#MAKMAArte
‘Entre peces y redes’, de David Alonso
Centro Municipal de las Artes
Plaza Quijano 2, Alicante
Hasta el 17 de junio
David Alonso es artista plástico y profesor de Dibujo. Vive e imagina en Aspe, entre ninguna parte y la sierra de La Horma. Nacido en Cartagena, la brisa marina de tan singular puerto se ha imbricado en su sangre, y él, sin saberlo, es un navegante circunspecto con los pies en la tierra, pícaro, pero siempre dispuesto a compartir su café asiático. Su fisionomía lo confirma: con un aro en la oreja y un parche, tendríamos a un bucanero dibujante, ilustrador y grabador; aguerrido y valiente.
Valiente porque su obra es un libro de bitácora abierto e íntimo que registra tanto tempestades como amarres en puertos tranquilos, derrotas que no cicatrizan del todo y victorias celebradas siempre con amigos. Luces y sombras de una vida creativa pirata, la vida mejor, como dice la tonada.
Pescar con mar gruesa es parte de ese periplo. Como tantas, esta historia comienza en 2021, en un largo y solitario confinamiento en Casablanca. Una noche, el autor sueña con peces y redes –todo lo que crea lo sueña, afirma–, una evocación desde lo abisal que rescata sardinas, salmonetes y sargos de mercado, alimentos de necesidad luego cocinados ante sus curiosos ojos por una madre que lo fue mucho, a la que, por ausencia de ley de vida, echa de menos.
A la voz de ‘ar’ me sumerge en una gran sala de papeles cuché y Rosaspina repletos de colores vivos, marinos. Me explica un proceso que no es tal, porque no hay proceso, sino un albur cambiante. “Me he saltado las normas del grabado convencional”, susurra. El buen pirata primero se rebela.
A materiales como folios, cartones, dibujos en punta seca, hilos de coser e, incluso, hule, Alonso les otorga el don del capricho al impregnarlos con tinta calcográfica, disponerlos como caigan y prensarlos a tórculo –con él férreo al timón–, dejando entonces una huella de libre albedrío en combinaciones de líneas, texturas y claroscuros volátiles. Estampaciones únicas, no seriadas, sin edición, sin posibilidad de copia, como el medio acuático que representan.
Las formas de estos collages se recortan o aíslan a mano; manos siempre manchadas. Se ponen y disponen, se usan y rehusan, se descartan y rescatan, se combinan y reimprimen. Y todo se ata con redes, el más antojadizo de los materiales, un aparejo que nos une, o nos atrapa, del que, por fortuna, escapamos en ocasiones para no acabar fritos.
Un trabajo monumental con muchísimos descartes y restos que flotan a la deriva en su estudio, un ensayo enciclopédico de prueba y error que otorga una originalidad a la obra diría que inédita para la técnica.
“Es una experimentación que me ha gustado mucho”. David lo dice con ojos vivarachos, que no pueden ocultar que ya tiene en mente nuevos viajes a destinos creativos ignotos, aunque termine la explicación con un jocoso “vamos, un coñazo todo”.
Es un gusto picar en este anzuelo. Hasta el 17 de junio, les invito a una lonja fértil con género fresco de valor incalculable, también es un paseo agradable hasta la sala, en pleno centro de Alicante y a poca distancia del puerto. Les advierto, el aparcamiento es difícil, pero “no hay mar que por bien no venga”.
- De veranos y apocalipsis. Cultos y bronceados (XVIII) - 7 septiembre, 2024
- Pescando en aguas revueltas (de colores) junto a David Alonso - 27 mayo, 2024
- Pep Carrió: “Un buen diseño gráfico debe ser una herramienta de comunicación que trascienda las modas” - 8 abril, 2024