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Simone Fattal
Premio Internacional Julio González 2024
‘Suspensión de la incredulidad’
Comisarios: Rafael Barber y Nuria Enguita
Diseño expositivo: Sina Sohrab
Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)
Guillem de Castro 118, València
Del 12 de diciembre de 2024 al 1 de junio de 2025
En ‘La epopeya de Gilgamesh’ se alude al misterio encerrado en la mirada de cierto viajero: “El miedo hizo nido dentro de sus entrañas, su rostro era el de un hombre que llega de muy lejos”. En el caso de Simone Fattal –artista nacida en Siria, criada en Líbano y, tras permanecer un tiempo en California, residente en París–, más que miedo, diríase que es el asombro el que haciendo nido en su mirada ha quedado reflejado en su obra, la cual es, a su vez, reflejo de lo que viene de muy lejos.
“Esta exposición abarca cinco décadas de mi producción”, aseguró la artista sobre la muestra ‘Suspensión de la incredulidad’ que el IVAM acoge hasta junio de 2025. Una exposición integrada por 80 obras –entre ediciones literarias, esculturas y dibujos en tinta– que dan fe tanto de su larga trayectoria como del tiempo inmemorial en ellas representado.
Su “vinculación especial con la escultura en barro”, subrayó Sonia Martínez, directora adjunta del IVAM, ya sugiere el empleo de un material ligado a ese tiempo inmemorial evocado en su trabajo: “Son 4.000 años de recorrido”, resaltó Fattal, para quien “el arte lanza una mirada más en profundidad a las cosas a través del asombro”.
Para sentir precisamente ese asombro, se hace necesario la ‘Suspensión de la incredulidad’ a la que alude el título expositivo, un concepto –recordó la artista– introducido por el poeta Samuel Taylor Coleridge, refiriéndose “a la capacidad de un lector para captar, sin cuestionar, elementos fantásticos o poco realistas dentro de una obra de ficción”, según consta en uno de los vinilos de sala.
Se trata, apuntó Rafael Barber, comisario de la exposición junto a Nuria Enguita, de “dejar todas nuestras certezas a un lado, para entrar en la narración del modo más limpio posible”. Coleridge abundó en esta cuestión, explicando que, “al poner en pausa tu sentido crítico”, los lectores lo que hacían era “sumergirse completamente en la narrativa, aceptando como posibles determinadas situaciones o criaturas que normalmente considerarían imposibles”.
Simone Fattal, que reconoció “la influencia inconsciente” del arte sumerio en su obra, señaló, igualmente, que mediante su trabajo trata de “entender lo que sucede a nuestro alrededor”, hurgando para ello en la mitología. De ahí que sus figuras escultóricas remitan a ciertos tótems del pasado y sus dibujos en tinta, a los test de Rorschach que daban pie a diversas interpretaciones de la psique inconsciente del sujeto.
Porque es por medio de esas profundidades, de la psique y del substrato arqueológico inherente a su obra, como Fattal va dando cuenta de las perplejidades que ella misma descubre al ver el conjunto de su trabajo expuesto en el IVAM y por primera vez en España. “Casi no te conoces a ti misma”, subrayó quien entiende el arte como la vía privilegiada que tenemos los seres humanos para reflejar el asombro que nos produce la naturaleza.
“Yo empecé mirando a los guerreros jóvenes” que aparecen en la mitología, “intentando explorar su mundo”, por cuanto los guerreros, dijo la artista, “tienen que protegernos, velar por nuestras debilidades”. Esa mezcla de protección y violencia, asociados a los propios regímenes políticos, tan de actualidad en Siria, su país natalicio ahora inaugurando una nueva etapa tras el derrocamiento de Bachar Al Asad, están, por tanto, presentes en su obra.
“Toda esta agitación política está incorporada en mi trabajo”, mediante “la Gestalt, la forma de mi obra”, resaltó Fattal. El comisario Rafael Barber apuntó que Simone Fattal entiende “la épica desde otro lugar, desde una escala más humana, a través de piezas más pequeñas”. Es su manera de aproximarse a la grandiosidad de la Historia mediante los minúsculos detalles de la intrahistoria reflejada en sus esculturas.
“Picasso se basó en Velázquez y Delacroix, estableciendo un diálogo con ellos. Yo no hago eso. Mi obra es más íntima. Si pienso en Gilgamesh o en Ulises, lo hago con ellos, pero mediante un diálogo interior”. Su obra, de provocar terremotos causados por el asombro, refleja las turbulencias del tiempo que en cada caso concreto le hayan provocado determinados descubrimientos y bajo ciertas circunstancias personales.
Como se apunta en la sección dedicada a sus dibujos en tinta, “Fattal transforma el acto de escribir en una conversación silenciosa entre el material y la emoción; genera un relato en el que la interpretación es fluida, libre, y que podemos recorrer con el cuerpo, buscando historias en cada árbol” del bosque aludido en ese conjunto de trabajos, entre los cuales se ubican una serie de divanes, de nuevo alusivos a la psique humana en relación con el tiempo inmemorial.
Que Simone Fattal utilice la cerámica como medio expresivo también es característico de su obra, aunando aquello que excede a la conciencia y el deseo de aprehenderlo. “Para la artista, la cerámica es una materia viva y doméstica que no requiere grandes infraestructuras”, apuntan los comisarios en el apartado escultórico, concluyendo que se trata de la forma que tiene Fattal “de ver el mundo, en la que lo cotidiano y lo sagrado se entrelazan y dan lugar a una expresión auténtica y profundamente personal”.
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