Intervalo, de Ruud Kuijer
Umbracle del Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia
Hasta el 9 de abril de 2018
El artista holandés Ruud Kuijer llega por primera vez a España con nueve piezas de acero y hormigón. Y lo hace en el paseo del Umbracle para sostener un diálogo artístico con la obra de Santiago Calatrava. Hormigón contra hormigón del que el artista holandés ha extraído, en la semana que lleva en Valencia montando la exposición, sus propias conclusiones: “Calatrava es un grandísimo arquitecto al que admiro, pero después de estar aquí me he dado cuenta que su concepto de repetición es precisamente lo que yo tiendo a romper en mi trabajo”.
Las nueves esculturas colocadas en línea, con 15 metros de pulcra separación entre sí, vienen a ser el reflejo invertido de la monumentalidad del Museo de las Artes y las Ciencias construido por Calatrava. Frente a su espectacularidad, el carácter más íntimo de las piezas de Kuijer, y ante la repetición aludida del arquitecto valenciano, la sensación arrítmica de las obras del artista holandés. “No es ni mejor ni peor, sino un contraste muy bonito entre ambas concepciones”, en el contexto de la Ciudad de las Artes “que compite por su fuerte identidad con edificios como el Guggenheim de Bilbao o la Sagrada Familia de Barcelona”, subrayó el escultor.
La Fundación Gabarrón, en colaboración con el Museo de las Ciencias, ha hecho posible ese diálogo entre lo íntimo y lo espectacular, ofreciendo la posibilidad de conocer el singular trabajo de Kuijer, quien dijo sentir especial atracción por la obra de Julio González, Oteiza o Chillida: “España es un país de grandes artistas abstractos”, recalcó. Su propia identidad está marcada por el hormigón, un material “muy actual, porque se usa para la construcción de centros comerciales, puentes o carreteras, pero que sin embargo no hay muchos artistas que lo utilicen, y yo empecé con él hace ya 30 años”.
Y ahondó en esa relación que mantiene con el hormigón, al igual que con el acero: “Me gusta la sofisticación del hormigón y la ductilidad del acero, más manejable”. Algo que se puede comprobar en las nueve piezas exhibidas bajo el elocuente título de ‘Intervalo’. Un intervalo que alude al ritmo establecido entre el espacio que separa las esculturas y el propio equilibrio compositivo de su obra, que parece sonar a ritmo de metrónomo. “Ese ritmo lo marca el propio edificio del Museo de las Artes y las Ciencias con el que dialogo, si bien mi obra es más arrítmica que la de Calatrava”.
Kuijer fue desgranando las particularidades de cada una de sus criaturas, con las que mantiene ese aire doméstico reflejado en los materiales empleados para crearlas. Hay evocaciones a la madera (“su veteado se puede sentir”), a la tela de arpillera, los cajones, las puertas (“porque traslada de un espacio a otro”) y a otro buen número de elementos cotidianos que transforman el frío hormigón en un lugar cálido. También sus piezas de acero, que al ser más dúctiles le permiten barrocos entrelazamientos, destilan esa sutileza de lo pesado que se vuelve ingrávido.
“Creo en la imperfección, no en el control total de las cosas”. Y fue entonces cuando se refirió a Picasso, aludiendo al proceso creativo como lugar de inesperadas revelaciones: “Aprendes haciendo las cosas y sorprendiéndote”. Como suya fue la sorpresa de descubrir las diferencias de su obra con la de Calatrava, “que va creciendo hacia arriba, mientras que la mía se eleva al tiempo que se mantiene pegada a tierra”. Los 3.000 kilos de la más pesada (“y ni siquiera los sientes”) también se yergue igualmente para dejarse caer como un vestido, por utilizar su propia metáfora a la hora de explicar una de las esculturas.
‘Intervalo’ permanecerá en el Umbracle de Valencia hasta el 9 de abril de 2018, siguiendo en esto el mismo intervalo de seis meses marcado por el Museo de las Artes y las Ciencias entre una exposición y otra. Nueve esculturas de acero y hormigón que abarcan el trabajo de los últimos 22 años de Ruud Kuijer, cuya abstracción escultórica se halla siempre “referida a la vida real”. Intimidad, pues, versus monumentalidad como diálogo característico de la sociedad contemporánea.
Salva Torres
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