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‘Congreso itinerante 2025’
Camino Lebaniego
Centro de Estudios Lebaniegos (CEL); Fundación Camino Lebaniego; Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria; Departamento para la Pastoral del Turismo de la Conferencia Episcopal Española; Red Mundial de Destinos de Turismo Religioso y Espiritual; Programa del Tourism and Society Think Tank, y Programa FAM & Press trip international
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Con esta cita del poeta Antonio Machado, el arzobispo coadjutor de Corrientes (Argentina), José Adolfo Larregain, dio comienzo a su homilía en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana para conmemorar el inicio del Año Jubilar que el Camino Lebaniego tiene por delante durante 2025.
Un Camino Lebaniego que existe desde la Edad media, cuando los peregrinos llegaban para ver el Lignum Crucis (la reliquia/fragmento más grande conocido de la cruz de Cristo) hasta el Monasterio de Santo Toribio, a escasos tres kilómetros de la villa de Potes, capital de la comarca, y en dirección a Fuente Dé.
Este peregrinaje llevó a que una bula papal, dispensada por el Pontífice Julio II en el año 1512, lo declarara Año Jubilar, junto con el Año Santo Jacobeo de Santiago de Compostela y los Años Santos Jubilares de Jerusalén y Roma. Desde el año 2015, este Camino Lebaniego, junto con el de Santiago de Compostela, es Patrimonio de la UNESCO.
En el precedente Año Jubilar, celebrado en 2017, fue el músico Jean-Michel Jarre el encargado de su inauguración con el espectacular concierto ‘The connection concert’, acompañada su actuación de una gran pantalla proyectando ilustraciones de los ‘Comentarios al Apocalipsis’, del ilustre Beato. El propio Jarre ha dicho en más de una ocasión que, a través de su música, siempre ha querido enviar “un mensaje sobre el medio ambiente”.
De manera que, con esa mezcla de cultura patrimonial, religiosidad y conciencia medioambiental, se dieron cita en este encuentro, celebrado del 12 al el 15 de diciembre, representantes de la prensa nacional e internacional, junto con la iglesia católica y miembros de la propia organización , reuniendo a países como España, Argentina o Colombia, pasando por Portugal, Francia e Israel.
Dentro del territorio nacional, ciudades como Santander, Bilbao, València, Potes, Madrid o Toledo fueron algunas de las localidades representadas por clérigos y periodistas en esta convivencia organizada por el Programa FAM & Press Trip International y que llevó a todos los asistentes hasta el mismo Monasterio de Santo Toribio de Liébana en peregrinación.
Con cuatro misas celebradas, tres localidades visitadas, dos marchas a pie por el Camino Lebaniego y una mesa redonda se compuso la pequeña punta rascada de un iceberg que aún escondía más sorpresas: visitas a edificios tan emblemáticos como la Catedral Románica de Santander, la Universidad Pontificia de Comillas o, también en esta última localidad, el ‘Capricho’ de Gaudí.
Una de las visitas más impactantes fue la realizada a la Torre del Infantado, en Potes, donde se alberga la exposición permanente ‘El cosmos de Beato de Liébana: Aquí comienza todo’, una muestra que enseña la vida y la obra del abad lebaniego, con decenas de facsímiles de los escritos de Beato, obras pictóricas y escultóricas acompañando una exposición que ejemplifica la manera de transmitir las palabras que el pueblo llano no sabía leer.
Según el dibujante Peridis, que escribió un libro sobre el Beato, este era “un innovador, porque sabía que los dibujos eran fundamentales para lo que quería contar”, señaló en una entrevista en el programa radiofónico ‘La linterna’, apostillándolo con esta cita del propio Beato de Liébana: “Las imágenes enseñan a los doctos lo que las letras no pueden, y a los indoctos, lo que sus ojos no descifran”.
La visita guiada a la Torre del Infantado corrió a cargo de la anfitriona y directora de la Fundación Camino Lebaniego Future for Religious Heritage, Pilar Gómez Bahamonte, quien profundizó en la figura del Beato de Liébana y su historia. La exposición ocupa cinco de las seis plantas de la Torre, dejando el sótano a la exposición temporal sobre la representación a lo largo de la historia del apóstol Santiago.
El plato principal de las jornadas fue la mesa redonda que se celebró en el Centro de Estudios Lebaniegos (CEL), en Potes, donde los ponentes subrayaron la importancia cultural del Jubileo.
Participaron en ella Pablo Delclaux, director del Departamento de Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española; Gustavo Riveiro, del Departamento de Pastoral del Turismo de la Conferencia Episcopal Española y párroco de la iglesia de Paiporta damnificada por la DANA; Pilar Gómez Bahamonte, directora de la Fundación Camino Lebaniego Future for Religious Heritage; y Pilar Valdés, directora General de la Red Mundial de Destinos de Turismo Religioso y Espiritual,
El patrimonio cultural que encierra esta peregrinación a Santo Toribio, el potencial del Camino Lebaniego como punto de partida para el turismo religioso o la propia sostenibilidad del planeta fueron algunos de los asuntos abordados en la citada mesa redonda, en la que el párroco de Paiporta subrayó que “la huella de los más de 1.400 millones de viajeros que se desplazaron en el último año por turismo” supone “casi la totalidad de la población cristiana, y esto influye en la sostenibilidad del planeta”.
Delclaux insistió en la importancia del patrimonio cultural que tiene este Camino Lebaniego, con el Lignum Crucis descansando en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, o los lugares que los propios peregrinos pueden llegar a conocer desde su salida en la costera localidad de San Vicente de la Barquera, como puede ser la iglesia románica de Santa María de Lebeña. “Hay que explicar el arte que hay en una iglesia para, de esta manera, poder enaltecer los gustos del visitante”, resaltó Delclaux.
Pilar Valdés centró su alocución en el aspecto turístico y en cómo el propio Camino Lebaniego puede hacer que una región como Liébana crezca a través de la peregrinación, aumentando los puestos de trabajo de la zona, para concluir que, de hecho, “la primera forma de turismo fue la peregrinación”.
Las magníficas vistas y entornos naturales que rodean la zona lebaniega, con los Picos de Europa rellenando un paisaje asilvestrado lleno de verdes, con las cumbres blancas bañadas por el sol y un aire sin contaminación, fueron el marco de un Camino Lebaniego igualmente caracterizado por su rica gastronomía.
Aquellos primeros versos del poema de Antonio Machado, con los que comenzábamos el relato de esta ruta jubilar, bien pudieran concluir con estos otros del mismo autor: “Caminante no hay camino, sino estelas en la mar”.
Estelas como las que deja el propio peregrino en su lento caminar y que Gustavo Riveiro, párroco de la siniestrada Paiporta, quiso resumir este singular trayecto diferenciando las dos maneras tan distintas de abordar un viaje: “El turista cruza el mundo, el peregrino encuentra”.
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