#MAKMAEscena
37º Dansa València
‘dulce rugir’
Del 13 al 21 de abril de 2024
Aún resuenan los ecos de la 37 edición del festival Dansa València, la gran cita nacional de la danza contemporánea que se adueña de la ciudad en cuanto cae la primavera. 33 propuestas en 20 espacios diferentes bajo el lema ‘dulce rugir’, con compañías locales, nacionales e internacionales, actividades para el público, para la ciudadanía y para profesionales. Dansa València lo abarca todo muy intensamente para sacar, de un modo anual, esa fotografía de la escena de la danza. Podemos asegurar que está vivísima.
Me gustaría ser turista y encontrarme con la ciudad tomada por Dansa València. Da la sensación de que a esta ciudad le brota la danza entre el asfalto, como las plantas que siempre encuentran las brechas por donde crecer.
El festival de danza de la Generalitat Valenciana dirige una parte de su programación a los espacios urbanos y no convencionales, la mejor estrategia para acercarse a nuevos públicos. Si la gente no va al teatro, saquemos las obras a la calle. Así, el domingo 14 de abril, luchábamos contra un sol abrasador para disfrutar de tres piezas en distintas plazas del casco histórico y una en el Museo de Bellas Artes, ya más resguardados.
A todas las piezas de esta sesión les atraviesa la cuestión del folklore, cada cual con su mirada, aportando su granito de contemporaneidad. Empezamos en la Plaza del Mercado, en frente del emblemático edificio de La Lonja. El Colectivo Sin Par, formado por Lara Misó y Wilma Puentes, transforman la popular sevillana ‘Mírala cara a cara’ en una pauta lúdica para un dúo de body contact. El dúo vuelca una mirada curiosa hacia los símbolos que nos conforman, tomando la agencia para transformarlos.
Seguidamente, la bailarina de Vigo, Marcia Vázquez, en su solo ‘Onde pousa a humidade’ nos ofrece la otra cara de la tradición, en este caso desde la nostalgia y la crítica. Vázquez se inspira en los naufragios en la Costa da Morte gallega, el litoral con más naufragios de Europa, para desarrollar un trabajo coreográfico sobre la espera. Voces antiguas y femeninas en galego y el sonido de un reloj nos transportan a tiempos y lugares que muchos no conocemos, pero sentimos, ahora, a través de la danza.
Unos metros más allá, nos movilizamos hacia la Plaza de la Virgen, donde Dansa València podría confundirse con cualquiera de las actuaciones espontáneas que allí se suceden a diario, si no fuese por las notorias lonas del festival y el considerable número de personas que acudimos como espectadores. No lo digo devaluando al festival, sino alabando la vida artística de esta ciudad. Va a ser verdad que a València le brota la danza.
En la Plaza de la Virgen disfrutamos de ‘Rara Avis’, la producción original del Festival Circuito Bucles del año pasado, dirigida por Jacob Gómez con la colaboración de la compañía Frágiles Danza. ‘Rara Avis’ cuestiona los orígenes, la familia y las costumbres a través del pastiche entre canciones populares y la música electrónica, con un tono levemente satírico. La propuesta pretende señalar la falta de creadores afrodescendientes en nuestra cultura y el obstáculo que eso supone para la creación de sociedades híbridas y transculturales.
Y para cerrar la jornada matinal, huyendo del sol, nos atrincheramos en el Museo de Bellas Artes con el espectáculo ‘Habitación 444: AQUÍ’, de HOTEL Col·lectiu Escènic, dirigida por Lorena Nogal. Una obra site-specific itinerante que transita por las distintas estancias de la pinacoteca, con un nivel de belleza estética que eleva los cuerpos de los cinco bailarines a pinturas vivientes. La pieza, inspirada en la novela gráfica homónima de Richard McGuire, despliega una serie de personajes que parecieran almas atrapadas en el museo. Cabe destacar el diseño de vestuario, a manos de Sau-Ching Wong, donde ninguna prenda está colocada como debería y juegan tanto como los cuerpos.
Tras este primer fin de semana dedicado a las piezas de calle, el grueso del festival pasa a los espacios escénicos. Desde salas alternativas hasta los grandes teatros municipales, el festival copa la programación de danza del 16 al 21 de abril, con una programación diversa que pretende ser representativa de la danza contemporánea, más allá de la escena local.
Asistimos a dos de las propuestas de la última jornada, del domingo 21. Paula Quintas nos trae desde Ourense ‘Multiperspectives#2’, una pieza que combina improvisación teatral, danza y circo, al mismo tiempo que cuestiona la distancia entre espectáculo y espectador. Quintas y Arturo Cobas consiguen colocar al espectador en un limbo entre la participación y la contemplación. El virtuosismo del cuerpo de Quintas se combina con la ternura de su mirada directa al público y las apelaciones de Cobas, que nos pregunta cuándo empieza una performance.
La técnica también juega un papel esencial, disparada por Stephanie Bouchard, con unos juegos visuales y sonoros espectaculares. ‘Multiperspectives#2’, como bien señala su nombre, es una pieza poliédrica con multitud de caras, que todas nos conducen al asombro, a la fascinación y a la emoción. El dulce rugido que invoca este año Dansa València, eso es ‘Multiperspectives#2’.
Por último, la gran expectación del festival: el Ballet nacional de Marseille en el Teatre Principal. Bajo la dirección de (LA)HORDE, nos presentan ‘Roommates’, un programa formado por píldoras en homenaje a los coreógrafos que conformaron la mirada del colectivo.
Desde Peeping Tom hasta Lucinda Childs, (LA)HORDE resignifica a cinco coreógrafos y concluye con una pieza propia, en un proyecto que pretende cuestionar la noción de archivo y de patrimonio. La suerte de traer al Ballet nacional de Marseille se debe al esfuerzo de Dansa València por trazar puentes con la escena internacional, este año especialmente con la zona sur de Francia.
Un año más, Dansa València crece y se posiciona como la gran cita local y nacional para la danza. Un escaparate de las tendencias actuales que este año señala hacia la revisión del pasado (la tradición, los orígenes, lo que nos conforma) y a la desarticulación del dispositivo escénico, en busca de propuestas más horizontales con el público. La danza contemporánea es una danza para la ciudadanía, para hacernos pensar y hacernos sentir.
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