‘Ninguna mujer ha pisado la luna’, de Kike Parra (Relee. Red Libre Ediciones, 2018)
Entrevista con el escritor con motivo de su cuarta publicación
Hay narradores que necesitan muchas páginas para desarrollar su idea. A otros, en cambio, les basta con unas líneas. Entre la novela caudalosa y el microrrelato (aunque también lo practica) se encuentra Kike Parra (Alzira, 1971), que acaba de publicar ‘Ninguna mujer ha pisado la luna’ (Relee. Red Libre Ediciones, 2018), su cuarto libro de cuentos, con prólogo de Jon Bilbao.
Ocho relatos de temas muy diversos inspirados en noticias publicadas en 2014 y 2015, que formaban parte de un proyecto literario realizado por el autor valenciano en el taller de escritura de Isabel Cañelles. “Esas noticias tan solo sirvieron de arranque, pues ningún cuento es una crónica de lo sucedido”, matiza Parra. “Quería alejarme de este género, pues prefiero inventar, trabajar las historias desde la imaginación, puesto que lo que me interesa es el tema que se esconde detrás de lo sucedido o, al menos, el tema que más me atrae o incomoda”.
¿Cómo surgen sus peculiares títulos?
Cuando me pongo a escribir un cuento opto por la primera palabra que se me ocurre; está ahí, en el borrador del cuento, por simple referencia. Es en la etapa última de corrección y revisión cuando le asigno el definitivo. Casi siempre suele ser por una especie de combustión espontánea. En el caso del libro, fue mi editora, Isa Cañelles, quien dio con él.
¿De qué habla en ‘Ninguna mujer ha pisado la luna’?
Fue también Isa quien detectó en estos cuentos una preocupación mía que ya estaba presente en mi anterior libro, ‘Me pillas en mal momento’, y que tiene que ver con el desequilibrio entre lo masculino y lo femenino. Los personajes masculinos de mis historias necesitan, para encauzar o solucionar sus problemas, que esa parte femenina esté presente, tanto lo femenino que puede haber en el hombre, como lo propio que aportan las mujeres de los relatos. El hombre —ya hablo de la vida— tiene el poder en casi todos los aspectos y, sin embargo, el mundo, la sociedad, sigue siendo injusta e imperfecta. Pienso que hasta que no se dé ese equilibrio entre mujeres y hombres, seguirá existiendo esa imperfección.
Un crucero por el Mediterráneo, la caída del Muro, Las Vegas, Nueva York… Se diría que el cosmopolitismo y el afán viajero es otro común denominador.
No he pisado ni Berlín, ni Las Vegas, ni Nueva York, ni Islandia, ni siquiera he hecho un crucero por ningún mar. Me pasa como a las mujeres, que no han pisado la luna. Como el punto de partida de los relatos fueron noticias periodísticas, mantuve la ambientación originaria. Creo que, actualmente, hay mucho cosmopolitismo de salón. Nuestra cabeza puede serlo e ir donde quiera, pero no por eso tiene que concordar con nuestro yo viajero.
¿Cree que hay escritores más propicios a los cuentos que a las novelas? ¿Tiene alguna empezada?
Si pienso en mi caso, así es. La inmensa mayoría de historias que se me han ocurrido tienen a un personaje haciendo o diciendo algo. Es una acción tan concreta, un instante tan perfectamente condensado, que no me hace falta explayarme mucho para intentar darle un sentido. Además, soy compulsivo y, a la hora de escribir, impaciente. Aunque, al final, la disciplina me ha ayudado a controlar más o menos mis imperfecciones. En cuanto a la segunda pregunta, la respuesta es sí, estoy escribiendo una historia que tiene cuerpo de novela.
Ha participado en varios talleres literarios y también los imparte. ¿Qué es lo que se puede y no se puede enseñar en ellos?
Se puede enseñar todo, pero no todos los que se inscriban a un taller van a llegar al mismo punto. Mi idea es que en un taller literario se incida sobre tres pilares fundamentales: el trabajo, la técnica y el talento. Al alumno se le puede dar pautas para que planifique mejor el tiempo que dedica a escribir. Se le puede hablar, por ejemplo, de cómo mejorar la verosimilitud en una historia; y se le dice que la inspiración y el talento no sirven, aisladamente, para hallar el texto que buscan. Trabajar estos tres aspectos le ayuda a mejorar lo que escriba.
¿Por qué el cuento es un género minoritario en España?
Tiene que ver con dos razones: la primera es que no hay tantos lectores de relatos como de novela. La segunda viene dada por la propia iniciativa editorial, que apuesta, mayoritariamente, por novelas. En ningún caso pienso que sea porque no haya colecciones de relatos con una gran calidad. Podría hacerte en un par de minutos una lista extensa de escritoras y escritores españoles que tienen libros de cuentos que son una maravilla. Pero esto es porque llevo toda mi vida leyendo libros de cuentos al mismo ritmo que de novelas.
Me he planteado la pregunta que me hace a lo largo de mi vida y suelo responderme con otras preguntas: ¿Por qué en Latinoamérica el cuento está tan bien considerado? ¿Por qué en Estados Unidos los relatos tienen tantos lectores? Sé que es una anécdota dentro de todo el contexto, pero el último premiado en uno de los más prestigiosos concursos literarios, el Concurso Internacional de Cuento Gabriel García Márquez, es español y ha sido publicado por una editorial española.
Bel Carrasco
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