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Entrevista con Jan Budar
‘En la alcoba del sultán’, de Javier Rebollo
Reparto: Pilar López de Ayala, Félix Moati, Jan Budar, Ilies Kadri, Farouk Saidi
Guion: Javier Rebollo, Luis Bértolo
Fotografía: Santiago Raca
97′, España, 2024
En la etapa muda, las estrellas de cine tenían un dominio absoluto del cuerpo y su musicalidad, dos habilidades difíciles de encontrar hoy en día. Actualmente, apenas quedan cineastas empeñados en localizar intérpretes que sepan hablar con todo su cuerpo. Sin duda, Javier Rebollo es uno de ellos.
En una entrevista que le hice en 2010, el cineasta madrileño afirmaba: “Todo lo que se dice en vez de ser mostrado se pierde para el espectador”. Y, en sus películas, los intérpretes asumen secuencias que no tienen diálogos. El protagonista de su primer largometraje, ‘Lo que sé de Lola’, por ejemplo, apenas tenía.
Preparando ‘La mujer sin piano’, Rebollo recibió un vídeo de un actor checo que se postulaba para asumir un personaje polaco. El actor afirmaba que no habría problemas de idioma y que incluso en ese momento estaba aprendiendo un poco de español. Ese vídeo bastó para darle el papel.
Fue así como Jan Budar entró en el cine español. Además de actor, Budar es cantante, compositor, bailarín y cineasta. Es alto, delgado, amable y muy agradecido con todas las preguntas que se le formulan.
Esto último lo comprobé hace unas semanas en el Festival Internacional de Valladolid, la Seminci, cuando le pregunté en el coloquio que siguió a la proyección de ‘En la alcoba del sultán’, de inminente estreno en València. Allí mismo acordamos que le haría la siguiente entrevista.
Tu primer contacto con el idioma español no fue cinematográfico, sino musical. Tu primer álbum, ‘Písně pro Hrubeše a Mareše’ (‘Canciones para dos amigos’, 2005), concluía con un tema cantado en español: ‘Amigo, levántate’. ¿A qué obedece ese reto tuyo de que tus contribuciones artísticas se desarrollen en varios idiomas?
Me encanta aprender idiomas extranjeros. Me permite volver a sentirme niño y hacer ruidos raros. También me da otra personalidad que viene con el lenguaje, porque el lenguaje no es sólo sonido, sino también movimiento, gestos, diferentes posiciones de la lengua, los dientes y las mandíbulas.
Es un milagro usar los sonidos de otra cultura, eso me da acceso a otras costumbres, otras maneras de vivir, otros pensamientos, me enriquece. Y por eso me encanta cantar en idiomas extranjeros. Así nacieron mis canciones en español ‘Amigo levántate’, ‘Amigo, amigo’ y ‘Cuándo veremos el mar juntos’.
Como espectador de ti mismo, de tu trabajo, ¿en qué idioma te sientes mejor actor?
El checo es mi lengua materna, así que no tengo que pensar y puede decirse que cuando actúo en checo tengo más confianza. El resto de idiomas son y serán un desafío para que logre la mayor autenticidad posible y al mismo tiempo veracidad expresándome en otro idioma.
Refiriéndose a cómo rodar una escena de diálogo, Max Ophuls decía: «Actores malos, plano-contraplano; buenos actores, plano-secuencia». ¿Consideras que es un regalo actuar toda la escena sin cortes? En ‘La mujer sin piano’ tienes más de uno con Carmen Machi.
Me encantan las secuencias de un solo plano. La película es una realidad artificial que el espectador debe creer como si fuera la vida misma y las secuencias en un plano son una excelente manera de mostrar un pedazo de vida de los héroes de la historia sin ser interrumpidos por el montaje. Yo lo disfruto inmensamente.
Tu entrada en el cine español me resulta misteriosa, casi mágica. No se me ocurre ningún otro actor checo que lo haya hecho. Pero el misterio se diluye cuando lo haces a través de una filmografía tan personal como la de Javier Rebollo. ¿Cómo sucede vuestro encuentro?
Tras una proyección en Madrid de la película checa ‘Vratné lahve’ (‘Sueños de juventud’), en 2009, pregunté a algunas personas si podían regalar mi DVD con mi showreel a Pedro Almodóvar, porque mi sueño era y sigue siendo actuar en una película suya.
Una mujer de la embajada checa regaló mi DVD a Javier Rebollo, que en aquel momento buscaba un actor de Europa del Este para ‘La mujer sin piano’. Javier puso el DVD en el ordenador de la cocina de un restaurante donde estaban cenando él y su novia y vio mi cabeza (¡sin sonido!) y decidió: “Es él. Éste es Radek”. Y así me metí en su película. Un milagro de pura raza.
Ningún largometraje de Javier Rebollo se habla en un solo idioma, y tú lo haces en polaco (‘La mujer sin piano’) y en árabe, francés e inglés (‘En la alcoba del sultán’). Con esa dificultad añadida del idioma y los cambios de plan de rodaje que hubo en el último filme de Rebollo, ¿has sentido la misma libertad de creación que en la primera que rodasteis?
Javier tuvo una situación muy difícil cuando no nos dieron permiso para rodar ‘En la alcoba del Sultán’ en Marruecos. Finalmente, toda la producción se trasladó a Túnez. Desde el principio quise presenciar todo el rodaje, porque soy un gran fan de Javier. Me encanta su trabajo.
Durante el rodaje, estuve presente y concentrado no sólo en mi actuación, sino también en todo el equipo, porque todo el rodaje fue muy exigente y aventurero. El hecho de que la película exista es un verdadero milagro. Javier es extremadamente amable con sus actores y les brinda mucho amor, cuidado y libertad, lo cual es un gran regalo.
Aparte de actuar en el cine, has escrito guiones, dirigido y compuesto canciones. ¿Con cuál de estas funciones creativas te identificas más?
Me identifico con la propia creatividad, si eso es posible. Porque la creatividad es como un sueño de niño o un mundo mágico de nuestro subconsciente: está siempre y en todas partes. Sin embargo, nosotros, los creadores, seguimos extrayéndola como si fuésemos antiguos buscadores de oro.
En España eres prácticamente desconocido pese a haber participado en más de ochenta películas. ¿Qué título destacarías dentro de tu vasta carrera? ¿De qué papel te sientes especialmente orgulloso?
Sin duda escojo mi debut como director. También me hice cargo del guion, compuse la música y desempeñé el papel principal. Se llama ‘Princ Mamanek’ (‘Príncipe de mamá’, 2022). Es un cuento de hadas para niños, pero también para adultos. Me encantan los cuentos de hadas para adultos.
En una secuencia enigmática de ‘En la alcoba del sultán’, afirmas ser el narrador de la historia. Digo enigmática porque la voz en off que escuchamos a veces no es tuya. ¿Por qué crees que tu personaje secundario es finalmente el narrador?
Esa voz podría ser la mía también, porque todos los textos del narrador pronuncian mi personaje Caid Maclean. Me convertí en el narrador de esa historia como Caid, tal vez porque estuve presente todo el tiempo del rodaje.
Viví una gran aventura con Javier Rebollo como un observador que a la vez vivía mi gran historia dentro de la historia, y así fue como a Javier le vino la idea de que Caid fuese el narrador. Me parece un punto muy original e inesperado de toda la película.