Entrevista a Javier Saez Castán
Premio Nacional de Ilustración 2016
Hace solo una semana nos enterábamos de que el Ministerio de Cultura había otorgado el Premio Nacional de Ilustración 2016 a Javier Sáez Castán. Un merecido galardón a uno de los grandes profesionales del libro ilustrado en nuestro país al que avalan numerosas publicaciones. Javier Saez Castán le ha prestado un valioso tiempo a Makma para que podamos conocer su trabajo un poco mejor, ese que forma parte de su día a día.
¿Cómo te sientes al haber recibido el Premio Nacional de Ilustración?
Esta pregunta tiene una respuesta fácil: muy contento.
Según tu experiencia y sin tener en cuenta la compensación económica, ¿suelen estas menciones ayudar a los galardonados?
Eso espero. Los premios tienen varias caras, todas ellas buenas. Aparte de la ayuda material considero que es clave la difusión de tu trabajo. ¿En qué se traducirá todo esto? Todavía no lo sé. El tiempo lo dirá. Aunque creo que no es tanto el acceso a más trabajo, pues yo soy muy lento y si me dicen que voy a tener más trabajo, me preguntaré quién lo va a hacer, sino que confío más bien en otro tipo de oportunidades como exposiciones o una mayor difusión de mi obra.
El jurado del Premio ha destacado tu capacidad de «construir mundos». ¿A qué crees que se han referido?
No sé si esa observación está justificada, pero la verdad es que a mí me halaga mucho porque que realmente coincide con aquello a lo que yo aspiro. ¿Qué quiere decir? Pues creo que habría que preguntarse a qué se refieren con la palabra “mundos” al hablar de libro ilustrado. Es una acepción adecuada ya que el referente que la gente suele tener desde fuera es el de un cuento con dibujos y, en este sentido, la ilustración actúa simplemente de acompañamiento, como una especie de ayuda para que la lectura sea más fácil. Esto no define lo que es un libro ilustrado y, precisamente, a raíz de esta alusión a los “mundos” se demuestra que un libro ilustrado es un trabajo de creación de un espacio imaginario, no una historia con dibujos. La lectura del libro ilustrado no es una lectura al uso donde tú abres el libro y lo lees. Es un espacio que el lector se encuentra cada vez que abre el libro, que luego puede visitar, abrir, encontrarse con él… Y así, la memoria va creando ese mundo, un mundo completamente visual.
¿Un ejemplo propio?
Se puede entender muy bien abriendo el ‘Animalario Universal del Profesor Revillod’ que realicé en colaboración con Miguel Murugarren. Lo que se encuentra aquí, más que una historia, es precisamente un mundo. Un conjunto de imágenes de animales que aluden a una institución ficticia que los ha ido descubriendo. El lector va leyendo todo esto, lo va viendo, y va contruyendo ese mundo del que hablaba el jurado.
Queda patente en todas tus obras la creación de un imaginario propio, en este sentido, ¿cuáles son tus referentes conceptuales?
Esta pregunta es la que a uno le gusta ya que te da la oportunidad de hacer un recorrido por tus preferencias, pero por otra parte es muy difícil. Mis preferencias son muchas en el terreno de la imagen y constantemente estoy consultando libros o películas, ya que considero que el hecho de sacar cosas de la nada es una idea un poco pretenciosa o romántica. Creo que realmente uno extrae ideas de su memoria, lo que no quiere decir que no sean tuyas porque de hecho es aquello que tienes en tu cabeza, lo que llámanos referentes. Uno de mis referentes básicos es, por supuesto, el propio libro ilustrado, en toda su amplitud. Si bien es cierto que en algún momento puntual han tenido importancia los cuentos infantiles, apenas suelo utilizarlos como referente. Por ejemplo, ya que hablábamos del ‘Animalario’, he referenciado ahí los libros de grabados del siglo XIX. También me interesa mucho la publicidad anterior a la Segunda Guerra Mundial como revistas de cualquier tipo con anuncios de cualquier cosa. Esto lo estoy consultando constantemente. Por supuesto, la propia Historia del Arte donde hay muchos pintores que me interesan, sobre todo dentro de la pintura realista pero cercana, como podría ser la pintura realista del siglo XX centrándonos en autores como Hammershoi, Hopper o Wyeth dentro de la pintura americana.
Siempre pienso que elegir unos referentes es olvidar el resto, y quisiera recalcar que no es así. Tampoco quiere decir que sea lo que más me gusta sino lo que más utilizo. Me gustaría destacar además la historia del cómic, como ‘Little Nemo’, la primera etapa de Flash Gordon de Alex Raymond o Fletcher Hanks, un autor de cómic bastante extraño que he descubierto hace poco. Es imprescindible para mi muchos cómics antiguos y mucho cine. El cine me ha ayudado mucho a entender que es un libro ilustrado, a entenderlo como una producción donde hay imagen pero también hay narrativa, por ello quizá consulto a menudo libros de cine de años 20 y 30.
Trabajas y has trabajado como ilustrador de textos de diferentes autores, así como ilustrando los tuyos propios, ¿te enfrentas a cada trabajo con una actitud diferente?
La mayoría de veces mi trabajo es una co-creación, donde el libro se va realizando a la par, como si fuera una película o una construcción teatral. Pero sí que es cierto que cuando te dan el texto ya terminado trabajas de una forma diferente. En mi manera de trabajar la ilustración es el punto de partida. Soy un narrador de imágenes.
¿Consideras qué se puede hacer de los libros auténticos objetos artísticos?
El libro es un medio de expresión artística, pero no porque uno aspire al arte como una especie de categoría especial sino simplemente entendiendo el arte como una forma de comunicación, de creación. Y entiendo que si has hecho un libro donde has conseguido plasmar un mundo o proponerlo al lector, eso ya es una obra de arte, ese momento que tiene esa capacidad de representación y de comunicación.
Te han definido en otras ocasiones como especialista en libros e ilustraciones infantiles ¿cómo definirías ese particular público?
Es verdad que a veces, se van escribiendo cosas y tú no estás ahí para desmentirlas, por lo que si me preguntas si trabajo para público infantil, yo te diría que no. Otra cosa es que me consideren un autor de libros infantiles, que me parece muy bien, pero no tengo una intención de dirigirme especialmente a los niños. Sí creo que los niños suele ser muy buenos lectores ya que se toman muy en serio las imágenes. Por experiencia sé que a los años les suele gustar mucho los libros ilustrados pero no pienso ellos a la hora de trabajar, aunque sé que es un público exigente, y me gusta.
Y por último, ¿te va a permitir este Premio tomarme algún descanso, o ya estás inmerso en nuevos proyectos?
El descanso tendrá que esperar. Tenía un trabajo previo en el que hace unos meses que estoy trabajando, precisamente otro animalario realizado junto con Miguel Murugarren que es urgente de terminar. El descanso vendrá más adelante, probablemente al año que viene. No quiero ni pensarlo.
María Ramis
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