Valencia Negra. Una mirada de autor. Exposición colectiva
Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM)
C / Quevedo, 2. Valencia
Hasta el 9 de junio
Una imagen no valdrá más que mil palabras, pero en el caso que nos ocupa se hacía imprescindible. Los organizadores del Festival Valencia Negra propusieron a una serie de fotógrafos y diseñadores que interpretaran visualmente 13 novelas negras ambientadas en Valencia. El resultado es un total de 15 imágenes que vienen a reflejar el contenido de esas narraciones, siempre según el punto de vista de los artistas intervinientes. De manera que los fotógrafos siguieron la pista de los relatos para dejar la prueba objetiva de sus pesquisas.
Conviene citar a los investigadores visuales: Alberto Sáiz, Alejandro Pagán, Jordi Esteller, Txema Rodríguez, Israel Sánchez-Beato, Paco Carbonell, Salud Cubells, Antonio Sanz, Kike Taberner, Consu Zamora, Alberto González Lorente y Ernesto Barrachina, Mateo Torres, Rafa Fierres, Luz Martín y Sam Domingo. Y a sus narradores: Esperança Camps, Pablo Sebastiá, Ferran Torrent, Ramón Palomar, Aquilino Cayuela, Manel Gimeno, Toni Soler, Salvador Pons, Emili Piera y Tonino Guitián, Luis Valera, Agustín Santos, Jason Webster y Juli Alandes. Porque entre unos y otros han dejado testimonio de esa Valencia Negra ceñida al género y que, sin duda, remite a esa otra igualmente oscura que sigue concitando primeras planas mediáticas.
Ahí están sus calles, sus paisajes, sus monumentos y emblemas, ofreciendo el contexto para que los fotógrafos y diseñadores le pongan imagen a esas narraciones. También hay escenas, recreaciones de esos ambientes negros, en la exposición Valencia Negra. Una mirada de autor, que hasta el 9 de junio permanecerá en el hall del MuVIM. Las hay misteriosas e inquietantes, como la propuesta por Alberto Sáiz, cuya muñeca de trapo tirada en pleno asfalto incita a seguirle la pista. Que es la que parece seguir ese personaje cabizbajo y airado por el rótulo Ni bon dia ni hòsties, al que alude Jordi Esteller siguiendo la estela de Ferran Torrent.
También las hay explícitamente eróticas, como la de Pagán, cuya mujer desnuda en pose de calendario, más que al crimen pasional parece remitir al lánguido abandono del suicida a lo Scott Fitzgerald. O las igualmente explícitas alusiones catastrofistas, con el Palau de les Arts a punto de ser anegado por un mar tempestuoso, obra de González Lorente y Barrachina. Erotismo y catástrofe a los que les falta esa inquietud supuesta en el género negro, en tanto imágenes excesivamente estereotipadas.
Valencia Negra. Una mirada de autor es, en este sentido, una exposición irregular, donde se combinan imágenes de calidad con otras de menor altura, destacando la propuesta por encima de la cuidada selección. Mejor, en suma, la temática y esa mirada interdisciplinar, que los resultados de tamaña pesquisa autoral. En todo caso, Valencia en blanco y negro y en color, con narrativa en castellano, valenciano e inglés, Valencia para todos los gustos y colores, al que le sobra imaginación y le falta una más acusada brillantez plástica.
Salva Torres
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