#MAKMAEscena
‘No.Nada.Que.’
Dirección y autoría: Álvaro Octavio Moliner
Intérpretes: Sara Santes y Ana Lola Cosín
Diseño de iluminación: Iván Arbildua
Espacio sonoro: Vig Roig
Escenografía: NNQ
Imagen: Nuro Visuales
Espai Inestable
Aparisi y Guijarro 7, València
9 de marzo de 2025, a las 19:00
Espai Inestable acoge, el domingo 9 de marzo, a las 19:00, la representación de ‘No.Nada.Que.’, una obra de teatro contemporáneo dirigida y escrita por Álvaro Octavio Moliner.
La pieza, que fusiona poesía, danza y performance, se adentra en los universos de la poeta Alejandra Pizarnik y la fotógrafa Francesca Woodman. No se trata de una reconstrucción biográfica, sino de la materialización escénica de sus mundos estéticos, explorando el cuerpo y su relación con el espacio, la identidad y el vacío.
La obra presenta a una mujer que cada noche se acerca a la ventana para alimentar al pájaro que tiene enjaulado. Al otro lado de la calle, en una casa abandonada, se enciende una bombilla. En una esquina, casi imperceptible, otra mujer tiembla.
A partir de estas imágenes, ‘No.Nada.Que.’ construye un universo donde la poesía y el misterio conviven, desarrollándose a través de una narrativa fragmentada que prioriza la sensación sobre la comprensión lineal.
Desde el momento en que el público ingresa a la sala, la atmósfera tiene un papel clave. La escenografía minimalista, bañada en niebla y recorrida por haces de luz, genera una sensación de misterio y extrañamiento. Dos espacios diferenciados en escena –una silla junto a una jaula de pájaros y un rincón delimitado por paredes de papel pintado desgastado y una ventana– funcionan como ecos de la fragilidad y el aislamiento de los personajes.
La obra no busca ser entendida desde lo racional, sino desde lo sensorial, con el cuerpo y la emoción antes que con la mente. Como trasfondo, está la vida de Alejandra y Francesca, dos mujeres cuya obra cobró trascendencia después de sus trágicos suicidios.
Uno de los ejes fundamentales de la propuesta es el trabajo con la máscara. La gestualidad de las intérpretes y el uso de máscaras superpuestas, que esconden y revelan simultáneamente, refuerzan la exploración de la identidad.
Los cuerpos se retuercen, articulaciones que parecen romperse, miradas que se clavan en el vacío. No es butoh, pero lo recuerda. Son cuerpos que no hablan, pero gritan. La tensión crece cuando estos personajes finalmente se encuentran, como si en ese instante se abriera un abismo del que es imposible apartar la mirada.

Ana Lola Cosín es bailarina y creadora escénica originaria de Sagunto (València). A lo largo de su trayectoria, ha formado parte de diversas producciones que combinan danza y teatro físico. Ha participado en la pieza ‘El oso’ de la Cía. Marroch y en ‘Anhel’, además de en ‘Mulïer’, de la Cia. Maduixa, un espectáculo de danza sobre zancos con gran reconocimiento internacional.
También ha desarrollado proyectos propios como ‘Aquí, en cambio / lo sutil / lo trazado’, financiado por el INAEM y el Ministerio de Cultura, y ha colaborado en iniciativas vinculadas al Año Sorolla en el Museu de Belles Arts de València.
Sara Santes Genovés es actriz graduada en Interpretación Textual por la Escola Superior d’Art Dramàtic en 2020. Ha trabajado con diversas compañías como La Canadiense y ha formado parte de las tres últimas piezas de la Compañía Álvaro Octavio Moliner (‘Mystés’, ‘No.Nada.Que’ y ‘El fuego nunca’).
El espacio sonoro, diseñado por Vig Roig, juega un papel crucial en la construcción de esta atmósfera. Un zumbido constante y sonidos que oscilan entre lo envolvente y lo perturbador generan un paisaje sonoro que acoge y amenaza al mismo tiempo, transportando al espectador a un estado de hipersensibilidad donde todo parece posible.
Iván Arbildua, colaborador habitual de la compañía, ha logrado transformar la escena mediante un trabajo de gran precisión y sensibilidad. Su propuesta lumínica es minimalista y se inspira en la fotografía de Francesca Woodman. Va en la línea de las obras que forman la trilogía, luz que crea espacios psicológicos y que transportan al espectador a la mente de los personajes.
Arbildua no solo ilumina los espacios, sino que también utiliza la luz como un lenguaje propio que refuerza la narrativa mediante el empleo de las sombras, contrastes y el color, contribuyendo a una experiencia teatral profunda y envolvente.
Con una duración de sesenta minutos, la obra se sitúa en el límite entre lo poético y lo grotesco, entre lo íntimo y lo inquietante. Dirigida a un público a partir de 16 años, ‘No.Nada.Que.’ no deja indiferente, despertando en el espectador una curiosidad que lo acompañará más allá de la función.
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