La semana pasada, cuando todos paseábamos por la Plaza de la Virgen de la ciudad de Valencia, también caminábamos por un campo de cebada de 500 metros cuadrados de base que parecía caído del cielo. Un conjunto de más de 4.250 espigas de cebada hechas con arcilla por varios ciudadanos.
Algunos decían que se trataba de la ofrena a la verge, otros de les falles, de la mascletà… Era curioso ver cómo muchos transeúntes que paseaban por la plaza y desconocían el origen de esta instalación artística terminaban admirándola, se sentaban entre las espigas o se hacían fotos con la obra. Pero, ¿Quién había transformado ese entorno cotidiano?
Monique Bastiaans es la artista holandesa afincada en Chiva (Valencia) autora de esta obra llamada “Ejercicios para crecer”. Con este proyecto, era la primera vez en 70 años que se permitía el uso de la Plaza de la Virgen para una instalación artística no religiosa, una muestra de los cambios a nivel cultural que están pasando en Valencia. Por este motivo quise saber más sobre su obra y me reuní con ella, casualmente en el IVAM, otro espacio que también está cambiando.
Pregunta: Para alguien que no conozca tu obra: ¿Quién es Monique Bastiaans?
Monique Bastiaans: Soy escultora. Comencé hace muchos años trabajando la escultura en bronce, un material que conlleva un proceso muy lento para obtener la pieza final, y como mi cabeza pensaba más rápido, comencé a pintar. Estuve un tiempo pintando hasta que llegué a España y volví a mis raíces, que son las tres dimensiones.
Cambiar de país también te cambia por dentro. Por este motivo cambié el material del bronce por otros que me permitían más rapidez en los procesos. Por ejemplo, utilizaba materiales encontrados o materiales sintéticos, aunque los estoy sustituyendo en este momento por materiales más limpios, como el cartón, el hierro y la cerámica.
P: ¿Y por qué ese cambio en tus materiales de trabajo?
M.B : Porque quiero respetar el medio ambiente. Ahora, por ejemplo, trabajo con engrudo que es un material natural que puedo devolver a la naturaleza. Si a mí me da placer trabajar con este material, imagínate a la tierra.
P: En tu obra trabajas en entornos naturales o evocas estos espacios. ¿De dónde viene esa motivación por trabajar en la naturaleza?
M.B: Creo que porque vivo en el campo. Estoy a gusto con las plantas y ese proceso de crecimiento alrededor también forma parte de mi vida y aprendo al observarlo. Además, una de mis frases favoritas es Natura Artis Magistra, es decir, que la naturaleza es la maestra de las artes. Y es cierto. No hay ningún artista que pueda sorprender con tanta variedad. Cada matiz de luz, cada color o cada momento cambia constantemente.
P: Entonces, ¿podríamos clasificar tu obra dentro del Land Art?
M.B: Sí. En la naturaleza siempre soy muy respetuosa, nunca quedan residuos. A mí me interesa el diálogo entre la obra y el entorno. Por ejemplo, hice la obra “Mediodía se celebra en el interior” con una red de nailon que no tendría sentido en otros lugares como un centro comercial. En cambio, en la naturaleza juega la luz del sol, el viento, el paisaje… De esta forma, la obra no termina donde físicamente termine la obra sino que forma parte del entorno.
P: ¿Y en qué momento te comienzas a interesar por la escultura en tu trabajo?
M.B: Desde niña. Cuando tenía diez años recuerdo que encontré dos palos de escoba y una cuerda y enseguida le di un nuevo uso. Me gustaba mucho experimentar con formas y materiales.
P: Imagino que hay algunos artistas que te han inspirado o con los que has tenido más relación a lo largo de tu trayectoria… ¿Cuáles serían?
M.B: Más que inspirarme, he fluido en una corriente. Dentro de lo que es el Land Art tengo mi visión particular, aunque obviamente me quedo sorprendida con obras de Christo y Jeanne-Claude o el trabajo con hojas de Goldsworthy.
Por otra parte, para mí Anish Kapoor es un artista magnífico. Así como Louise Bourgeois, de quien vi hace poco una exposición en Málaga con bocetos y dibujos suyos enormes… fue impresionante porque los pintó con casi cien años, poco tiempo antes de morir.
P: Teniendo en cuenta tu trayectoria: ¿Qué temas se repiten en tu obra?
M.B: Podríamos decir que la naturaleza, la fertilidad y la religión son temas que se repiten. Trabajo con símbolos y, por ejemplo, las semillas son un símbolo de fertilidad pero también de optimismo. Soy una persona muy alegre y optimista y eso se impregna en mi obra. Vivimos en unos tiempos difíciles y me parece importante que algunos artistas reflejen esa cruda realidad pero yo no puedo hacerlo, quiero realzar la belleza de la vida y las cosas que podemos disfrutar.
Podría decir que mi trabajo es lúdico reflexivo. Hay mucha filosofía en cada obra y me gusta hacer reflexionar a la gente.
P: En tus proyectos en entorno natural, ¿Cómo llegas al espacio en el que quieres desarrollar tu obra?
M.B: Normalmente por medio de bienales o eventos artísticos. Te ofrecen lugares para trabajar con tu obra por ejemplo en los llamados “parques de escultura”, es algo muy común en Holanda y quizás no tan visto en España. Aunque es interesante que lo digas, porque una vez fui yo misma quien buscó el lugar para “Adeu Tristesa”, una obra sobre un campo con naranjos muertos. Con este trabajo yo tenía un concepto en la cabeza que quería realizar sí o sí , y busqué durante años el sitio adecuado.
P: Entonces, muchas veces el lugar en el que trabajas es el espacio que te ofrecen… Pero, ¿Sueles tener en cuenta la relación que hay entre el lugar, la población y sus tradiciones? ¿Llevas a cabo alguna fase de documentación sobre el espacio en el que trabajas?
M.B: La mayoría de veces sí. Visito el lugar y aprecio detalles que nadie puede contarme. Y si no puedo, Google Earth es algo estupendo para ver dimensiones y elementos del entorno.
Me gusta hablar con las personas, documentarme sobre la historia del lugar…yo creo que es algo muy importante. Además cada sitio nuevo me aporta ideas nuevas.
P: En el caso de “Ejercicios para crecer”, la obra instalada en la Plaza de la Virgen con motivo del Festival Intramurs, ¿Has realizado un proceso de documentación e información sobre el lugar?
M.B: Sí. Conozco bien la plaza. Al ser un espacio tan grande era un reto, pero conozco su historia y las tradiciones como la ofrenda a la virgen, algo que es muy importante para los valencianos. Por este motivo quise hacer una ofrenda a lo sensible, a la naturaleza y a la cultura.
De esta obra me interesa lo que vive y experimenta la gente. La pieza es tuya pero luego es de todos, porque cuando cada uno la interpreta a su manera, la hace suya.
P: Tú has trabajado tanto en espacios naturales, públicos como privados. ¿Dónde te sientes más a gusto?
M.B: Cada uno es diferente pero a mí me interesa más fuera. Una de las cosas más interesantes de trabajar en los espacios públicos es que llegas a un montón de gente que de otra manera no llegarías. Además, cuando expones en una galería la gente que visita tu obra es, normalmente, gente interesada en el arte contemporáneo. En cambio, en el espacio público haces obra para todos y muchas veces me gustaría tener un micrófono en las instalaciones para escuchar después las opiniones o comentarios de la gente, lo que pasa es que nunca tengo tiempo.
Por otro lado, siempre estará presente el riesgo que corre tu obra en un espacio público. Está expuesta al vandalismo, algo que no ha pasado con “Ejercicios para crecer” y por eso el equipo que ha trabajado conmigo, yo incluida, estamos muy contentos.
Otra de las cuestiones interesantes son los elementos que juegan en la obra, como el sol, el viento, la lluvia… porque yo no sé cómo será el movimiento y a mí me gusta dejarme sorprender por la misma obra.
P: Cuando haces una instalación, ¿Qué efectos quieres provocar en el espectador?
M.B: El asombro. Por ejemplo, en Valencia hice una obra en la Playa de las Arenas instalando unas trece medusas de dos metros de diámetro. Me encanta el desconcierto, esa reacción similar a la de un niño que ve las cosas por primera vez.
En el caso de “Ejercicios para crecer” no había tanto desconcierto porque había cuatro cartelas explicativas, pero ojalá no estuviese ni mi nombre. Quiero que la gente se descubra en sí misma al ver cosas distintas a las que está acostumbrada.
P: Eso es interesante, ya que además “Ejercicios para crecer” es una obra que llama a la participación ciudadana, es una obra abierta al público en el sentido más amplio. ¿Habías trabajado de esta forma previamente?
M.B: Solo una vez, el año pasado y me gustó mucho. El principal motivo fue porque al trabajar con elementos de repetición es más interesante ver lo diferentes que pueden llegar a ser los resultados viniendo de distintas manos y no solo de las mías propias. De esta forma el proceso y la obra en sí vuelve a ser naturaleza, porque nosotros, las personas, somos naturaleza. Cada huella de cada persona es diferente y es más fácil conseguir esa naturalidad a través de la gente.
Por otro lado, creo que al hacer participar a la gente la conciencias mejor y es un proceso en el que todos colaboran. En “Ejercicios para crecer” participó mucha gente y estoy contentísima con el resultado.
P: La verdad es que ha sido algo impresionante, no solo por la obra y la acogida que ha tenido, sino también por el espacio en el que ha estado: la Plaza de la Virgen. Un lugar simbólico por el que todo el mundo pasa.
M.B: Sí. Muchas personas se han acercado y me han dicho que se han sentido como en un pequeño oasis refrescante y para mí eso es muy gratificante. Los valencianos tienen que saber que hay algo más ahí afuera, además de petardos, que a mí me encantan, pero la apertura no está mal tampoco.
P: Y para terminar, ¿Qué trabajos te esperan y dónde volveremos a ver tu obra?
M.B: Ahora me voy a una Bienal en Lanzarote y si todo va bien haré unas obras en el Jardín Botánico de Valencia. Trabajaré con otros materiales más limpios, como por ejemplo la cerámica. Es un material que me interesa muchísimo por su antigüedad y lo versátil que es. Lo utilizaré a mi manera y le daré un uso nuevo.
En cuanto a festivales de Valencia, creo que no debería de volver a participar en un tiempo. No porque no quiera, sino porque prefiero que otros artistas aprovechen esa oportunidad. Tenemos que dar espacio a nuevos proyectos.
P: Con esta obra, y en general, con Intramurs y el resto de festivales que acoge Valencia, la puerta al exterior se va abriendo lentamente y nos llama a que sigamos trabajando más en esta línea de arte público.
M.B: Exacto, yo creo que si el año que viene otro artista trabajase en la Plaza de la Virgen la gente terminaría acostumbrándose a que el arte contemporáneo esté más presente en sus vidas.
Con Intramurs nos reunimos también para hablar de Holanda como ejemplo de arte público y lo poníamos en relación con Valencia. Fue interesante porque hablamos sobre los límites o la frontera que existe en el arte público y habían dos posturas: la idea de provocar y la de moderar. También vimos la importancia que tiene la efimeridad de las obras públicas. De hecho, hay un proverbio árabe que enlazaba muy bien con “Ejercicios para crecer” que dice: “Las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por la huella que dejan.”, y es verdad.
Yo pienso que deberíamos seguir el camino del arte público, de la colectividad y la cooperación. Quizás Valencia termine siendo el ejemplo de arte público del sur de Europa… ¡Quién sabe!
Patricia García
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