Proyecto Lázaro, de Mateo Gil
Viva el Ciñe
Cines ABC El Saler. Valencia
Lunes 23 de enero de 2017
Volver a disfrutar de Mateo Gil, aquel hombre que junto a Amenábar nos regaló ‘Abre los Ojos’ (1997) o ‘Tesis’ (1996), es un placer. La primera vez que vi una película de Mateo Gil me quedé de piedra: acababa de combinar el thriller psicológico, un extraño juego de rol y la Semana Santa sevillana, y el resultado era inquietante. Me gustó comprobar cómo un cineasta español era capaz de manejar tan bien los tiempos, la intriga y la acción en un film. Todavía había esperanza.
Por desgracia, no volvió como director a esos derroteros; ya sabemos que en España imperan otros gustos -que parecen revertirse con películas de la talla de ‘La Isla Mínima’ (2014) o ‘Tarde para la Ira’ (2016)-. Los chicos de ‘Viva el Ciñe’, como todos los meses desde hace ya unos cuantos, nos traen a Valencia preestrenos nacionales, y esta vez tocaron techo con la llegada de Gil y su tercer largo, la extraña e hipnótica ‘Proyecto Lázaro’.
La película tiene algo de ‘Abre los Ojos’ pero se centra en lo que hubiera pasado al despertar de la crionización. Aunque fuera de tanta parafernalia futurista y pseudocientífica, lo que Gil nos narra es una historia de amor, de pasión, una historia incompleta. El film está rodado en inglés, por aquello de buscar fuera lo que es difícil conseguir aquí, y tiene un reparto de lujo con Oona Chaplin y Tom Hughes, que le dan un tono más internacional a la poderosa historia. La película se proyectó en el último festival de Sitges; un más que buen presagio para todo film que se precie.
El film nos llega en una extraña y apacible vorágine por el cine de autor de ciencia ficción: obras como ‘Her’ (Spike Jonze, 2013) o ‘Ex Machina’ (Alex Garland, 2015) han cautivado a un público que ahora se siente más receptivo a disfrutar de este género, sin esperar naves espaciales o batallas interminables, que para eso ya se estrenan cientos de trabajos al año.
El tempo de ‘Proyecto «Lázaro’ es lento, pausado, con el ritmo necesario para no cargar al espectador, con el punto de drama existencial sin llegar a ser apocalíptico, aunque es cierto que nos ofrece una visión algo desesperanzadora de nuestro porvenir como especie, donde las relaciones personales ya no serán como ahora. Eso sí, las escenas de gallinas decapitadas y salamandras aplastadas son demasiado gratuitas y asquerosas, un error desde mi punto de vista.
Un interesante film que por descontado no pasará a los anales del cine, pero que deja un extraordinario sabor de boca, con algunas escenas gore que le dan ese toque rabioso que la película precisa. Por desgracia, en España no sabemos apreciar este producto y Mateo Gil ha tenido que refugiarse en el siempre productivo cine de comedia con su próximo trabajo, ‘Las Leyes de la Termodinámica’, que verá la luz en septiembre y que nos traerá a Hugo Silva o a Berta Vázquez como protagonistas.
Ahora os dejamos con una muy breve entrevista a Mateo Gil, donde le preguntamos, básicamente, qué recordaba de su primera película ‘Nadie conoce a nadie’. Y la verdad es que, cuando le hicimos esa pregunta, se le iluminó la cara, tal vez cansado de repetir las mismas preguntas a todos lo medios sobre ‘Proyecto Lázaro’.
Javier Caro
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