Seré frágil, de Beatriz Esteban
Editorial Planeta
La anorexia, bulimia y otros TCA (Trastornos de Conducta Alimentaria) han generado numerosa biografía, testimonios e incluso relatos. Pero Beatriz Esteban, una valenciana de 20 años estudiante de Psicología, es, posiblemente, la primera que desde su propia experiencia se atreve a armar una novela que, a través de la ficción explora los entresijos esta grave enfermedad. Sara, Clara, David, Sofía y otros adolescentes son los protagonistas de ‘Seré frágil’ (Planeta). Un grupo de chicos y chicas normales y corrientes hasta que se infiltra entre ellos un horror invisible. Amor, amistad y misterio se combinan en una primera obra valiente que revela a una gran autora en ciernes.
Porque Esteban es una escritora nata. Escribe desde la más tierna infancia y antes de aprender a leer ya les contaba cuentos a sus padres y jugaba a inventarlos con sus abuelos. “La literatura siempre ha sido muy querida en mi casa”, dice. “Un libro era siempre el mejor regalo, hasta que mis estanterías no dieron para más. Ese amor a los libros ha ido creciendo con el tiempo”. Su autora preferida nacional es Victoria Álvarez y le gusta mucho el estilo de Diana Gabaldon, Maggie Stiefvater y John Boyne.
“Seré frágil nació con la única intención de volcar y encerrar en el papel todo lo que quería dejar atrás y, al mismo tiempo, todo lo que quería hacer entender a los demás”, dice Esteban. “La novela nació de la impotencia que sentí al constatar que nunca supe realmente lo que era un trastorno alimenticio hasta que lo viví. Que todo lo que había aprendido en el colegio, lo que había escuchado en los medios estaba sesgado, mostraba una pequeñísima parte de la enfermedad. Fue por ello por lo que me costó tanto considerarme ‘lo suficientemente enferma’ como para pedir ayuda, como para pensar que realmente lo estaba. No podía soportar la idea de que hubiera más gente que se hubiera sentido así, y la única manera que tenía de cambiar esa visión era escribir la mía. Quiero que la novela ayude a comprender mejor a quienes sufren. A que dejen de sentirse solos”.
A Esteban no le gusta mucho hablar directamente de su caso, uno entre un millón, medio millón son los que existen en España. Lo importante es que logró superarlo gracias a la ayuda profesional, “el apoyo de mi familia, pareja y amigos, y mi propia fuerza”, explica. “Tenía una llama dentro que me decía que no podía seguir viviendo así. Que una vida con un trastorno de la conducta alimentario no es vida”.
En cuanto a las causas, considera que son múltiples. “Son muchos factores que acaban desencadenando la enfermedad: Auto exigencia, baja autoestima, un cúmulo de factores sociales… No puedes preguntarle a un enfermo de diabetes o de cáncer por qué sufrió su enfermedad; tampoco a un enfermo de un trastorno alimenticio”.
Considera que “podría hacerse mucho más y mucho mejor” para combatir los TCA, una plaga de nuestro tiempo. “Los medios no ayudan a transmitir una imagen realista de los trastornos de la conducta alimentaria. Se fijan sólo en la tragedia, pero no la tratan como lo que es: una enfermedad compleja con todo lo que ello supone”.
Romper los tabúes en torno a la salud mental es el primer paso indispensable. “Es increíble que un médico esté a tu disposición cuando sufres un esguince, pero que haya que esperar meses para que un psicólogo te vea cuando tienes pensamientos suicidas. No se le da importancia. La gente todavía piensa que ir al psicólogo es cosa de locos. Hay que empezar a hablar más de la salud mental desde jóvenes. Hay que empezar a desmentir mitos y hay que sembrar la idea de que pedir ayuda no te hace débil, te hace humano”, concluye Beatriz Esteban.
Bel Carrasco
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