elsa-moreno-la-hora-blanca-carme-teatre

#MAKMAEscena
‘La hora blanca’
Dirección, interpretación y textos: Elsa Moreno
Composición e interpretación musical: Carles Pedrón aka Sr. Charli
Acompañamiento escénico: Ana Sanahuja
Asistencia de movimiento: Juana Varela
Diseño de iluminación: Carles Sanchis
Diseño y construcción de escenografía: Carla Cea
Sala Carme Teatre
Gregori Gea, 6, València
Del 2 al 5 de mayo de 2024

Elsa Moreno presenta, del 2 al 5 de mayo en la Sala Carme Teatre, ‘La Hora Blanca’, una escenificación onírica en la que la poeta y creadora adapta su poemario ‘En un lugar limítrofe’. Poesía, música y danza se mezclan en un delicado canto a la fragilidad.

Las fronteras entre disciplinas se desdibujan en la escena contemporánea. Es difícil saber si estás ante una pieza de danza, de poesía, de teatro o de artes vivas: ¿acaso existen las artes muertas? ¿A caso importan las etiquetas? Ante el trabajo de Elsa Moreno, las categorías se quedan insuficientes. Es lo que tiene caminar por ‘lugares limítrofes’, como el título de su poemario. Hablamos con Elsa sobre su estreno en el marco de las residencias de creación de Carme Teatre.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida por Elsa moreno (@aslemor)

Lo primero de todo, ¿qué es la hora blanca y por qué has decidido llamar así a esta obra escénica?

La hora blanca es el alba, los primeros rayos del día, esa luz como violácea que se filtra antes de que salga el sol. Es una hora mágica, el otro lado del portal que se abre con la hora dorada, el atardecer. También es el nombre del último bloque del poemario en el que se inspira la obra, ‘En un lugar limítrofe’.

Para mí, la hora blanca representa la clarividencia. Es ese momento de lucidez que llega como una anunciación. Es la respiración antes del movimiento. Es el despertar de la vida.

¿Qué va a poder apreciar el espectador en la versión escénica que se pierde en la versión escrita?


La adaptación escénica permite que aparezcan elementos que son imposibles en el texto escrito, como la entonación, el movimiento del cuerpo, la escenografía, la música en directo, la iluminación. El dispositivo escénico sitúa el texto. Siento que, en la lectura, los poemas pueden tener interpretaciones más abiertas y personales, pero en esta versión escénica hay un personaje al que le suceden esos textos. ‘La hora blanca’ es el marco donde se desarrollan los poemas de ‘En un lugar limítrofe’.

Por otro lado, en el hecho escénico sucede una conexión visceral entre emisor y receptor. El espectador entra en vibración con el otro cuerpo y la transmisión de ideas supera el lenguaje verbal. Esa me parece la principal diferencia entre el formato teatral y el formato libro. Son dos experiencias muy distintas.

¿Cómo ha sido enfrentarte a tus propios textos desde la perspectiva escénica? ¿Qué has sacrificado y qué has potenciado de tu escritura?


He intentado hacer un ejercicio de despersonalización, de entregarle estos textos, que nacieron de mí, a otro ser en cuerpo, pero que no soy yo. Ha habido un distanciamiento que me ha permitido, también, reencontrarme con esa Elsa que escribió estos poemas hace dos años y reconciliarme con ella, ya más a modo de terapia personal.

Como experiencia de creación, el mayor reto ha sido introducir el movimiento sin perder la inteligibilidad de los textos; añadir dinamismo sin emborronar el sentido. Mi premisa era trasladar íntegramente todos los textos del poemario a la escena y, aunque haya añadido otros lenguajes artísticos, para mí el pilar es la poesía. He sacrificado la multiplicidad de visiones que puede tener un poema cuando lo lees y relees pausadamente, pero he potenciado el aspecto melódico, rítmico y físico. Sustituyo una vía de conexión emocional por la otra: la vía racional por la vía visceral.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida por Elsa moreno (@aslemor)

En la pieza trabajas con colaboradoras como Sr. Charli en el espacio sonoro, Ana Sanahuja (de Versonautas) y la bailarina y coreógrafa Juana Varela. ¿Cómo ha sido el trabajo con ellas? ¿Cuál ha sido el método de trabajo que habéis empleado?


Con Sr. Charli llevo casi un año colaborando en diversos proyectos. Él es un músico experimental que trabaja con sintetizadores analógicos y otras muchas bizarradas, buscando sonidos ambient, noise… Hay una complicidad muy mágica entre su universo poético y el mío. Yo no tengo formación en música, pero sí mucha sensibilidad, y mi manera de comunicarme con él es a través de metáforas; por ejemplo: “La hora dorada es como si una luz preciosísima iluminase unas vigas oxidadas y malolientes”, o que quiero que suenen luciérnagas y que la lluvia me dé una hostia.

Charli lo traduce en sonidos, incluso en inventos. Para ‘La hora blanca’ ha fabricado un instrumento con una única cuerda metálica que tiene unos micrófonos de contacto con la que yo también voy creando paisajes sonoros.

Ana Sanahuja ha sido la voz de la experiencia. Esta es mi primera producción a gran escala y, siendo que Versonautas son uno de mis referentes en esto de la poesía escénica, quise contar con su mirada. Desde el principio, me ha ido avisando de algunos conflictos que me podría encontrar a nivel de producción y de creación. Periódicamente, venía a los ensayos, le comentaba mis avances y mis bloqueos y ella me iba señalando qué le funcionaba y qué no. Es imprescindible contar con una mirada externa que vaya arrojando luz.

Y con Juana Varela hemos estado trabajando las escenas de cuerpo. Lo mismo: yo le mostraba una propuesta de cuerpo según el significado de la escena en cuestión y ella me proponía ejercicios para seguir profundizando.

Entre las dos me han arropado estupendamente. Yo sola me habría quedado paralizada después de la primera escena, pero saber que tenía que mostrarle algo a unas personas con las que me había comprometido, era mi motor para salir del pozo.

Háblanos de cuáles son tus referentes tanto a nivel poético, musical, plástico o escénico. ¿De quién te sientes heredera? ¿Con quién has tenido esa conexión única e íntima?


Como he comentado antes, mi primer referente es Versonautas, también porque fue la primera vez que reconocí la poesía escénica como tal y me enamoré. Les vi en su primera presentación de ‘Preludio a la lentitud’, en Russafa Escènica, y fue una experiencia mística. Recuerdo pasarme toda la obra con los ojos cerrados y los pelos de punta. Salí de ahí como si me hubiesen relamido el alma y, entonces, supe el poder que tenía la poesía a través del cuerpo y de los paisajes sonoros.

Otros referentes son María Salgado y Fran MM Cabeza de Vaca, con ‘Jinete Último Reino’. Les vi en 2022, en La Mutant, y también me quedé fascinada con la infinidad de posibilidades de la palabra.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida de sala Carme Teatre (@salacarmeteatre)

Parece que aquello de un poeta con un libro en la mano hablando con los ojos entornados tipo Neruda ha pasado a la historia. Hablemos un poco de poesía escénica y poesía expandida. Ese formato está en pleno crecimiento; se hacen festivales cada vez más populares.

La poesía siempre ha estado más allá de las lecturas de baretos. El origen de la poesía es oral y colectiva, es una fiesta, son los juglares, son las leyendas, los mitos, los refranes… Esta visión de la poesía como una actividad individual, solitaria y a través del papel es reduccionista. En cuanto profundizas en el ámbito de la poesía adviertes que, del poema, lo último es el texto, que el poema se articula infinitamente en otros lenguajes.

La poesía expandida entiende la poesía más allá del texto y busca los códigos que sean necesarios para darle vida; y la poesía escénica sería, más concretamente, aquella que se apoya en el dispositivo escénico. Aunque estas prácticas lleven desarrollándose desde el origen mismo de la palabra, ahora parece que se está popularizando o institucionalizando.

El formato del Slam Poetry ha acercado esta práctica al circuito mainstream. Por otro lado, cada vez hay más teatros y festivales que programan piezas de poesía escénica o poesía viva, lo cual la formaliza.

 


¿Ha cambiado algo en Elsa después de ganar el V Premio Nacional de Poesía Viva L de Lírica?

Lo más fuerte fue la repercusión que tuvo el vídeo de la gala del premio en redes sociales, con el poema de los besos, que tiene ya 2,7 millones de visualizaciones en TikTok. Eso ha hecho que mi poesía tenga mucho más alcance y, a día de hoy, me siguen llegando mensajes personales de amor y agradecimiento en relación a este poema.

También me sirvió para ganar cierta legitimidad dentro del circuito y me abrió las puertas a los festivales de poesía, aunque antes de esto ya había actuado en un par. En mí, supuso la reafirmación de que voy por el buen camino, de que tiene sentido lo que hago.

@aslemor99 📕 En un lugar limítrofe. Presentación oficial del libro el 24 de octubre en Casa de Vacas, Retiro, Madrid. #slampoetry #poesia #poesiaoral #spokenword ♬ sonido original – Elsa Moreno



Sabemos que eres muy activa en redes sociales y eso te ha traído más de un problema. Imaginamos que también el contacto con la gente que te lee se estrecha gracias a estas plataformas y eso da satisfacciones. ¿Cómo es tu relación con las redes?


Es agridulce, como bien intuyes. Las redes me han traído cosas preciosas. Me han conectado con otras artistas muy interesantes. Muchas contrataciones me llegan por mis vídeos en redes; se establece una relación directa con las personas que me leen o que me ven actuar. Pero las redes sociales tienen un grado de adicción muy alto, porque funcionan con recompensas, generan dopamina y luego el cuerpo quiere más.

Por la parte del hate no me afecta tanto porque entiendo que es un efecto de la deshumanización que producen las redes sociales y no me lo tomo como una cuestión personal. Lo que me afecta es eso, sentir hambre de likes, de seguidores, de comentarios. Querer visibilidad y reconocimiento.

No lo niego, muchas veces detecto esa ansiedad en mí, porque las redes sociales están diseñadas para producir eso y por eso son tan adictivas. Estoy constantemente intentando regularme para utilizar las redes de manera consciente y sensata.

Podremos ver ‘La hora blanca’ del 2 al 5 de mayo en la Carme Teatre. ¿Cómo está siendo la participación en su programa de residencias?


Gracias a la confianza del equipo de la Carme Teatre, ‘La hora blanca’ cuenta con un espacio donde presentarse por primera vez ante el público. Sin su apoyo, esta obra no podría existir porque las escénicas necesitan un espacio y unas dotaciones técnicas que la compañía en sí misma no tiene generalmente. La Carme Teatre ha sido una sala pionera en la promoción de la poesía escénica; es un espacio que apuesta por los nuevos lenguajes y por expresiones artísticas menos convencionales. Es un honor que mi primera pieza tenga el sello de las residencias de creación de la Carme Teatre.