Cielo español, de Ismael Teira
El toro de Osborne diseñado por Manolo Prieto y realizado en una forja de Cádiz puebla nuestra geografía española. Están censados 91, repartidos por lomas, promontorios y otros lugares, entre los que destaca el propio campus de la Universidad Politécnica de Valencia, que cuenta con uno catalogado como protegido y de medidas perfectas. Además de ese, hay otros 10 en la Comunidad Valenciana. Ismael Teira lleva haciéndose cargo de todos ellos en un proyecto de largo alcance consistente en reproducir a escala natural una de sus partes más simbólicas.
“Cielo español [tal es el título de su proyecto] está inspirado en el falso hueco azul que se recorta entre el rabo y las patas traseras del famoso toro de Osborne”, explica el artista. Él se dio cuenta de ese engaño visual, que nadie percibe desde la carretera viajando en coche, precisamente cuando lo vio en el campus de la Politécnica de Valencia. “Ese espacio, en realidad, no está recortado, sino pintado”. El azul, por tanto, no es el cielo que se dejaría ver entre el rabo y las patas, sino una “especie de trampantojo; un camuflaje pictórico que, visto desde la carretera, simula ser el cielo”, señala Teira.
Su objetivo es pintar ese fragmento, extraído del conjunto, para llamar la atención acerca de ese engaño o trampantojo de “gran tradición en el Barroco”. De momento, ya ha reproducido nueve de esos toros: cuatro ubicados en Valencia y otros cinco de Galicia. Y tiene pensado seguir, hasta completar un proyecto que abarcaría la totalidad de esos 91 toros convertidos en iconos del paisaje ibérico español. “En la Junta de Andalucía son BIC (Bien de Interés Cultural), y hacer vandalismo contra ellos es como hacerlo en una catedral”, indica el artista.
El museo MARCO de Vigo y las galerías valencianas Luis Adelantado y Míster Pink ya han acogido su reproducción del famoso toro de Osborne. Y si tenemos en cuenta que ‘Cielo español’ se subdivide a su vez en ‘Casi cielo español’, con partes del toro a medio montar, y ‘Otro cielo español’, con variaciones de colores de esa tonalidad azul, el proyecto conjunto de Ismael Teira ya ha sido expuesto en Madrid, La Rioja y Asturias, además de Vigo, Valencia y Alicante, donde estuvo en Las Cigarreras.
“Tanto en el MARCO de Vigo como en la galería Luis Adelantado de Valencia se instaló a la misma altura que el original, a 270 centímetros del suelo”, subraya Teira. “Cielo español reproduce a escala natural el fragmento de cielo dividido en tres partes, del mismo modo que en las vallas metálicas que vemos desde la carretera”, añade. De hecho, él se fue impregnando de la necesidad del proyecto en sus numerosos viajes desde Valencia a su Galicia natal.
Así, recuerda cómo los toros de Osborne se ven desde el coche, “por donde te cuelan ese trampantojo”, por lo que “el premio para el caminante” consiste en descubrir la falsedad de ese cielo azul pintado dentro de la propia silueta del toro. “Yo trabajo el caminar, el paisaje y el recorrido”, que es como subrayar la importancia de una mirada más atenta. Por eso la inclusión de sus toros, pieza a pieza, en los espacios más reducidos de una galería o los más amplios de un museo, permiten fijar la atención en aquello que se nos escapa por la velocidad del viaje o las prisas cotidianas. “Aíslo en diferentes espacios aquello que algunos han dado en llamar tabla de surf y ofrezco esa forma singular a un espectador atento”.
De manera que Ismael Teira lo que hace en todos esos recintos donde ha podido contemplarse tan singular propuesta es “meter el toro, pero sin el toro”. Sin el toro al completo, se entiende. Cada una de las partes azules que vienen a representar ese cielo pintado entre el rabo y las patas traseras, va adquiriendo diversas tonalidades. “Al igual que el cielo es distinto durante el día, al anochecer o si está nublado, yo pinto también esas diferencias”.
Diferencias que él extrapola a las igualmente diferentes provincias en las que aparece tan mayestática silueta. “El español tiende a homogeneizarlas”, dice. De ahí que su ‘Cielo español’, además de revelar el engaño visual inscrito en el toro de Osborne, sirva para reconocer la idiosincrasia de los territorios que acogen el icono ibérico por excelencia. ‘Cielo español’, sin duda, mas cielo en transformación a pesar del trampantojo. Ismael Teira espera demostrarlo llenando galerías y museos con las tonalidades cambiantes de casi un centenar de toros. Porque caber, caben.
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Salva Torres
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