#MAKMAArte
‘Una vida cabe en una maleta’, de Daniella Martí
La Rambleta
Bulevar sur esquina calle Pío IX s/n, València
Hasta el 6 de noviembre de 2024
Hace años, conocí el proyecto del artista Assem Al Bacha. La exposición ‘Desde adentro: esculturas de dolor y rebeldía. A la memoria de Namirque’, que presentó Casa Árabe de Madrid en 2013, reunía un grupo de piezas de pequeño formato que reflejaban la angustia y el dolor de la guerra.
Esas fueron solo las esculturas que pudo meter en las maletas que le trajeron de Siria a España. El resto, de grandes dimensiones, están enterradas en el desierto. Se escondieron en una fosa durante la noche, después de que su taller fuese bombardeado por la aviación de Bashar al Assad. Hoy en día, siguen ocultas, esperando un futuro incierto. La maleta determinó la selección de obra salvada e hizo de correo seguro para que viera la luz.
Más recientemente, pude comprobar a pie de estación cómo llegaban cientos de familias de Ucrania que huían de otra guerra. Era conmovedor ver esas llegadas: niños que viajaban con su chándal de Spiderman, mascotas que adaptaron sus baúles de viaje y también maletas. Pocas.
Las miraba pensando qué me llevaría en caso de guerra. Cómo haces una maleta para construir una nueva vida, para comenzar un paréntesis o huir de un pasado. De nuevo, el símbolo de ese elemento cobra protagonismo en el interesante y necesario proyecto de Daniella Martí, que podemos visitar hasta el 6 de noviembre en La Rambleta.
@daniellamartic “Una vida cabe en una maleta” Exposición sobre los efectos de la migración en nuestra salud mental. En el centro cultural La Rambleta en Valencia. Entrada libre hasta el 6 de noviembre de 2024. #emigrar #migrante #valencia #exposiciondearte #mujermigrante #queverenvalencia ♬ UNSTOPPABLE EVENING – finetune
‘Una vida cabe en una maleta’ es mucho más que una exposición, porque representa la oportunidad de conectar la mirada a través de las experiencias. Sin duda, la sala se convierte en un recurso para ampliar las voces de la inmigración desde una perspectiva actual. Un día a día noticiado que, en muchas ocasiones, tristemente solo le suma datos mientras le resta humanidad.
La muestra combina cómic, instalación y humor gráfico para reflejar historias reales de sueños, crecimiento, adaptación y dificultades. Además, abre una ventana en el muro para complementarlo de mensajes espontáneos y testimonios del público de la sala. Y multiplica el sentido de la reflexión, generando diversas actividades para centros escolares y grupos que participan del resultado de la muestra.
Daniella Martí nació en Colombia y vive en València desde hace siete años. Es autora de los libros de recopilación de viñetas de humor ‘Así es la vida o al menos así la veo yo’ y ‘El Presente’; de la novela gráfica ‘Quiero pensar que no es demasiado tarde’; y del libro ilustrado juvenil ‘Conversaciones conmigo misma’.
Ha participado en las exposiciones ‘El Guernica, una viñeta universal, humor en la oscuridad’, en Casa Museo Picasso de A Coruña; ‘La Comunitat de I’humor. Referentes gràfics valencians al port’, en la Casa del Reloj de València; y ‘Voces contra el machismo’ y ‘Libros Libres’, en el Instituto Quevedo de las Artes del Humor de Alcalá de Henares. En sus trabajos aborda los temas del tiempo, la tecnología, las relaciones, el feminismo, la sociedad y la salud mental. Actualmente, es colaboradora semanal en El País.
Es evidente la presencia del humor en la muestra, como también del lenguaje claro y de los mensajes directos. Porque Daniella Martí es, ante todo, una observadora del mundo que sintetiza la crítica social a través de la viñeta. Una mirada abierta y a la vez rotunda donde la combinación de este relato fresco también intercala la nostalgia y el dolor por el rechazo.
De esta forma, las caras de la inmigración se suceden desde varios apartados en la exposición: una zona donde la historia gráfica recrea los testimonios personales de distintas voces, circunstancias y edades. Anécdotas y memorias que salen bien y otras que permanecen en el arrepentimiento o la duda. Experiencias de integración que se conjugan con la otra cara del estigma y rechazo.
Un segundo muro exhibe la mirada de Daniella Martí a través de una sucesión de viñetas que revisan el duelo de la migración, los mensajes tranquilizadores a la familia que se quedó allí y mil veces maquillados de “Todo bien”, y el protagonismo de la eterna maleta.
Finalmente, el apartado participativo contiene un pequeño audiovisual y la pregunta clave de “¿Por qué emigramos?”, y que ahora se convierte en anuncio enmarcado. Tomando como formato los clásicos avisos publicitarios donde rompes la tira de papel con el número de teléfono de la oferta, en esta ocasión, las tiras indican respuestas: “Quiero vivir en un lugar más seguro”, “quiero ayudar a mi familia”. Un breve resumen, cuyas razones cabrían en una sucesión de tiras infinitas.
A partir de ahí, el resto del muro se completa con testimonios, frases emotivas y reflexiones sobre la migración. Un final de recorrido que nos lleva de nuevo a una perspectiva enriquecida de ideas y de historias humanas escritas directamente por el público de la sala y que habla de: ser extranjero eterno; ni de aquí ni de allá; transformarse; ser extranjera en la propia lengua; esforzarse por sentir familiaridad cuando todo se siente extraño; nos separan líneas finas y papeleo muy gordo; migrar es un viaje interior; es vivir acompañado de un sabor agridulce; o encontrar casa, lejos de casa…
Y todo ello con la viñeta crítica y el humor de Daniella Martí como una manera de ver el mundo. Donde solo cabe la singularidad de la vida que busca una identidad, y que sigue en construcción.
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