tanto, mortal.
He ahí el romanticismo de una ópera estrenada el 19 de diciembre de 1890 en el Teatro Mariïnsky de San Petersburgo y que, dada la inveterada pulsión humana, sigue vigente. En ‘El jugador’, la novela de Fiódor Dostoyevski que sigue los pasos de ‘La dama de picas’ -cuento de Alexander Puhskin en el que está basado la ópera de Chaikovski- se dice: “Un poder despótico, sin límites, es también fuente de placer. El hombre es déspota por naturaleza”.
Un despotismo asociado tanto al poder satánico de algunos grandes jerarcas como a ese otro ligado a las propias ansias ilimitadas del individuo, “la fría trepidación del corazón ante el abismo”, al que se alude en el texto de Pushkin. Por eso no es de extrañar, como apuntó el director de escena de la reposición en València, Benjamin Davis, a partir de la realizada por Richard Jones, que Herman entre “en su propio episodio psicótico y alucine las riquezas que puedan llegar, creyendo que el alboroto previo a la llegada de la zarina Catalina la Grande es en su honor”.
Delirio psicótico que es puesto en escena siguiendo la propuesta de Jones, quien “nos adentra en la mente cada vez más obsesiva y el carácter apasionado de su protagonista, un antihéroe con el que el propio compositor empatizó”, resaltó Davis, quien destacó, a su vez, la presencia de marionetas en la ópera con el fin de “escenificar los trastornos psicológicos de Herman”.
De hecho, Chaikovski reconoció que, durante la composición musical que va pautando el goce obtenido a través del juego por Herman, camino de su locura, se sintió invadido por la misma emoción exacerbada del personaje, hasta el punto de exclamar: “Lloro con mi héroe”, más bien antihéroe, en palabras de Davis.
Sea como fuere, lo cierto es que Chaikovski -he ahí su mérito- logra con su música romántica acercarnos a la mente de alguien que se asoma al abismo sin cuerdas a las que agarrarse, porque su pasión desbocada le llevará a precipitarse al vacío, permitiendo mediante la representación de su locura que el espectador sufra, y al mismo tiempo disfrute, con tamaño delirio.
“Es una tragedia sobrenatural acerca de la avaricia y la obsesión”, que Jesús Iglesias Noriega, director artístico del Palau de les Arts, acertó al afirmar que a buen seguro “absorberá al público por su altísima tensión emocional, la hipnótica belleza de su música y el excepcional talento para el drama del compositor ruso”. Una música que el director de Les Arts describió “por momentos majestuosa, dramática, grandiosa y triste”, en consonancia con “el lirismo de sus arias”.
Drama y tragedia que aparecen vinculados por el propio final de Pushkin en su novela, que Chaikovski llevó un punto más allá, porque mientras en el texto Herman termina en un manicomio repitiendo el secreto de las tres cartas ganadoras -aludiendo a ‘La dama de picas’ del título asociado al juego- “3, 7, as” y “3, 7, dama de picas”, el compositor no duda, a lomos de los delirios de grandeza de su protagonista, conducirlo al suicidio.
James Gaffigan, director musical de la ópera, se refirió a ‘La dama de picas’ en los términos de lo que para él significó el descubrimiento del propio Chaikovski, al que llegó tarde para enamorarse de sus cualidades sinfónicas: “Chaikovski nos deja su orquestación más espléndida”, con una partitura -añadió- “que nos permitirá celebrar el sonido y paleta de colores de la Orquesta de la Comunitat Valenciana”.
La trama de ‘La dama de picas’, por si todavía hay quien la desconozca, gira en torno a Herman, oficial alemán dentro del ejército ruso, que, obsesionado con el juego, quiere hacerse con el secreto que guarda la Condesa (Doris Soffel), sobre las tres cartas con las que ella ganó en su juventud mucho dinero. Su nieta Lisa (Elena Guseva) será el vehículo amoroso de Herman para acercarse hasta la Condesa y hacerse con su secreto, dando pie a una trama amorosa de deseos, engaños y ambiciones superpuestas con ineludible arrebato romántico.
La Condesa, que reconocerá preferir el juego al amor, será el fantasma de Herman, atraído por un secreto que, dejando de lado el deseo amoroso, precipitará al protagonista hacia las fauces de tan mortal juego. “La Condesa era muy bella en su juventud y ahora sugiere tener una cara oculta”, apuntó Davis, evocando ‘Lo bello y lo siniestro’ que tan bien trabajó Eugenio Trías en el ensayo del mismo título. “La ópera tiene suspense, dolor, amor, fantasías de otros mundos: lo reúne todo y esto es poco común”, subrayó Gaffigan.
El Palau de les Arts acoge ‘La dama de picas’ del 1 al 14 de octubre, abriendo con esta ópera su temporada 2023-2024. Temporada en la que Jesús Iglesias Noriega quiere seguir profundizando en su proyecto artístico al frente del coliseo valenciano y así se lo quiere transmitir al nuevo equipo de gobierno, con el que todavía no ha tenido oportunidad de reunirse.
“La intención es la de seguir creciendo, que es lo que trasladaremos al nuevo gobierno. El modelo está funcionando y tiene recorrido todavía”, afirmó Iglesias Noriega, quien se congratuló, igualmente, de la reapertura del vecino Palau de la Música tras sus largas obras de rehabilitación: “Que nos vaya bien a ambos espacios será bueno para todos”, concluyó.
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