#MAKMAEscena
Rimbomba VI Ciclo de Poesía Viva De València
Con Martín Bakero, María Beleña y Sara Raca
#ElTEMseSale
Naves de Ribes (Parque Central)
Filipinas 2, València
Viernes 10 de noviembre a las 20:00
La sexta edición del Ciclo de Poesía Viva de València Rimbomba viene con aires internacionales, desde México hasta París, pasando por la capital española. La poesía no entiende de fronteras o no quiere entenderlas y mucho menos quiere levantarlas. En este afán escapista, la poesía se escinde también del papel para habitar el aire y los cuerpos. La noche del 10 de noviembre, Sara Raca, desde México, Martín Bakero, desde París, y María Beleña, desde la sierra de Madrid, harán de las Naves de Ribes del Parque Central –con motivo de la iniciativa #ElTEMseSale, del Teatre El Musical (TEM)–, un lugar de ninguna y de todas partes.
La idea de que el soporte del poema es el papel está superada. Solo hay que sumergirse un mínimo en este campo para advertir que el poema no es un objeto, sino una esencia, una posición ante la vida o una posición de la vida ante nosotros. “La poesía no se limita solo al verbo y menos a la literatura. La poesía es algo que trasciende y que está en el corazón de cada expresión artística, incluso de cada expresión humana”, declara el terapoeta Bakero.
Martín Bakero: «Soy un terapoeta«
Martín Bakero, chileno de nacimiento, parisino de oficio y apátrida de vocación, invoca el hecho poético desde la sensorialidad del sonido y la vibración: “Yo he hecho música desde niño y para mí la música y la poesía iban juntas. Siempre estoy buscando el eje entre el sonido y el sentido. Estoy más lejos de la literatura y más cerca de la música, porque me parece que la literatura se volvió un poco demasiado rígida para contener a la poesía. De alguna manera, la música, como no hay diferencias entre el significante y el significado, guarda esa especie de frescura, de espontaneidad, de claridad en relación a la experiencia poética, no tan contaminada por el lenguaje y por la cultura”.
En el centro de su práctica está el vínculo entre la razón y la sinrazón. Martín Bakero se autodefine como “terapoeta acusmántico electropneumático”. Bajo estas etiquetas se esconde la potencia terapéutica de la poesía, el llamado al trance colectivo y al misterio: “Tengo mi parte terapeuta y mi parte poeta, las uno y digo que soy un terapoeta”.
“Hay un vínculo terapéutico en la poesía –prosigue–, en el que la poesía viene a nombrar lo innombrable, viene a darle un nombre a la angustia sin nombre o a lo que nadie le ha dado nombre. En ese sentido es terapéutica, no solo para el individuo sino para lo colectivo. La experiencia acusmántica refiere a esa percepción sin objeto en la que estamos obligados a descubrir una mántica que viene a adivinar y a nombrar lo innombrable, lo invisible, lo desconocido. Lo de electropneumántico tiene que ver con el pneuma, el soplo vital, el primer aliento que viene desde el ser humano y que da la vida a los objetos”.
Acerca de su puesta en escena para el 10 de noviembre, nos revela que será “una sorpresa total, para ustedes y para mí. Voy a tratar de traspasar a través mío el espíritu poético y que pueda haber un momento de éxtasis y comunión colectiva”.
María Beleña: «Soy una campesina performática»
En el misterio se mueve también la propuesta de María Beleña. En su obra ‘Vigilia’ propone un diálogo “de dudas sin réplicas. Allí me encuentro con un ser polimorfo, profundamente violentado por lo místico y lo profano, alguien que no ha sabido adaptarse a la ciudad tras el éxodo que hubo en la España rural de los años cincuenta”.
Beleña se acerca al hecho poético desde expresiones híbridas, entre la palabra, el cuerpo, los objetos y el arte visual: “La sociedad tiende a cercarlo todo, también lo hace con el lenguaje. Me interesa lo circular donde los extremos no existen y todo puede llevarnos a un reflejo y a otro reflejo y a otro reflejo y a otro y a otro… Así, el concepto de lo real se multiplica, también nuestra manera de relacionarnos con aquello que creamos. Si percibo una frontera, me ahogo”.
La poeta, que se define como “campesina performática”, centra su obra en la atención y el cuidado hacia el entorno natural: “Pongo en valor la urgencia, la visibilidad del paisaje denostado y de todos los seres vivos que lo componen. Cómo de felices seríamos si nuestros cuerpos volvieran a la tierra representando todo a lo que hemos renunciado hoy”.
Sara Raca: “Soy una (h)artista»
Sara Raca, directa desde México, defiende que “la poesía es un atentado y una provocación, un atentado contra la realidad y una provocación para que hagamos el ejercicio natural de cuestionarnos”. La suerte de tenerla en la península se debe a la buena voluntad de una red de apoyo que ha financiado su viaje a través del crowfunding, ejemplo de otras maneras alternativas y colectivas de financiar el arte.
“Son personas que –como yo– viven al día, luchan por mejorar sus condiciones de vida y todavía tienen el descaro de creer en el arte como una potencia transformadora. Yo viajaré y me presentaré en València y otras provincias, gracias a la red que me sostiene y me está apoyando con algo más valioso que su dinero, está depositado su confianza y deseo de dignidad en mí. Y utilizo esta palabra para reiterar que, a pesar de la precarización en que vivimos, creemos profundamente en nuestro qué hacer artístico porque nos sostiene espiritualmente y es lo que está en el centro de nuestro ejercicio”.
En esta sexta edición de Rimbomba, Raca presentará ‘Ojala Exista La Poesía’, una obra sobre divagaciones y travesías, como explica la poeta, “una disertación escénica que expone los avatares y extravíos de mi búsqueda poética”.
Rimbomba, por si cabe dudas, es un espacio de revuelta. La labor que desarrolla Jesús Gé, coordinador del ciclo, junto al Teatre El Musical, no es tanto por una puesta en valor de la poesía viva, sino por una defensa de la vida. Como dice Sara Raca, “hay quienes viven de arte y hay quienes somos (h)artistas, la diferencia es histórica. Hay quienes nos dedicamos al (h)arte como una forma de sostén cotidiano para sobrevivir a la realidad que se nos impone. Habemos un montón de gente que hacemos (h)arte como podemos, como una forma de divergir y sobreponerse ante el estado catastrófico ya de por sí de la existencia y del mundo, nos dedicamos al (h)arte porque realmente nos ha salvado del horror y un triste suicidio”.
De este modo, prosigue, “hay (h)artistas que –aunque no logremos desarrollarnos bajo las condiciones sociales que se nos exigen– seguimos intentando mantener la flama en medio de la noche oscura del alma humana, atentando contra lo invisible”.
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