#MAKMAEscena
‘Mamarratxa Attack’, de Julia Irango
La Mutant
Joan Verdeguer 22, València
20 de noviembre de 2024
Se habla mucho de la identidad líquida como si fuera un síntoma de nuestro tiempo. Y, en parte, es verdad. El mundo va tan rápido que cuesta quedarse con una imagen fija de las cosas y menos de una misma, que se deforma a la velocidad del paisaje. Pero estas sentencias generacionales siempre me despiertan un punto de duda. ¿No habremos tenido siempre las mismas preocupaciones, las mismas inquietudes sobre la vida? Tal vez, nuestro contexto lo acentúe, pero la vida en sí misma es una mutación constante.
La creadora escénica Julia Irango ha dado comienzo a su nuevo proyecto, ‘Mamarratxa Attack’, donde explora el sentido transmutable de la identidad desde una perspectiva queer y de género, dándole continuidad a la estética hiperpop de trabajos anteriores como ‘Ningú morirà després de mi’ (2021).
Con el apoyo del Festival Dansa València, Irango pudo disfrutar de una residencia artística en el Laboratorio de Artes Vivas de Tenerife, que se tradujo, recientemente, en una muestra del proceso a modo de recital poético en la Sala 7 del Edifici Rialto de València.
Irango explota lo pop hasta deformarlo. En consecuencia, el espectador oscila entre la familiaridad y la extrañeza, sin abandonar el humor. Pero detrás de la risa hay un trasfondo filosófico que nos deja con el regusto de la duda sobre qué es lo que somos o cómo ser lo que somos o cómo decir lo que somos y lo que no somos.
‘Mamarratxa Attack’, que aún está en construcción, bebe de una investigación artística y filosófica que va desde Lady Gaga hasta Kafka. Todo este material que nutre la obra durante su estado de gestación, según el modelo convencional, se quedaría en el archivero privado de la creadora, pero hay una tendencia alternativa que está impulsando Dansa València y espacios como La Mutant, que es la apertura de procesos y donde el próximo 20 de noviembre recalará junto a Paradís y Santi de la Fuente, en el marco del ciclo ‘Zona grisa’.
De esta manera, se aprovechan todas las fases del proceso de creación, permitiendo que la creadora pruebe algunos materiales antes del montaje final y que los espectadores podamos vivir las artes escénicas en todas sus fases.
¿Cómo fue la residencia en Tenerife facilitada por Dansa València?
Ha sido genial tener la oportunidad de ir a Tenerife y conocer el proyecto del Laboratorio de Artes Vivas. Hacia mucho tiempo que quería conocerlo y lo he disfrutado mucho. Darío y Beatriz han cogido el relevo de Javi Cuevas (que ahora está en La Caldera) y están haciendo algo muy bonito allí. Terminé la residencia abriendo el proceso con un taller abierto al público y fue precioso compartir con toda la gente. Es otra manera de compartir y de seguir nutriendo el proyecto.
¿Qué es ‘Mamarratxa Attack’?
‘Mamarratxa Attack’ es un espectáculo de artes vivas sobre la identidad, la transformación y el género, que descansa en tres líneas de investigación. Una tiene que ver con el cuerpo y el movimiento. Otra, con la idea de personaje desde un punto de vista más material, donde trabajo el vestuario y la escenografía, entendiéndolo todo como la misma cosa. En las últimas semanas, me he acercado más a lo travesti, a lo drag, pero ‘Mamarratxa Attack’ no es un espectáculo travesti.
Y, por último, hay una investigación sonora y lumínica que habita la tensión entre lo salvaje –como lo no domesticado– y el show –como lo hipersocializado–. Me interesa ese desborde entre lo salvaje por no socializado y lo salvaje por hipersocializado. Estoy habitando ese espacio de tensión.
En la presentación de temporada de La Mutant mencionaste también el cabaret.
Cuando hablo de show me refiero a eso: una idea de espectáculo más cercana a la de café cantante, a la de bar sucio. Es más una idea para la iluminación que no para la dramaturgia. Ahora estoy empezando a descubrir que cada elemento escénico bebe de una fuente diferente.
Haciendo referencia al recital poético, ¿por qué este formato?
Tengo una relación muy íntima con el texto. Siempre me ha gustado leer y escribir, pero artísticamente no le estoy dando un lugar a eso, y, en un momento, me di cuenta de que quería trastear con el texto. La manera en la que yo entiendo la producción artística es muy material.
Todo es susceptible de ser manipulado como si fuese un objeto. Pensé que las palabras también podían ser usadas como material, no tanto como ideas o como conceptos, sino como materia, materia-palabra. El recital hablaba de ‘Mamarratxa’, pero no hablaba de ‘Mamarratxa’. Era una metralleta de palabras usadas como una materia moldeable.
Utilizas material textual de lecturas, trozos de diarios, anotaciones de danza… ¿Cómo ha sido el proceso de construcción?
Primero rescaté los textos que me parecían más interesantes y que fuesen dispares. Los textos de filosofía son de Rosi Braidotti, ‘Hacia una teoría materialista del devenir’, el cuento de Kafka ‘Informe para una Academia’; ‘Lo raro y lo espeluznante’, de Mark Fisher; ‘Superemocional’, de Juanpe Sánchez López; cosas de Instagram, pedazos de mi diario y la novela de Siri Hustvedt ‘El mundo deslumbrante’.
Hay un proceso de reescritura donde cambio el plural por el singular, colocándome a mí dentro del texto, y otros juegos como recitar la letra de una canción de Rocío Jurado y decir que es la traducción de una canción de Lady Gaga. Lo hago de una manera más lúdica que intelectual.
Pensamos que este cuestionamiento sobre la identidad, el estado líquido y lo mutable son cuestiones contemporáneas, pero cuando te pones a investigar descubres que son ideas más antiguas.
No es nada contemporáneo. Si piensas en las quimeras, los seres fantásticos que son mitad de un animal y mitad de otro, o toda la propia mitología, es muy travesti. El proceso de envejecimiento, si quieres, también es muy travesti. La vida es un proceso de mutación.
Esta apertura del proceso me llevaba a pensar en una especie de reutilización o aprovechamiento de los materiales creativos que no sirven para la pieza final. Como cuando te dicen que no tires el tronco del brócoli porque se puede cocinar también. ¿Crees que este puede ser un modelo más sostenible para las artes escénicas: el ir aprovechando todas las fases del proceso y no centrarnos únicamente en el montaje final?
Creo que cada proceso creativo te trae unas cosas y este me está trayendo un universo muy grande. ‘Mamarratxa Attack’ está desplegándose un montón. Puede que sea un modelo más social y sostenible, pero no siempre se da. Con mi proyecto anterior también quería que se desplegase, pero no sucedía. Prefiero pacificarme con que cada proceso es diferente y hay algunos que permiten que salgan ramas y hay otros que no tanto.
Por otro lado, aunque lo disfrute mucho, hay algo de hiperproductividad en esta tendencia a las aperturas de procesos. Muchas veces, nuestro trabajo artístico es inmaterial; estás mucho tiempo trabajando sobre lo invisible, pero, a veces, te dan un premio y tienes que hacer una muestra, cuando igual aún no es el momento. Esta presión por tener que mostrar me parece un reflejo del sistema de consumo.
¿Cuáles son los siguientes pasos de ‘Mamarratxa Attack’?
De momento, una apertura de proceso en ‘Zona Grisa’, en La Mutant, el 20 de noviembre; un taller abierto al público en el Espai La Granja en el mes de abril de 2025 y otro en La Mutant para el alumnado del Conservatorio. Más adelante, serán los estrenos en la Comunitat Valenciana y en Cataluña, pero aún no puedo desvelar los espacios.
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