La Repetidora. Migrats Dansa

#MAKMAEscena
‘Curarse de espanto’
Dirección e interpretación: Mariana Sofía Valero y Guillermo Llorens
Producción: La Repetidora
VIII Migrats Dansa
Hasta el 1 de diciembre de 2024

Una casa no son solo sus paredes o sus muebles. Una casa está cargada de las historias que la albergan, de las voces que la ocupan, de recuerdos agazapados en los rincones. Y de todo este barullo surge el cuerpo colectivo de la casa, más de carne que de ladrillo. Mariana Sofía Valero y Guillermo Llorenç, bajo el nombre de La Repetidora, se dejan poseer por estas vidas y nos abren las puertas de sus entrañas.

‘Curarse de espanto’, de la compañía valenciana La Repetidora, es la obra residente que abrió, el pasado 14 de noviembre, la octava edición del ciclo Migrats Dansa, del Espai Inestable y el Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana. La compañía, ganadora del premio Migrats Dansa 2023, nos presentó su primer montaje largo.

Llena de referencias literarias, filosóficas y musicales, la compañía se inspira en obras como ‘El cielo de la selva’, de Elaine Vilar Madruga, o ‘La novia grulla’, de CJ Hauser, para desarrollar la idea de la casa-cuerpo; una casa con uñas, pestañas y filas infinitas de dientes. El marco teórico se apoya en la idea de la traducción como perversión, de la filósofa e investigadora en artes escénicas Victoria Pérez Royo. “El cuerpo archivo, las corporalidades, el cuerpo colectivo que solo existe cuando pones los cuerpos en relación’’, matiza la compañía.

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Junto a la danza, texto, música y escenografía ocupan un papel fundamental en la obra, revelando el carácter intermedial de la compañía. La producción musical, a cargo de Guillermo Llorenç y asesorado por el músico experimental Sr.Charli, está integrada por sonidos ambientales recogidos de sus propias viviendas y bases electrónicas, tomando como inspiración el trabajo de Cosmo Sheldrake, Baiuca y Kokoroko.

Además, en directo, Llorenç trocea, distorsiona y loopea la voz de Mariana. Los textos de carácter surrealista, escritos por ambos, contextualizan el movimiento en un lugar abstracto más propio de los escenarios oníricos. La puesta en escena se suma a esta ruptura del sentido, primero con la disposición del público en 360º y también con la enunciación de la técnica de luces, Aurora Diago, emplazada dentro del espacio escénico y con un papel activo en la obra.

Todo este despliegue es posible gracias al apoyo que el ciclo Migrats ofrece cada año a las compañías premiadas. El Espai Inestable y el Consorci de Museus llevan ocho años ofreciendo este espacio de visibilidad y de profesionalización a las compañías de danza emergentes. Cada año, programan una serie de piezas cortas de artistas emergentes locales y nacionales, y, al finalizar, premian a una de las compañías para disfrutar de una residencia y para abrir el ciclo al año siguiente con una pieza larga.

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Llorenç y Valero señalan, además del apoyo económico, la importancia del acompañamiento humano por parte del equipo de Migrats: “Estuvimos superagusto, nos trataron muy bien, nos ayudaron en la producción, fueron muy flexibles y comprensivos con el tema de la DANA. El premio nos ha permitido producir una obra larga con unos recursos que de otra forma no hubiésemos tenido. Es la primera vez que trabajamos con un equipo tan amplio”.

Este equipo está conformado por Julia Irango –premio de Migrats Dansa 2020– en la dramaturgia; Aurora Diago, diseño y técnica de luces; el músico experimental Sr.Charli con la asistencia de sonido; el vestuario ha sido confeccionado por Neus Miras y el atrezo por Heidi Prada. Un equipo mayoritariamente femenino y joven, una decisión consciente por parte de la compañía. La Repetidora se define como un grupo de creación horizontal: “Entendemos cocrear sin que haya una jerarquía, con mucha escucha y con cuidado”.

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Otro paso en la profesionalización de una compañía de artes escénicas es enfrentarse a las ayudas del IVC. En este caso, la experiencia no ha sido tan positiva como lo fue la creación. Si de normal es un proceso complicado, este año, el retraso de las ayudas ha acentuado la sensación de estrés: “La resolución ha salido a final de año, después de haber estrenado”.

“No saber si vas a tener o no estas ayudas precariza mucho nuestra profesión. Pasa factura tanto psicológica como laboralmente, porque estás trabajando y no sabes si vas a poder cobrar. Pensamos que la cultura es un derecho y el Estado tiene que promover y financiar la cultura porque es un derecho de la ciudadanía”, manifiesta la compañía.

A pesar de sufrir los efectos de un sistema que precariza la profesión artística, el ámbito cultural se sostiene, en gran parte, gracias al apoyo mutuo y a iniciativas como Migrats, que ofrecen recursos a quienes los necesitan.