Galería Luis Adelantado. Abierto Valencia
Sala Boiler Room
Hasta el 22 de octubre 2015
La hora loca de los gatos no hace referencia visual a las obras presentadas en la exposición por Alex Marco (Valencia, 1986), no esperemos ver perfiles de dulces mininos con sucios bigotes de pescado recién engullido. Tampoco cazando ratones. El título hace referencia al modus operandi de Marco. Investigación, autoconocimiento y azar son algunas de las claves de su trabajo.
“El proceso para el desarrollo de cada pieza lo comparo con la hora loca de los gatos porque éstos animales tienen momentos incontrolables en los que parece importarles poco lo que ocurre a su alrededor, momentos de concentración y plenitud, como cuando observan fijamente a una presa” –dice Marco- “Es la hora loca de los gatos”.
Y no le falta razón. Los gatos brincan, trepan y resuelven sus inquietudes a veces de manera espontánea, instintiva y salvaje, pero también nos fascinan con reacciones totalmente opuestas cuando se manifiestan mimosos y próximos, y también Alex Marco parece tener momentos en los que acaricia el lienzo, como cuando los gatos son cachorros y empujan con sus patitas el pecho de la madre para estimular el flujo de la leche que los alimenta.
Y más que con la hora loca, la muestra tiene que ver con la hora irrepetible de lucidez, instinto y honestidad. Irrepetible, porque Alex Marco se enfrenta con el lienzo a la deriva hasta que le llega el momento, toma el rumbo y conduce su obra al puerto de destino. Ese momento de pintor visionario en plena entrega es casi litúrgico. “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es” -diría Borges-. Y ahí concluye la pieza.
“Inicio en una deconstrucción para ir construyendo” –confiesa Marco-, “resuelvo cuando el trabajo me impulsa a remarcar lo que veo, es como en la hora loca de los gatos”.
Como un dictamen divino que le arrastra a resolver por una fuerza de inspiración superior, podríamos decir.
“Utilizo la pintura tanto para construir como para hacer deconstrucción”, -continúa Marco-, y sin duda, esa es su manera particular de defender la pintura como recurso.
En cuanto a la presencia del dibujo como arte definitivo: un tríptico de gran formato a tinta china en base a reproducciones de fragmentos de los otros lienzos colgados en la exposición, -7 piezas en total- simboliza el inconformismo del pintor. ¿Y si la hora loca de los gatos no era ésta?, ¿habría habido otro momento para resolver?
En permanente búsqueda para obtener una explicación que le deje más satisfecho se está dando otra nueva oportunidad para definir. Esas copias de procesos anteriores que pudieron tomar otro rumbo son el testimonio imperceptible a los ojos de quien no conoce el proceso.
Pero ahora ya lo saben. Este pintor siempre buscará una nueva señal celestial que le ofrezca otra visión diferente a la ya resuelta en la primera “hora loca de los gatos”. Es una nueva oportunidad para el felino, será un momento de mimos o de excitación el que determinará si la finalización de cada pieza puede ser diferente a la anteriormente concluida. Y es que cuando le llega la hora loca al gato Alex Marco, las normas de su propia destreza las marca el instinto, ¿hay algo más sincero?
Vicente Chambó
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