#MAKMAAudiovisual
‘Bridget Jones: Loca por él’, de Michael Morris
Reparto: Renée Zellweger, Leo Woodall, Hugh Grant, Chiwetel Ejioford, Colin Firth, Emma Thompson
Fotografía: Suzie Lavelle
Reino Unido, 2025, 128 min.
La cuarta película de Bridget Jones llegó para el 14 de febrero: sin duda, no había mejor plan para el día de los enamorados. Muchas nos preguntábamos si ‘Bridget Jones: Loca por él’ continuaría manteniendo la chispa que nos cautivó desde sus orígenes; desde aquella primera película donde descubrimos a la joven rubia que escribía un diario en el que narraba sus experiencias y sus propósitos de año nuevo, entre los que encontrar el amor y adelgazar resultaban prioridades. Estamos hablando de una película que se estrenó a principios de los dos mil y que supo conectar con la sensibilidad del espectador con un personaje femenino tan torpe como auténtico.
Cabe recordar que el éxito fue tal que acumuló diversas nominaciones y premios, destacando, por ejemplo, la nominación de los Oscar (2002) a Renée Zellweger como mejor actriz principal, o la nominación como mejor película (comedia) y la nominación a mejor actriz principal en los Globos de Oro (2002), esta última repitiéndose por segunda vez consecutiva con ‘Bridget Jones: Sobreviviré’ (2004).

Bridget, con sus amantes y amigos, ha sido un personaje que ha forjado un estrecho vínculo con su público, entre otras cosas, porque es un personaje con el que se nos ha permitido crecer y es justo esto con lo que nos encontramos en ‘Bridget Jones: Loca por él’. La misma Bridget de siempre, ahora madre y afrontando una terrible pérdida con la que nos solidarizamos y que no nos es ajena.
Cuando comenzó a sonar ‘Modern Love’ de Bowie supe que la película no me decepcionaría, la protagonista bailaba con sus hijos encima del colchón antes de dar comienzo a su rutinaria vida. La llegada al colegio nos dejó entrever que una de las principales inseguridades de Bridget ya no sería el peso o el encontrar el amor sino el miedo a ser una mala madre.
El peso que tiene en la trama la ausencia de nuestro querido Marc Darcy (Colin Firth) sirve para configurar el relato. No obstante, en esta ocasión y a diferencia del resto de películas la protagonista parece ser consciente de que su red afectiva es la que verdaderamente la sostiene y vemos como por primera vez en la saga la figura masculina parece desprenderse del ser imprescindible.
Pero, no nos equivoquemos, esta no será una película en la que Bridget no encuentre el amor. La protagonista, motivada por sus amigas, se abre Tinder. Allí aparece Roxster (Leo Woodall), un joven de 28 años con el que coincide en un parque y del que se enamorará hasta decir basta.
Roxster, como representante de la generación de los que preguntan antes de besar, se presenta como la pareja ideal. Sin embargo, peca de lo que pecamos muchos y muchas, de individualismo y de falta de habilidades resolutivas ante el conflicto. Roxster, el chico ideal, no sabe cómo gestionar el problema de la diferencia de edad entre ambos y se desprende de Bridget tomándose su tiempo para pensar, sin comunicarlo y haciéndole ghosting.
Cuando vuelve con una tarta en mano para confirmarle su amor ya es tarde y Jones decide comportarse como una adulta y brindarnos una tierna despedida. Bridget es ahora una mujer que compagina la vuelta al trabajo con la maternidad, el duelo y la ruptura. Aristas de su vida en las que el apoyo de sus amigas, de la niñera y de un Daniel Cleaver (Hugh Grant), que conserva su efecto dandy pese a la edad, son indispensables.
Tampoco podemos olvidar a la fantástica ginecóloga Rawlings, una Emma Thompson desenfadada que nos arrancó más de una carcajada con sus consejos y recetas para Bridget; o al entrañable Scott Wallaker (Chiwetel Ejiofor), el profesor de ciencias de los hijos de Bridget que conforme avanza la película cobra relevancia y nos regala algunos de los momentos más lacrimógenos, aunque termine dejándonos con un muy buen sabor de boca.
Quienes compartimos el efecto Bridget Jones, en aquella sala de cine pudimos reír, llorar, comentar, aplaudir e incluso suspirar por Woodall abiertamente y es que el target de Bridget Jones es de lo más amable. Se generan unas vibraciones que dotan a la película de la energía de una fiesta de pijamas donde lo propio es compartir intimidad y vulnerabilidad de forma distendida.
Y quizás sea esta la clave, cuando la depresión y la violencia están a la orden del día, las películas que apelan a las emociones y a temas como el amor y la muerte con su poder igualatorio desde un prisma humorístico nos permiten respirar holgadamente. Entender que seguimos siendo humanos, que los errores no siempre son tan graves y que no es necesaria una vida extraordinaria para poder echarse unas risas con buena compañía es primordial; sobre todo si es acompañados de una banda sonora que incluye temas de The Clash, Aretha Frankin, Nina Simone…
Bridget Jones tan esperpéntica como representativa, una vez más, logra poner en el centro esa otredad a la que nos hemos visto abocadas como mujeres. Siempre sí a las películas con mujeres protagonistas sean solteras, viudas, jóvenes, adultas, madres, abuelas… Digamos siempre sí, aunque no sean mujeres extraordinarias.