#MAKMAArte
Entrevista a Blanca de la Torre
Directora del IVAM
Institut Valencià d’Art Modern
Decía Aristóteles que los discursos inspiran menos confianza que las acciones. Y Blanca de la Torre, nueva directora del Institut Valencià d’Art Modern, diríase apremiada por demostrar lo que discursivamente traslada como compendio de su proyecto para el IVAM. Habla discretamente, pero con firme determinación, como si, evocando a Confucio, su saber se apoyara en la lenta progresión de las palabras y la diligencia de los actos consiguientes.
En el despacho de la institución museística que dirigirá durante los próximos cinco años, dispone de una suculenta biblioteca repleta de catálogos y libros, pero al que dice que le faltan plantas, estando la sostenibilidad tan presente en su proyecto: “La idea de sostenibilidad lo atraviesa todo de una manera sistémica”, subraya, quien parece imbuida del espíritu asociado a los propios artistas, capaces de “encontrar otros ángulos de visión”, según sus propias palabras.
De hecho, Blanca de la Torre, al igual que se muestra concentrada a la hora de responder cada una de las preguntas con la fluidez de una mente bien ordenada, es capaz, igualmente, de ampliar su visión cuando el menor imprevisto lo requiere, transformando lo inesperado en el paréntesis que da lugar a nuevos afluentes discursivos, incluyendo los requiebros de una ligera sonrisa.
Siendo comisaria independiente de multitud de proyectos y asesora artística en diversas entidades, aclara, por ello, que en ningún momento ha dicho que prefiera lo primero a lo segundo, por aquello de tener una libertad que la institución pública te resta. “Eso no es cierto. Quiero matizarlo porque yo siempre he trabajado dentro y fuera, he ido alternando periodos más institucionales con periodos más independientes”.
“De hecho –apostilla–, siempre cuestiono ese concepto de independiente, porque todo el tiempo que yo no he estado en una sola institución específica implica que he estado trabajando para varias, de manera que, ahí, el concepto de independencia se diluye bastante”.

Lo que sí cree, y eso es algo en lo que insiste, es que resulta “muy sano hacer esos saltos de un modo de trabajar al otro, porque eso lo que te hace es aprender otras lógicas, moverte en otros ámbitos, que cuando estás arropada en una institución no las tienes. Cuando estás fuera de la institución, no tienes equipo ni personas haciendo la mayoría de las cosas, sino que has de tener una visión mucho más panorámica y ser más mujer orquesta, por decirlo de alguna manera”.
Presentarse al concurso del IVAM, después de haber estado, como ella misma dice, “con una pata fuera y con una pata dentro, trabajando internacionalmente y también a nivel nacional en museos e instituciones, en organizaciones grandes y pequeñas”, fue sencillo: “Tomo la decisión porque se trata de una de las instituciones insignia y referente del Estado español y que tiene una de las colecciones que son el sueño de cualquier comisario o historiadora del arte como yo”.
Además, esa posición “tan poliédrica” de haber estado navegando entre ambas aguas –privadas y públicas– le ha permitido tener “una visión más completa” de las cosas artísticas, por eso pensó “que había llegado el momento de implementar algunas de esas estrategias, que he ido desarrollando en diferentes centros, en un proyecto de museo pensando en clave de futuro. Me apetecía ese sembrar, como he dicho en alguna ocasión, para ir viendo cómo va creciendo todo ese ecosistema”.
Aterriza en una institución sacudida por diferentes vientos racheados que han dado al traste con los dos directores precedentes: José Miguel Cortés y Nuria Enguita. Un contexto, por tanto, nada propicio para culminar proyectos. Blanca de la Torre le quita hierro al asunto: “Creo que no es tan fiero el lobo como lo pintan; se ha exagerado mucho. Pero también creo que tenemos una profesión que tiene mucho que ver con navegar las dificultades y las incertidumbres; y con aprender a navegar, precisamente, en medio de esas incertidumbres”.
De entrada, arrecian las críticas por los cambios en el Consejo Rector, que reduce su composición: los miembros del Consell Valenciá de Cultura pasan de tres a uno, y los profesionales externos a la Generalitat pasan de cinco a dos, ganando peso los miembros del Consell, que no sufre variación alguna.
Aun así, cabe recordar que, con el anterior Gobierno, tampoco el Código de Buenas Prácticas sirvió para eliminar las sospechas derivadas del concurso que seleccionó a Nuria Enguita, única candidata, y de cuyo concurso una parte del Consejo Rector criticó las formas en que se llevó a cabo, así como la composición del jurado claramente afín a la candidata.

Blanca de la Torre, con buen criterio, se mantiene al margen de semejante deriva institucional. “Pienso, lo primero, que las leyes competen al Gobierno autonómico y no a mí. Hay que saber dónde está cada uno. Pero, sobre todo, lo que creo es que a mí me han seleccionado con un concurso público, abierto y transparente, y entiendo que el motivo ha sido porque quieren hacer las cosas de manera pública, abierta, con total libertad y sin injerencias, que es lo que a mí me han prometido. Y yo tengo absoluta confianza en eso, en que les interesaba mi proyecto y entendían que era lo que este museo necesitaba”.
Zanjada la cuestión, reflexiona sobre el carácter mismo de los concursos: “Se deberían replantear más allá de la idea de concurso. Lo que hay que pensar es cuál es el perfil más adecuado para el momento que se atraviesa. Y la idea de concurso parece que nos habla también de esa cultura del éxito, de ganar o perder, y no es que yo gane un premio y dirija este museo porque lo merecía más –no me creo toda esa meritocracia–, sino que, por los motivos que fueran, mi proyecto y mi perfil hicieron pensar al comité de selección que yo era la persona que necesitaba la institución en ese momento”.
Y de ese proyecto con el que ganó el concurso, Blanca de la Torre viene destacando, además de esa idea de sostenibilidad que “lo atraviesa todo, porque hay que trabajarlo de manera sistémica”, la importancia de la colección que posee el IVAM, “su acervo”, que la nueva directora piensa mostrar en dos salas permanentes “con el fin de que la población comprenda, por un lado, la magnitud de esta colección, y, por otra parte, que se pueda trazar esa línea de tiempo más historiográfica, más clásica, que ayude a entender la historia y sus hitos”.
De la internacionalización del IVAM, otro de los ejes de su propuesta, igualmente tenida en cuenta por sus antecesores en el cargo, Blanca de la Torre precisa que internacionalizar “no es comprar exposiciones fuera, sino coproducir y crear proyectos en colaboración con otras instituciones desde el origen y de forma colectiva. Me interesa traer agentes relevantes internacionales que se empapen también del territorio. No me interesan las prácticas paracaidistas”.
Y añade: “La internacionalización se tiene que hacer a partir de un plan serio de colaboraciones, de establecer alianzas con centros e instituciones con las que se comparten sinergias; y ha de ser, además, bidireccional: que lo local dialogue con lo internacional y viceversa, que nos permita exportar el arte y la creación de la comunidad hacia fuera”.

¿Te has planteado activar la Ley de Mecenazgo, que ya existe, para que entren empresas y patrocinios privados que permitan acometer retos mayores?
“Sí me lo planteo, pero soy consciente también de que es complejo. De hecho, en mi plan de dirección también había un plan financiero de apoyos por parte de entidades benefactoras y de mecenas, pero requiere tiempo y analizar quiénes serían también esos potenciales patrocinadores, y desde luego que me encantaría”.
Dice que, de hecho, ya lo ha realizado en el pasado por medio de pequeñas cápsulas en el Museo Artium de Vitoria: “En ese momento, aproximadamente un 27 % del presupuesto del museo eran fondos privados y también realizamos algunos proyectos de mecenazgo”.
“A mí me resulta muy interesante cuando se puede trabajar en colaboración con coleccionistas, para que financien proyectos específicos de determinados artistas o de ciertas líneas expositivas. Y eso es algo que me gustaría comenzar a implementar aquí en el IVAM”, resalta la directora.
A partir de aquí, proponemos a Blanca de la Torre otra serie de cuestiones, tomando como referencia determinadas reflexiones de personajes ilustres, empezando por esta de la antropóloga Margaret Mead: “Recuerda que eres único [contexto local]. Absolutamente igual que todos los demás [lo global]”.
“Es que lo global –responde– se crea desde lo local. De hecho, hay otra cita, que a mí me gusta mucho, de Lucy Lippard [escritora, comisaria y crítica de arte], que dice que lo global no deja de ser la suma de muchas cosas locales. Y yo voy por ahí”.
Vayamos con esta otra del escultor Eduardo Chillida: “La obra de arte no es refugio, sino intemperie”.
“A mí, lo que más me fascina del arte es su capacidad para crear relatos y la posibilidad de crear narrativas para comprender el mundo y los modos en los que nos relacionamos con él. El arte navega también en el territorio de lo contingente, donde parece que todo es posible, aunque nada sea necesario. Y ese punto es fascinante”.

El escritor León Tolstói proclamó: “Lo político excluye lo artístico, porque lo primero tiene que ser partidista para lograr su objetivo”.
“No estoy de acuerdo, porque creo que el arte siempre ha sido político, ya que se construye en un espacio social y como resultado de un proceso detonado desde la polis”, aludiendo, en este sentido al homo político [de Aristóteles] o zoon politikon –animal político–.
Y continúa diciendo: “La confusión está en cómo entendemos lo político y ahí me voy más a [Jean-Luc] Godard y como él decía: “No me interesa hacer cine político, sino hacerlo políticamente”. Y yo voy por ahí, de manera que no me interesa el arte literal, lo político, sino que inevitablemente hacemos las cosas de forma política, desde el momento en que cualquier decisión afecta a la sociedad en la que vivimos”.
La poeta y directora de escena Angélica Liddell cree que ahora solo se valora “el mensaje bienintencionado y no la sustantividad del arte que desborda toda intencionalidad”.
“Bueno, en general, no me interesa la literalidad, sino lo poético, y creo que se puede desbordar e interpelar a la sociedad muchísimo más desde lo poético. Voy más por ahí, pero del mismo modo que el tipo de arte o de proyectos que me interesan aúnan siempre ética y estética. Es decir, lo discursivo y lo estético han de ir de la mano. No me interesa ni solamente un discurso muy elaborado y muy basado en la investigación que no te interpela en su resolución formal, ni viceversa, la resolución formal que se queda en la pura apariencia y que no tiene ese componente discursivo”.
Y, por último, el poeta Rainer Maria Rilke señaló que “todo lo que los sujetos olvidamos con el fin de hacer posible la vida, el artista lo descubre y agranda”.
“Creo que eso tiene que ver con la capacidad que tienen los artistas de encontrar otros ángulos de visión, otros rincones, que te permiten ver el mundo de otra manera. Es como las puertas entreabiertas o las mirillas. De ahí la responsabilidad que tienen los artistas a la hora de crear nuevos relatos”.
Blanca de la Torre se estrenó en el cargo como directora del IVAM inaugurando la exposición ‘Ritmos, tramas y variables’ de Soledad Sevilla, artista que, reconoció, formaba parte de su proyecto y de la que vuelve a destacar una faceta que le interesa sobremanera.
“Soledad Sevilla tiene muchos registros. De hecho, dado su carácter poliédrico, se debería de explorar más. Siempre es considerada como la gran pionera de la abstracción geométrica, pero hay otra vertiente, que es una de las que a mí más me interesa, que es la instalativa, y donde es una de las grandes pioneras”.
Y agrega: “Ha desarrollado más de un centenar de instalaciones, entiende muy bien los espacios, y esa manera de comprender la luz y la línea, llevándolo al formato de la instalación, a mí me parece fascinante y magnética. La de ‘Leche y sangre’, que es el origen de toda su serie de instalaciones de hilos, a mí me marcó cuando estaba estudiando.
Entonces, ¿la tienes en ciernes?
Me encanta y me gustaría muchísimo hacerla en algún momento aquí.

- Blanca de la Torre: “No me interesa el arte literal, lo político, pero hacemos las cosas de forma política ya que cualquier decisión afecta a la sociedad” - 16 abril, 2025
- Soledad Sevilla: “Los artistas nos pasamos la vida pintando el mismo cuadro” - 9 abril, 2025
- Blanca de la Torre visualiza el IVAM como bosque y espacio líquido con sala permanente - 4 abril, 2025