André y Dorine, de Kulunka Teatro
Espai Rambleta
Bulevar Sur, esquina Pío IX. Valencia
Sábado 17 y domingo 18 de diciembre de 2016
El notable incremento de la esperanza de vida se cobra un alto precio, y no sólo en lo que respecta a la esquilmada hucha de las pensiones. Aparte de un lógico deterioro físico, alcanzar una elevada edad lleva aparejado, a veces una serie de procesos degenerativos de la mente como los distintos tipos de demencia senil cada vez más frecuentes. El Alzheimer, el más conocido, produce una progresiva e irrecuperable pérdida de la memoria reduciendo a quienes lo padecen a una especie de nebulosa. Una disolución de su identidad que los deja huérfanos de sí mismos y causa graves problemas en su entorno familiar. Náufragos a la deriva en un mundo que se les hace ajeno.
Esta terrible enfermedad y sus secuelas, como todos los dramas vitales, constituyen una excelente materia prima para los artistas. El valenciano Paco Roca fue uno de los primeros en atreverse a abordarla en viñetas en su álbum ‘Arrugas’, luego llevado al cine. Inspirada en el padre de su amigo MacDiego, la historia mereció el Premio Nacional de Cómic y un Goya, en 2008 y 2012, respectivamente.
También las artes escénicas exploran los terribles efectos del Alzheimer. Como la singular pieza ‘André y Dorine’ que llega este fin de semana, 17 y 18 de diciembre, a Espai Rambleta. Se trata de un montaje de la compañía Kulunka Teatro especializada en máscaras y mimo que sin una palabra logra conmover profundamente al espectador. Tras una exitosa gira por 23 países recala en Valencia con una emotiva historia de amor contada en un lenguaje universal.
La acción se desarrolla en un pequeño salón de cuyas paredes cuelgan las huellas de un pasado feliz. Se oye el teclear de una máquina de escribir y las notas de un violoncello. Sus ocupantes son André y Dorine, una pareja que ha caído en la desidia de la rutina. Con mínimos medios y sólo tres actores que interpretan más de quince personajes, Kulunka crea un espectáculo redondo dotado de una vibrante poesía visual. La obra es una vuelta a empezar en la relación entre los protagonistas, un viaje a través del recuerdo, pues deben rememorar quiénes han sido para no olvidar quiénes son. Los momentos dulces y amargos se alternan con otros tiernos y terribles, tristes y alegres que desencadenan una montaña rusa de emociones. Es inevitable reír, llorar, enfadarse y enamorarse de André y Dorine en esta lograda puesta en escena.
Tras la función se llevará a cabo una Factoría Rambleta que, bajo el epígrafe ‘Por los otros’, con el apoyo de Obra social La Caixa y AFAV, reunirá a colectivos y expertos en el Alzheimer.
‘La maleta del abuelo’
Aproximar el delicado tema a la mente infantil es el objetivo de un álbum ilustrado de la editorial valenciana Onada que mereció este año el III Premio Internacional Ciutat de Benicarló. Los autores, Fátima Fernández y Juan Hernaz ya colaboraron anteriormente en Nora protagonizado por una niña algo especial llevado a escena por Teatro Factoría Norte. Con este nuevo título, editado en español y valenciano, vuelven a demostrar su excelente nivel artístico y gran compenetración.
Textos sugerentes y poéticos apoyados en evocadoras imágenes relatan la historia de un viejo marinero que ha perdido la memoria y de su relación con nieta Mariana.“Cada vez son más las personas que conozco que conviven con enfermos que sufren Alzheimer o demencia senil y tenía interés en abordar el tema”, dice Fernández. “Me planteé abordarlo desde una perspectiva y un enfoque diferente. Explorar el mundo de las emociones y al mismo tiempo retar a la imaginación. Quería escribir un texto que rompiera la frontera que separa a los lectores por su implicación con lo que se trata”.
Según Fernández, las editoriales mantienen una actitud excesivamente protectora con los lectores infantiles e incluso juveniles y procuran evitar cuestiones espinosas. Está de moda el acoso escolar, los conflictos familiares o los niños con trastornos de conducta, pero a veces hay que salirse de ese círculo y atreverse a dar un paso más.
Inspirado en el universo marino, Hernaz crea una exuberante iconografía simbólica que envuelve y potencia el texto. Peces, barcos, caballitos de mar, a los que se suma la imagen de la golondrina que representa la capacidad de recordad, en este caso perdida por el protagonista. Que texto e imagen se complementen y funcionen de manera integrada es una de las claves de un álbum ilustrado.
Para Juan Hernaz conseguir este objetivo fue su máxima preocupación a la hora de abordar el proyecto. “Texto e imagen debían conformaran un todo coherente y no ser reiterativos en ningún momento. Incluso desde el punto de vista plástico, las grafías actúan como líneas de movimiento que marcan pautas y ritmos visuales. Y para potenciar su plasticidad, de hecho, todas las palabras están dibujadas y texturadas, letra a letra, para potenciar su aspecto plástico. El texto no es accesorio ni las imágenes son meras explicaciones visuales. Es una relación que ahonda en el concepto de álbum ilustrado”, concluye este magnífico ilustrador.
Bel Carrasco
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