Maruja Mallo. Centro Botín. Santander

#MAKMAArte
‘Maruja Mallo: máscara y compás. Pinturas y dibujos de 1924 a 1982’
Comisaria: Patricia Molins
Coproducida con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Centro Botín
Muelle de Albereda s/n, Santander
Hasta el 14 de septiembre de 2025

El Centro Botín lanza una mirada al pasado sin irse muy atrás, pero sí lo suficiente como para recordar un buen puñado de nombres ilustres –Lorca, Alberti, Rosa Chacel, María Zambrano–, todos ellos relacionados con la artista Maruja Mallo (1902-1995), a la que el centro cultural cántabro rinde homenaje con la mayor retrospectiva hasta la fecha de su obra, bajo el título de ‘Maruja Mallo: máscara y compás. Pinturas y dibujos de 1924 a 1982’.

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La exposición, comisariada por Patricia Molins y coproducida con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), reúne más de 90 pinturas, dibujos, fotografías y escritos de la artista gallega que, en una entrevista con Paloma Chamorro para el programa ‘Imágenes’, de TVE, llegó a decir: “Para mí, la vida de este planeta es arte, ciencia o guerras”.

Y gran parte de su arte, en sintonía con la ciencia y, desde luego, dando lugar a escenas más o menos desgarradas, se halla en esta amplia muestra, la que reúne mayor número de obras en un solo espacio, superando, en este sentido, las realizadas en Madrid (1993) y Galicia (2010).

‘Arquitectura humana’ (1937), de Maruja Mallo, en el Centro Botín. Foto: Néstor Navarro.

Las pinturas recogidas abarcan toda la extensa carrera de Maruja Mallo que, desplegadas por las diversas salas del Centro Botín, ofrecen una gran panorámica de su dilatada producción, desde el realismo mágico de sus primeros años hasta las configuraciones geométricas y fantásticas de sus últimas obras.

“Maruja Mallo fue la más singular, la más heterogénea, la más fascinante de la vanguardia española”, destacó Bárbara Rodríguez, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín. Manuel Segade, director del Museo Reina Sofía, añadió: “No es una rara artista, sino que es la que ha hecho la mayor aportación a la producción del imaginario, en ese momento, de la Generación del 27”, siendo una gran influencia para sus coetáneos Luis Buñuel y Salvador Dalí.

La obra de Mallo es una oda al feminismo, tal y como se conoce hoy en día, creando una épica de lo femenino que se anticipa casi medio siglo al de las artistas que surgieron en los años 70. En su obra, la mujer aparece como protagonista, ofreciendo una cosmovisión de lo femenino inédita en el contexto de entreguerras que le tocó vivir.

“Maruja Mallo siempre representaba a las mujeres con formas activas y dinámicas”, resaltó Patricia Molins, siendo el color otra de las armas utilizadas por la artista para ensalzar ese papel protagonista de la mujer. Un color asociado a la alegría e ingenuidad del arte popular que Mallo encuentra, a su vez, vinculado con las nuevas formas de ocio –el cine, la música y el teatro–, fuente de inspiración para una obra que fue evolucionando hacia los terrenos de lo rural, la tierra y el trabajo del pueblo.

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A este respecto, cabe destacar la serie titulada ‘La religión del trabajo’, en la que Mallo rinde homenaje a los trabajadores del mar y de la tierra, a modo de “esperanza de un mundo futuro en armonía con la naturaleza”.

También en ‘Naturalezas vivas’ se puede ver esa “simbiosis o metamorfosis de organismos principalmente marinos”, que tiene su prolongación en ‘Moradores del vacío’ y ‘Viajeros del éter’, donde vuelve a producirse cierta fusión entre el microcosmos y el macrocosmos: “La célula o la nave espacial conviven con las sirenas y los ángeles”, según consta en el texto de la muestra.

‘Maruja Mallo: máscara y compás. Pintura y dibujos desde 1924 a 1982’ permanecerá en el Centro Botín hasta el mes de septiembre, para después viajar en octubre hasta el Museo Reina Sofía, en Madrid, donde podrá contemplarse esta misma retrospectiva con algunas obras añadidas.

El poeta Jorge Guillen, compañero de la Generación del 27 a la que perteneció la artista gallega, parece evocarla en su poema ‘Perfección’: “Queda curvo el firmamento, / Compacto azul, sobre el día. / Es el redondeamiento / Del esplendor: mediodía. / Todo es cúpula. Reposa, / Central sin querer, la rosa, / A un sol en cenit sujeta. / Y tanto se da el presente / Que el pie caminante siente / La integridad del planeta”. La misma totalidad del cosmos que embriagó a Maruja Mallo.