#MAKMAArte
‘El bosque’, de Hugo Martínez-Tormo
Sala Contrafuertes
Centre del Carme
Museu 2, València
Del 28 de febrero al 19 de mayo de 2025
“Di un paseo por el bosque y salí más alto que los árboles”, decía el escritor y poeta Henry David Thoreau. Hugo Martínez-Tormo diríase contagiado por ese sentimiento al concebir ‘El bosque’ presentado en la Sala Contrafuertes del Centre del Carme, uniendo la belleza que destilan ciertas imágenes de la naturaleza con la sana aspiración de concienciarnos acerca de su conservación.
En su caso, por tanto, el arte, además de una visión del mundo, es una herramienta para su transformación. Una herramienta puesta al servicio de una idea: “Quiere ser un mensaje de concienciación”, sostiene Martínez-Tormo, para quien ‘El bosque’ aúna cierta belleza necesaria –“si la obra no te atrae estéticamente, genera rechazo en el espectador”, subraya el artista– con cierto propósito al que se ha de someter: “La finalidad es reforestar nuestro territorio”.
¿Cómo lo puede conseguir con ‘El bosque’ mostrado en el Centre del Carme? El propio artista lo fue desarrollando durante su presentación. Así, la exposición arranca con una imagen digital pixelada de un bosque alusivo al título del proyecto. “Cada pixel representa un árbol y por cada pixel vendido se plantará un árbol”, explicó.

Como la imagen es de 300 x 400 pixeles, la multiplicación da lugar a un total de 120.000 píxeles que, vendidos a razón de 20€ cada uno –invitando a los visitantes a invertir en el futuro del planeta–, ofrece la suma necesaria para plantar esos 120.00 árboles en un territorio de Valencia todavía por determinar, con el fin de reforestar tan bella como esquilmada naturaleza.
Da la nefasta casualidad que Hugo Martínez-Tormo ha conocido la furia destructiva de esa naturaleza, como reverso de su belleza, cuando el pasado 29 de octubre perdió a consecuencia de la DANA su casa y su taller de trabajo, con la obra almacenada en su interior perteneciente a los últimos 25 años. En su Instagram, por cierto, queda inscrito, a modo de recordatorio: “Que la gente no se olvide”. Y es que, como proclamaba Pablo Neruda, “es tan corto el amor y tan largo el olvido”. Aunque esta es otra historia.
Volvamos a ‘El bosque’ para detenernos en las dos instalaciones tecnológicas que acompañan a esa primera imagen digital, luego traducida en pixeles de diferentes colores colocados a modo de gran mural. En una de ellas, el artista establece un diálogo entre plantones de pino y una imagen en 3D de cierto bosque utópico. “Mezclo lo real y lo ficticio”, como si mediante esos plantones se mostraran “las entrañas de lo digital”, resaltó Martínez-Tormo.

En la instalación titulada ‘Semillas digitales’, que viene a ser el colofón del proyecto, se invita al espectador a interactuar con ella tocando con su mano una superficie de piedras conectadas a una imagen mediante sensores y microprocesadores. “A través de ese contacto, se van generando árboles en la pantalla”, apunta el artista, quien insiste en la necesidad de concienciar a la ciudadanía, “para que cada cual aporte su granito de arena”.
El arte y su instrumentalización produce resonancias en lo escrito por Nucio Ordine, cuando en su ‘La utilidad de lo inútil’ decía: “En el universo del utilitarismo, un martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía: porque es fácil hacerse cargo de la eficacia de un utensilio, mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué pueden servir la música, la literatura o el arte”.
Hugo Martínez-Tormo lo tiene claro: el arte sirve para despertar conciencias. De manera que ‘El bosque’ tiene como finalidad “transformar la adquisición de arte en un acto de responsabilidad ambiental”, porque, como destaca el artista, su proyecto “no solo celebra la belleza y complejidad del bosque como tema artístico, sino que también impulsa acciones concretas hacia la reforestación y la sostenibilidad”.

Asimismo, plantea cuestiones relacionadas con lo tangible y lo intangible de la realidad traducida en imágenes digitales, subrayando la necesidad, destaca el artista, “de un contacto directo con la naturaleza en un mundo cada vez más mediado por la tecnología”.
Los pixeles comprados por los espectadores comprometidos con la causa tendrán su certificado y la coordenada dentro de la imagen principal. Además, como anunció Martínez-Tormo, “la propia reforestación será documentada”, contando después con su “geolocalización para que se sepa dónde está el árbol que cada cual haya adquirido”.
“Despertando la inquietud de la gente, mediante este tipo de propuestas, se puede mejorar nuestra sociedad”, apostilló Hugo Martínez-Tormo, apropiándose tangencialmente de las palabras del Cyrano de Edmond Rostand: “¿Qué decís? ¿Que es inútil? Ya lo daba por hecho. Pero nadie se bate para sacar provecho. No, lo noble, lo hermoso es batirse por nada”.
O, cuando menos, por lo que recordó el propio artista: “Hasta dentro de 20 o 30 años, no van a tener los árboles plantados para su disfrute quienes hayan comprado los pixeles. Los plantones de ahora los disfrutarán nuestros descendientes”. La inutilidad de lo inmediato puesta al servicio de la utilidad futura. Y el arte, al servicio de tan bello propósito.

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