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‘Línies presents’, de Robert Ferrer i Martorell
Palau de Valeriola
Fundación Chirivella Soriano
Valeriola 13, Valencia
Del 25 de noviembre de 2023 al 25 de febrero de 2024
Manuel Chirivella, presidente de la Fundación Chirivella Soriano, se valió de una cita del escritor francés Stendhal para resumir la experiencia que concita la exposición ‘Línies presents’, de Robert Ferrer i Martorell: “La belleza no es más que una promesa de felicidad”. Si a esta le sumamos la del filósofo alemán Hans-Georg Gadamer, cuando dijo que la belleza “aparece como luz, como brillo; la belleza se induce a sí misma a la manifestación”, tendremos los ejes sobre los que pivota el trabajo del artista valenciano afincado en Palma de Mallorca.
Para sumergirse en esa belleza caracterizada por los juegos de luz, la abstracción de sus formas en suspensión o ligeramente sujetas al espacio del que tienden a elevarse, para, efectivamente, manifestarse en sí como energía que viene a trascender el tiempo del que forma parte, Ferrer i Martorell sugirió algo a tener en cuenta: “La geometría necesita su tiempo de observación, su liturgia”.
Los diferentes niveles de que consta el Palau de Valeriola son ocupados por los trabajos realizados durante estos últimos cuatro años por Robert Ferrer y que conforman esas ‘Línies presents’ a las que alude el título de la exposición. Unas líneas que, como dijera el artista Mick Maslen, son, en el fondo, “un rastro visual de energía que se ha dibujado a través de una superficie”, siendo “una manifestación de la energía vital de la persona que las hizo”.
De manera que mediante materiales tan variados como el acero, el aluminio, la tela, el metacrilato, el latón, la madera, el cartón o el papel, Ferrer no deja de manifestar su propensión a jugar con todos ellos para extraerles el alma que llevan dentro, manipulándolos -en su sentido más estricto- con el fin de alumbrar una belleza caracterizada, siguiendo a Manuel Chirivella, por una “sucesión de instantes efímeros”; “instantes transidos de belleza”, remachó.
En el frontispicio de su Academia, Platón grabó la siguiente frase: “Que no entre nadie que no sepa de geometría”. “He fantaseado con poner esa frase en mi estudio”, reconoció Ferrer. El filósofo griego se refería a la necesidad de comprender, en cierto modo, la conducta que siguen esas formas a la hora de establecer relaciones idénticas, para observar, a través de su repetición, la emergencia de lo nuevo.
‘Línies presents’ es el resultado de ese trabajo por alumbrar el espacio a partir de un conjunto de repeticiones formales que, como el poeta cuando maneja las palabras del diccionario, de pronto anuncian un singular desvelamiento. De ahí la necesidad de cierta liturgia para adentrarnos en ese universo que, a base de sucesivas repeticiones, promueve la emergencia de lo insólito.
Diríase que, como los místicos españoles o el budismo zen en el que se enmarca la ceremonia del té, Robert Ferrer se deja llevar por la simplicidad, la armonía y la pureza de las líneas que dan origen al dibujo, hasta ir conformando una abstracción geométrica que se nutre del legado de cuantos entienden la naturaleza, como apuntó el escultor Pablo Palazuelo, formando parte del tejido de la forma.
“No hay simple ordenación de planos en busca de acordes armoniosos, sino de algo así como un álgebra de incógnita sin resolver”, subrayó el escultor madrileño, fiel a la idea de que todo intento por racionalizar el misterio supone un error. Y, aun así, la mente no deja de concebir formas que, trascendiendo la propia racionalidad, den cuenta de aquello que nos embarga cuando sentimos el fogonazo de cierto alumbramiento.
Esa traducción de las emociones en líneas, formas y colores que vienen a conformar una constelación de imágenes, es lo que hace de ‘Línies presents’ la representación de un mapa sensorial habitado tan pronto por las luces y la sombras que proyecta la naturaleza, como por los ritmos a que dan lugar las notas musicales. “Se abre a lo invisible”, afirmó Manuel Chirivella. “La geometría no se desliga de la figuración, porque si lo observas todo tiene un orden”, subrayó Ferrer.
Un orden que, ligado a esa liturgia asociada al carácter ceremonial de lo bien ejecutado, da pie al alumbramiento de aquello que, repetido una y mil veces, comparece como lo eternamente nuevo. “Estás siempre en el equilibrio y el desequilibrio”, señaló el artista valenciano, quien juega con esos mimbres de lo inestable para dar a luz una criatura gestada durante estos últimos cuatro años. “Espero que sea un impulso para exponer más en Valencia”, su tierra natal.
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