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‘La biosfera que nos une’, de Ángel Pérez-Martínez, Carlos Valles, Rubén Rico, Sara Ruiz, Alba López y Álvaro Serrano
Producción: ONG Cesal
Patrocinio: Generalitat Valenciana
CaixaForum València
«Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol. Oriundo de la noche. Colocado en un inverosímil archipiélago de azúcar y de alcohol. Sencillamente liviano, como un ala de murciélago apoyado en la brisa. […] Sencillamente frutal, fluvial. Y material. Y sin embargo sencillamente tórrido y pateado como una adolescente en las caderas».
Así empieza una de las más conocidas obras de Pedro Mir, en la que el poeta dominicano describe a su país. Una nación tan bella como herida, a casi 7.000 km de distancia de estas tierras mediterráneas; una isla que República Dominicana comparte con Haití, y que antes ya fue llamada La Española o, antes aún, Quisqueya (en lenguaje taíno).
Pero «¿qué tiene en común el litoral valenciano con la costa de la República Dominicana?», preguntó Pablo Martínez de Anguita a los asistentes de la presentación del cómic ‘La biosfera que nos une’ (ONG Cesal), el pasado 2 de abril, en CaixaForum València.
«Parece que el Caribe o República Dominicana o Haití están muy lejos, pero compartimos biosfera». Para ilustrarlo, Martínez de Anguita empezó dando el ejemplo de la foca monje ibérica, prima-hermana de la foca monje caribeña (ambas ya extintas), además de la anguila, especie que hasta hoy habita ambas costas.
Experto en políticas ambientales y en desarrollo rural, el profesor de la Universidad Juan Carlos I fue destilando su amplio saber a través de metáforas, citaciones y relatos cortos, con la gracia de un gran maestro.
«Les quiero hacer una pregunta: si yo cocino bien y mi mujer gana mucho dinero, ¿es sostenible mi matrimonio? El concepto habitual que tenemos de sostenibilidad es este de la reciprocidad de utilidades. Pero si mi mujer encuentra un tío que cocina mejor que yo –que es muy fácil de encontrar–, ¿yo, como recurso, en qué me convierto? En residuo. Entonces, ¿qué sostiene la sostenibilidad? ¿Por qué conservar la naturaleza? ¿Dónde está el origen del deseo de ayudar y de cooperar y de cuidar un planeta y una biosfera que nos une?».
En la opinión del catedrático, lo que impulsa este deseo de conservación es, por un lado, la ternura. «Sin afecto no hay conocimiento. Vivimos en un mundo que se nos desvela a través del afecto». Afecto que es motivado, a su vez, por el asombro. «Esa sensación de estar en un mundo maravilloso y ser algo tan pequeño», como se siente un astronauta al mirar la Tierra desde el espacio o cómo se sintió el propio Martínez de Anguita en la selva amazónica.

La sostenibilidad en lenguaje de cómic
En el cómic ‘La biosfera que nos une’, esa sensación de pertenencia a un paisaje queda patente. El escenario es la Reserva de la Biosfera Transfronteriza formada por las reservas La Selle, en Haití, y Jaragua-Bahoruco-Enriquillo, en República Dominicana.
Marcia, Guerline y Roberto son los jóvenes protagonistas que nos llevan de la mano a explorar este paisaje, y nos permiten descubrir las riquezas ocultas de este lugar, desde árboles centenarios hasta especies únicas a la vez que amenazadas, ya sea por la acción humana o por el cambio climático.
Pero no es solo esto lo que nos mantiene enganchados a la historia, sino también las relaciones humanas que van brotando entre los personajes, y la aventura que empieza con el descubrimiento de un cofre y da lugar a un relato paralelo, desde otra perspectiva.
«Mientras nos entretenemos con la acción de los personajes, hay también otra perspectiva, que es la de la información de la flora y todo lo, digamos, más técnico», confirma el artista gráfico Rúben Rico –socio de Carlos Valles en Loopy Teller Studio– en el vídeo de presentación de la obra.
Para plasmar este doble relato, el cómic cuenta con dos estilos gráficos distintos –uno más cartoon, más caricaturizado, y otro más realista–. El visual resultante es dinámico y atractivo. La información técnica, a su vez, es abordada de manera lúdica, con lenguaje sencillo e incluso algunos minijuegos.
Los autores de ‘La biosfera que nos une’ –el guionista madrileño Ángel Pérez-Martínez y los artistas gráficos valencianos Carlos Valles, Rúben Rico, Sara Prado Ruiz, Alba López y Álvaro Serrano– supieron sumar talento, sensibilidad e imaginación para transmitir conocimiento de forma placentera y entretenida.
«Ha sido una faena complicada porque es muy difícil hacer que cinco personas con estilos muy diferentes confluyan en un mismo estilo gráfico. Ser capaz, entre los cinco, de conseguir esa coordinación, creo que es algo relevante. Además, ha sido muy agradable transmitir a lo largo de ese viaje de los personajes gran parte de la flora y fauna de Quisqueya», apuntó Carlos Valles durante la presentación.
El carácter didáctico de la obra es otro de sus logros. El rigor de los datos lo garantiza Ángel Pérez Martínez. Científico titular del Consejo Superior de Investigación Científica, Pérez Martínez es especialista en teoría literaria y relatos de viajes. Además, ha publicado cuatro novelas infantiles y, para el cómic ‘La Biosfera que nos une’, contó también con el conocimiento de los técnicos de Cesal –la ONG que tuvo la iniciativa de producir la obra–, quienes actúan directamente sobre el terreno.
«Ha habido varias fases de desarrollo –aclara Pérez Martínez–. La primera fue el conocimiento del terreno, el conocimiento técnico. Luego, la labor de investigación propia de lo que significa la Reserva Transfronteriza. Y, por último, ha sido la dinámica de desarrollo del cómic en sí mismo, que fue una situación complicada porque fue cuando lo de la DANA. Pero cuando sucede lo de la DANA, yo también tomo un poco más de conciencia de la importancia del trabajo que estamos haciendo porque transfiere conocimiento sobre el cuidado de la naturaleza».
El guionista aún observa que hablar de una Reserva Transfronteriza tiene gran potencia simbólica «porque la naturaleza no conoce de fronteras».

Naturaleza y vida humana
Con sus 8.539 km², la Reserva Transfronteriza entre La Selle y Jaragua-Bahoruco-Enriquillo es un ejemplo único de biodiversidad, conocido por su alto nivel de endemismo. Por otra parte, hace falta considerar que en esta zona viven, también, más de 300.000 personas, según datos de la Unesco.
El director de estrategia de la ONG Cesal, David Bravo, aclara que «una reserva de la biosfera no quiere decir que es un espacio 100 % protegido. Es un espacio donde hay un valor natural del punto de vista del ecosistema que hay que proteger, pero donde el hombre vive y desarrolla su actividad».
«El cómic, verdaderamente, refleja la maravilla que es esta reserva entre Haití y República Dominicana, pero también la fragilidad de un sitio como este», añade Bravo, y explica que esta fragilidad tiene que ver, sobre todo, con la gente que vive ahí. «Un señor que cultiva aguacates, por ejemplo: él consume agua y el agua es un bien preciado».
Además, según Bravo, la zona oeste de República Dominicana, donde se encuentra la reserva, es la más pobre del país, y es muy frágil desde el punto de vista social. Para colmo, «la relación de Haití y República Dominicana no es sencilla, hay mucha tensión». Al sopesar dichos factores, desde Cesal, les pareció que «el espacio de la reserva de la biosfera era un ámbito ideal para hacer un trabajo con los dos países».

Cooperación al desarrollo
Cesal es una ONGD –una organización no gubernamental para el desarrollo– que nació en 1988 y actúa en países de África, Latinoamérica y Oriente Medio, así como en España. Su objetivo central es promover el desarrollo humano de personas desfavorecidas.
Lo hacen en España apoyando a personas y familias en riesgo de exclusión social. Lo hacen en República Dominicana y Haití con proyectos de desarrollo económico local e iniciativas de adaptación y mitigación del cambio climático. David Bravo señala que el cómic ‘La biosfera que nos une’ es un componente educacional encuadrado en un programa más amplio.
«El programa en sí interviene en la isla. Hemos conseguido formar equipos de rescate ante riesgos y desastres en cinco municipios diferentes. Más de 200 productores recibieron formación en prácticas agroecológicas. Casi 3.000 niños han sido sensibilizados sobre los riesgos ante el cambio climático y sobre el cuidado del medioambiente. Además, 200 funcionarios municipales y el Ministerio de Educación también han sido sensibilizados en este tipo de políticas. Y se han reforestado más de 18 hectáreas en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente de República Dominicana».
El Gobierno de España contribuye desde hace años a distintos proyectos ambientales, de inclusión social y defensa de los derechos humanos de diferentes organismos internacionales. Desde la Generalitat Valenciana, ese apoyo se da, sobre todo, a través de la Dirección General de Inclusión y Cooperación al Desarrollo.
«Creo que en el momento actual ninguno somos ajenos al contexto que estamos viviendo en la Comunidad Valenciana. La importancia de la cooperación al desarrollo debemos ponerla más en valor ahora», indicó el director general de Inclusión y Cooperación de la Generalitat Valenciana, Pedro Carceller, también presente en el lanzamiento del cómic.
Siguiendo la reflexión propuesta por el profesor Martínez de Anguita sobre el significado de la sostenibilidad, Carceller puso énfasis en la necesidad de «seguir viendo al ser humano como lo que es: no como un recurso, sino como un ser digno de ser amado, un sujeto de derechos», y de «seguir apoyando estos procesos que dan lugar a la recuperación de la dignidad», además de «seguir vinculando a los diferentes pueblos», ya que «estamos cada vez más conectados, pero, desgraciadamente, menos vinculados».
Los esfuerzos de la Administración, en este sentido, se hacen visibles a través del vínculo que la GVA mantiene desde hace décadas con Cesal. Actualmente involucrada en proyectos de reconstrucción de las zonas afectadas por la DANA, la ONGD agradece que «en estos momentos, en que se está haciendo un esfuerzo importante de atender y de fortalecernos ante la riada que hemos sufrido, se siga manteniendo, al mismo tiempo, un esfuerzo en otros lugares del mundo en la cooperación», como afirmó Gil María Campos, director de la Delegación de Cesal en la Comunidad Valenciana.

El sentido del asombro
Otro ejemplo de este vínculo es el propio cómic ‘La biosfera que nos une’, que busca acercar a la juventud valenciana el trabajo desarrollado por Cesal en la Reserva de la Biosfera Transfronteriza haitiano-dominicana y cuenta para ello con la creatividad y el talento de un joven equipo de artistas valencianos.
«El cómic es una herramienta, considero yo, fundamental y muy única a la hora de transmitir conocimientos y conectar con la juventud y poder enseñarles realidades que les son muy ajenas», opina Carlos Valles, quien, además de artista gráfico, es profesor de secundaria y nos cuenta su experiencia trabajando en el aula con otro cómic, que sus alumnos «no solamente han leído, sino que se han puesto a investigar por su cuenta».
Próximamente, muchos jóvenes valencianos tendrán la oportunidad de disfrutar de esta experiencia, ya que el cómic ‘La biosfera que nos une’ será distribuido en escuelas de toda la región.
La expectativa de sus autores e impulsores es que la obra pueda despertar en la juventud valenciana el asombro de que habló el profesor Martínez de Anguita; este asombro que nos hace sentir como una pequeña parte de un mundo inmenso y fascinante, y nos genera el deseo de conservarlo. Para David Bravo, «el cómic es una contribución más a este asombro, para volver a ponernos delante del gran misterio que es la vida, y que es un regalo».
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