‘Carmina Burana’, de La Fura dels Baus
Teatro Tívoli
Carrer de Casp 8, Barcelona
Hasta el 26 de marzo de 2017
Con motivo de la obra de teatro basada en la opera de Carl Orff ´Carmina Burana´ que presenta La Fura dels Baus en el Teatro Tívoli de Barcelona, hasta el 26 de marzo, Makma ha tenido la oportunidad de entrevistar a Carlus Padrissa, director de escena español, conocido por ser uno de los seis directores artísticos de La Fura dels Baus, y a Chu Oroz, diseñador 360, y artífice de la fuerza visual furera en escena.
Para entender un poco de dónde parte el imaginario artísitico de la obra hay que saber lo que significa Carmina Burana: son las Canciones (Carmĕn es poema, canto o cántico) de Beuern (burana es el gentilicio que indica la procedencia: de Bura), una colección de cantos goliardos de los siglos XII y XIII, reunidos en el manuscrito encontrado en Benediktbeuern en Baviera (Alemania) en el siglo XIX, y que Carl Orff usó en 1937 para crear su opera master.
En estos poemas se hace gala del gozo por vivir y del interés por los placeres terrenales, por el amor carnal y por el goce de la naturaleza, y con su crítica satírica a los estamentos sociales y eclesiásticos, nos dan una visión contrapuesta a la que se desarrolló en los siglos XVIII y segunda parte del XIX acerca de la Edad Media como una «época oscura».
En los Carmina burana se satirizan y critican todas las clases sociales en general, especialmente a las personas que ostentaban el poder en la corona y sobre todo en el clero; se entiende que un grupo de teatro rompedor como La Fura se interese por este tipo de arte y lo actualice y adapte a su estilo transgresor futurista.
¿Os inspiraron los goliardos para este proyecto?
Carlus Padrissa (CP): Bueno, a mí más bien me inspiró la música de Carl Orff, porque tiene esta vitalidad intrínseca. Fue él quien se inspiró con los cánticos medievales, que son básicos y rítmicos. Los podríamos comparar un poco con las canciones que usan los hooligans hoy en día en los partidos de futbol, de ritmos básicos y repetitivos (pam, pam,pam, un, dos, pam, pam…) muy vitales y atávicos. Son los ritmos que vienen de corazón, del bum bum de la madre embarazada que cuando se enamora late más rápido. Nos acostumbramos a ese ritmo ya en el útero materno.
Además, los cánticos de Carmina Burana son un poco picantes….
CP: Los textos hablan de que hay pocas ocasiones en general y la vida hay que aprovecharla. En este contexto “picante” hemos mostrado una niña que pasa su tránsito adolescente y cantará una de las arias más bellas del siglo XX, que es muy dulce y es un orgasmo directamente. Sí, un orgasmo. Hace un grito in crescendo hasta que llega a la nota más alta durante su éxtasis. Brutal y explosivo. Rompe los cristales.
Carl Orff también trabajó para los nazis, ¿qué opinión os merece esa etapa?
CP: A nosotros, los nazis no nos interesan para nada, y además él no fue de los que trabajó más para los nazis. Hubo muchos otros, por ejemplo Strauss, y nadie le tiene manía. Orff, según me comentaron, estuvo en La Rosa Blanca, la resistencia rebelde, no-violenta, contra el régimen nazi. Hacía doble papel. El era musicólogo y se refugió en la investigación. Se ve que todo esto está documentado.
De algún modo había que sobrevivir en esa época…
CP: Yo no soy historiador, a mi me interesa su vida antes de la guerra y especialmente la creación de esta obra de arte musical que es Carmina Burana.
Vuestro espectáculo es total: voz, texto, efectos especiales. ¿Cómo se te ocurre la trama y cómo lo montas todo en el escenario?
CP: Nosotros lo que hacemos es volverlo a poner en el candelero. Este teatro que hacemos es ancestral, derivado de las fiestas paganas eternas desde que el hombre es hombre, donde se celebra la supervivencia a las inclemencias, el cambio de estación, las cosechas, la recolección de los frutos de la tierra, como en las bacanales romanas, etc. Luego viene la religión y les cambia el nombre, como en carnaval, o la cuaresma, pero el motivo sigue siendo el mismo, la celebración de la vida. Y, por lo tanto, estas fiestas son totales en sí mismas: se bebe, se huele el humo del fuego, se baila, la gente se toca, son interactivas, y eso es lo que queremos trasladar al teatro, donde uno decide dónde se coloca (cerca o lejos de la acción) y qué grado de participación quiere tener en el espectáculo, cómo quiere participar. Por eso nos gustan más los auditorios que los teatros, porque la gente puede circular mejor por el espacio, la energía fluye mejor, hay más conexión, y en el teatro están sentados en sus butacas. Pero también hemos hecho espectáculos, como el de Wagner, el en Liceo.
Nosotros hacemos que los actores se cuelguen de cuerdas, que canten en el agua, tenemos unos actores que se adapatan al escenario y Chu crea un sistema de escenografía que permite todo este movimiento y la adaptación de los actores a las escenas. Especialmente el efecto de “camiseta mojada” como segunda piel me parecía de lo más atractivo a nivel escénico.
Cuando la protagonista vuela su energía se magnifica, ella decide ir a una cita con su amante, pero tiene vengüenza, y la vence, se enfrenta a sus miedos y se va, pase lo que pase, entonces ella se siente poderosa y en ese momento es cuando la hacemos volar, que es en su momento álgido, cuando tiene el orgasmo y grita de ese modo catártico. Solo de pensar que ha quedado eso ya le pone.
Chu Oroz (CO): Es una tranformación hacia ese objetivo, pero también hay más personajes y, sobre todo, también hay los coros, que evidentemente es una “masa”, un elemento de escenografía humana, que también tienen sus propias luces, sus códigos propios.
Si tengo bien entendido, son los coros de la polifonía de Puig-Reig (municipio de la comarca del Berguedà)
CP: Sí, hace mucho años que un director cogió a algunos chavales de Puig-Reig (hago un inciso aquí para comentar que yo nací en Balsareny que está justo al lado de Puig-Reig, un pueblo pequeño en el que sólo nací, porque a la media hora mis padres ya me llevaron para casa) y este director les enseño música desde pequeños, y yo considero que es una de las corales catalanas más interesantes que hay. Y lo hacen con mucha ilusión porque ellos vienen a Barcelona en autobús, cantan y después vuelven a casa. Les gusta hacer bolos por ahí. Y son muy buenos, no son profesionales, pero están encantados y lo hacen muy bien. Chu les viste con unas barbas, y así está bien, porque su vestuario no pasa de moda.
Sí… yo quería hablar especialmente del vestuario y de la escenografía, porque hay una tela blanca que cubre a los músicos, que también sirve para proyectarle imágenes, etc. Contadnos cómo funciona.
CP: Es como un sombrero que tapa a la gente. Pero después salen los vestidos, que son muy importantes.
CO: También no sólo en esta obra, sino en muchas otras, trabajamos para captar la luz, pero también para emitir luz y, además, con otro tipo de luz que es como una segunda piel y le da más registros al personaje. Por eso muchas veces esta multipantalla enlaza distintos personajes clave en esa escena y todo forma parte del mismo cuadro. Las barbas y los códigos paganos de la ceremonia del vino, de la iniciación, hay una transformación dentro del agua mismo, con mal humor por la transgresión de un personaje a otro, de mujer a hombre, y todo eso se va transformando a través del libreto hacia el éxtasis final, que es una catarsis y el objetivo de la iniciada.
Además el público siempre reacciona a todo eso.
CO: Sí, es interesante porque en ese momento no hay actores en escena, y este artefacto, esta grua potenciadora, está muy cerca del público (ya usamos una máquina parecida en Valquirias, que son un “portento de la naturaleza”) y pasan por encima del foso de los músicos a proyectar esta voz tan brutal hacia el público. Yo creo que es, probablemente, una de las mejores versiones del mundo.
El público siempre juega un papel muy importante en los espectáculos de La Fura. En este caso, además, ¿se ensucia? ¿huele? ¿se saborea? ¿reacciona?
CP: Por desgracia en el Tívoli están sentados. Pero hacemos todo lo que podemos para que interactúen con nosotros. A los que están en las filas de al lado les mojamos un poquito y a los que están delante ¡les mojamos mucho! Porque en un momento en que la protagonista está dentro del agua se transforma en vino, porque es nuestra versión latina, y además tiene el color de la sangre. Y el vestuario me encanta porque ella lleva un patrón de una pelota de béisbol, que es como un ying-yang, y eso le cubre la aureola potencial con dos borlas, y después lleva un tipo de concha, como una alegoría a la primavera, una concha grande como una vieira, que nos permite jugar con la dualidad de convertir el agua en vino, o de que ella tenga la regla. Se convierte en mujer y pasa por un proceso en el que al final ella es la propietaria de su propio cuerpo. Se siente una mujer fuerte. Y entonces canta y hace ese grito, “¡¡uaaaahhhhh!!”, se levanta con la grúa y en un segundo sube de cero a cinco metros de altura, en puro éxtasis.
¿Y todo esto ocurre gracias al amor por su contrario?
CP: Es gracias a ella misma, que toma conciencia de su propio ser. El sexo queda un poco ilimitado, no se sabe bien si a ella le gustan los hombres o las mujeres. Lo que tenemos claro es que le gusta su contrario. Pero no sabemos qué, o quién es, lo dejamos abierto. No hay la típica escena romántica. Se termina antes. Lo dejamos abierto. Se acaba antes de la cita, pero ella ya ha tenido su orgasmo. Solo con la idea de quedar, ya… Queda con su amante, y es un final abierto porque no le vemos. Es un amor moderno. Pero sí que es una clara aproximación de ella hacia su cuerpo. Ella se descubre a sí misma y se siente poderosa.
Entonces, ¿la recomiendas para el publico adolescente?
CP: Muchísimo. Es para ellos. Es la historia de un adolescente que se vuelve soberan@ de sÍ mism@. Al final se descubre. Es un canto a sí misma. A su cuerpo. La actriz se sitúa en un pedestal y se aguanta solamente con su energía. La ves poderosa. Y es una persona humana, pero es soberana de sí misma. Nos gusta mucho este final. Podríamos decir que Carmina Burana es el nombre de una mujer, que se llamaba Carmina. Era una chica que se ha transformado en mujer. Y que es poderosa. Muy poderosa.
Es una obra muy actual.
CP: Sí, al final sí, porque, primero, no aburre- la música es muy actual, muy potente-; segundo, es corta, lo cual es practico en nuestra vida moderna y dura como una peli; tercero, es interactiva y es una cantata para músicos, para cantantes y para imágenes mágicas. Y hemos puesto estas imágenes mágicas sobre los solistas, en un vestido que es el mismo en la Carmina joven y la mayor. Necesitábamos una Carmina que tuviera un cuerpo grande, que proyectara bien el sonido, y en el mundo de la lírica eso se traduce en el tamaño del cuerpo. Si tienes un cuerpo que es un buen instrumento, tiene que ser amplio. Tiene que resonar. Necesitábamos un voz muy aguda y con mucho volumen, para que el agudo no se rompiera, no queríamos que fuera insoportable. Tenía que ser un agudo fuerte, pero grave, con cuerpo, que no hiriera a los oídos. Para mí era muy importante encontrar esto, porque yo ya había hecho un casting y siempre oía agudos chillones, que no podía soportar. Este agudo tenía que ser amplio, digestible, con mucho peso. Chus ha vestido a las dos actrices igual, con el mismo vestido, uno delgado y otro amplio, lo que hace que el cambio de actriz sea natural y fluido (y la gente ni se entera). La gente cree que quienes cantan son las dos. Creamos una fantasía. De dos actrices hacemos sólo una. Se confunden en escena. El vestido marca mucho.
¿Qué proyecto de futuro tenéis?
CP: Estamos preparando ´El Apocalipsis. Grado cero, La Revelacion’, que será como empezar todo desde cero. Como el Ave Fénix. Es un proyecto que durará muchos años, empezamos ahora, pero será una gira en un barco, y habrá la versión en el barco y otra en la tierra, para que se pueda representar en Madrid y en cualquier otro lugar del mundo. Pero parte de una idea de viaje, de cambio, de punto cero. Tiene un rollo muy ecológico y mucho de la mujer deportiva. Trabajaremos con muchas actrices esta vez. Muchas furias femeninas. ¡La mujer al poder!
CO: En las últimas óperas que hemos hecho siempre hemos trabajado con mujeres, por ejemplo en Taiwan, la torre humana del Warhala era toda femenina, porque además siempre hay más mujeres que hombres, especialmente en las artes. Solo había dos hombres entre todas ellas.
Neus Flores
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