Seminci – Semana Internacional de Cine de Valladolid
Del 20 al 27 de octubre de 2018
El frío nos dio la bienvenida en Valladolid, un frío seco, sin rastro de la humedad que experimentamos en València. La imagen otoñal de la ciudad es preciosa a nuestra entrada. Íbamos con la alegría propia de los que se lanzan por primera vez a una aventura, un aventura de buen cine. Recorrimos los kilómetros que nos separan en coche con buena música y mejor charla, y nos detuvimos, por aquello de la fatiga al volante, en Carbonero El Mayor (Segovia). Justo ese pueblo era muy conocido por un restaurante llamado ‘El Riscal’, donde servían un tipo de buey, llamado Cabu, que estaba delicioso.
Fue nuestra primera sorpresa en Castilla y León. Con el estómago lleno nos dirigimos a Valladolid, la meca del cine de autor durante esa semana. Lo primero era recoger las acreditaciones, inspeccionar un poco los aledaños del Teatro Calderón, donde se celebran tanto la Gala Inaugural como la de Clausura, además de las proyecciones de la sección oficial. Necesitábamos comenzar ya con la experiencia, después de haber disfrutado en València del fabuloso regreso de La Mostra.
Allí había un buen destacamento de valencianos con ganas de cine, por ejemplo, la web Ineditofilms (gracias por la ayuda en todo). Cogimos un taxi, una vez nos acreditamos, y nos dirigimos al Cine Broadway, un típico cine de barrio lleno de encanto y palomitas. En la barra estaba Carlos Madrid, último director de Cinema Jove, con un café dispuesto a disfrutar de la Seminci como nosotros. Una breve charla y a la sala.
Lo primero era encontrarnos con la directora valenciana Ana Ramón Rubio y su productora Cristina Vivó, para presentar el documental ‘Almost Ghost’, un recorrido por la Ruta 66 a través de las historias de tres personajes maravillosos que nos transportan a esa carretera de cine, parte fundamental de nuestra imaginación colectiva. Luego un debate que tuvo que detener el moderador porque las preguntas se sucedían sin tregua. Una joya llena de quilates. Quizás, y a título muy personal, lo que más me gustó del festival.
No paramos quietos, un festival de esta envergadura está lleno de cine y su programación es pegajosa y adictiva. No teníamos claro qué era lo siguiente que íbamos a visionar; llevábamos solo unas horas en la tierra de Concha Velasco y estábamos abrumados por la amabilidad. ‘Generation Wealth’ (Lauren Greenfield, 2018) fue la siguiente en otro lugar diferente, el Teatro Cervantes. Nos enfrentábamos a un documental sobre la belleza, el dinero, la fama, algo que ya habíamos visto mil veces contado, y que aquí llegaba a aburrir por acabar siendo un documental más centrado en la autora que sobre el tema que anunciaba.
Es curioso cuando vas descubriendo, tan rápido como nosotros, las sedes de proyección: todas te parecen especiales y todas querrías que estuvieran en tu ciudad para visitarlas más a menudo. La jornada siguiente tenía que comenzar temprano, pero el sueño nos obligó a desistir de nuestra idea. Por fin entramos al imponente Teatro Calderón. Subimos unas escaleras y ahí estaba su escenario, sus butacas (1.141) y su techo.
El filme que íbamos a ver era la alemana ‘In den Gängen’ (Thomas Stuber, 2018), titulada en España como ‘A la vuelta de la esquina’. Aunque no fue una película que nos enamorara: una historia de un trabajador tímido y poco hablador de supermercado que se enamora de su compañera, y que no es correspondido. La obra no causó furor, pero miren ustedes por donde, se alzó con la Biznaga de Plata.
Comida pantagruélica, no podía ser de otra forma, y nos dirigimos de nuevo al Cervantes a ver ‘Yuli’, la última cinta de Icíar Bollaín. Me pareció floja, pero a mi acompañante le gustó mucho. La película nos cuenta la historia del bailarín cubano Carlos Acosta, una persona que rompió fronteras y estereotipos al interpretar algunos papeles de ballet en los que siempre habían trabajado bailarines blancos. Personalmente la vi como un biopic sin más.
Nos quedamos en el teatro para la última de la noche, en ese momento mágico donde el estómago te ruge y la mente y la ilusión te empujan a quedarte en la butaca. ‘Notti Magiche’ (Paolo Virzi, 2018), director que ya estuvo en Valladolid en 2016 con ‘Locas de alegría’, y que en este caso nos dio una lección de historia de cine italiano, lleno de humor (algo aburrido). Unos jóvenes se presentan a un concurso de guión, el premio es suculento y a su alrededor aparece un destacamento de inaceptables sinvergüenzas dispuestos a quitarles el dinero, regalándoles la esperanza de trabajar en el cine. Una pena que el filme no funcionara y aburriera a un público que bostezaba en el teatro. Nos enfrentamos al frío de la calle para marcharnos al hotel a dormir.
Penúltimo día en Seminci, saludos a los periodistas que ya conocíamos, un café con un pepito de bacon en el ambigú, un coqueto bar enfrente del Teatro Calderón, y nos metemos otra dosis de cine. Esta jornada fue la más cinematográfica de todas: con cuatro películas entre pecho y espalda. ‘A land imagined’ (Yeo Siew Hua, 2018), que retrata una Singapur llena de luces, trabajadores explotados y que huyen de la miseria emocional a través de juegos en red en un cibercafé, y un policía, Lok, que se transmuta en Wang, el joven al que busca. Era la primera del día. El filme, sin ser nada del otro mundo, se alzó con el Leopardo de Oro como Mejor Película en el Festival de Locarno; de Valladolid tampoco se fue de vacío, llevándose el premio a la Mejor Fotografía.
Salimos del teatro acelerados, algunos tenían que enviar sus crónicas inmediatas desde el centro de comunicaciones, otros teníamos que llegar a un restaurante a comer puchero de garbanzo, y luego nos esperaba Matt Dillon (en una película, no en persona), al que le habían reconocido su extensa carrera con la Espiga de Honor.
Por fin entrábamos en el Teatro Zorrilla: las sedes de este festival son increíbles, metido en la imponente Plaza Mayor (antiguo Convento de San Francisco). Un teatro lleno de historia (¿acaso hay algún lugar del centro de Valladolid que no la tenga?), donde íbamos a ver ‘Honey in the Head’ (Til Schweinger, 2018). Una película que avergonzaría a cualquier persona que quiera el cine, o como mínimo, lo respete. De ahí, volvemos al cine Broadway para ver ‘Ana de día’ (Andrea Jaurrieta, 2018), un filme muy interesante y misterioso. Su directora estuvo con nosotros en un coloquio muy ameno, donde resolvió alguna de las dudas que plantea esta enrevesada historia con Ingrid García-Jonsson como prima donna. Solo con la premisa, ya genera las ganas de verla: «un día Ana descubre que una doble idéntica a ella ha ocupado su lugar, llevando a cabo todas sus responsabilidades y obligaciones».
Nos despedimos de los Cines Broadway y de las proyecciones del festival con ‘Casi 40’ (David Trueba, 2018), un viaje al pasado, a los amores que se pierden por la vida y a los sueños e ilusiones que se chocan con la realidad y cambian. Una fiesta en el Hotel Olid nos aguardaba, pop rock español de calidad y a dormir. En la última jornada nos quedaba la Gala de Clausura, algo aburrida pero con el Teatro Calderón a reventar de público. Se nota que pese al frío y el conato de lluvia, los vallisoletanos aman en cine y su festival. Nos marchamos de allí con una sensación de tristeza. Valladolid nos ha regalado tanto cine en tan pocos días que no puedes irte sin sentir pena.
PALMARÉS DE LA SEMINCI:
Espiga de Oro: ‘Genèse’, de Philippe Lesage (Canadá)
Espiga de Plata: Ex aequo a ‘The miseducation of Cameron Post’, de Desirée Akhavan (EE.UU) y ‘A la vuelta de la esquina’, de Thomas Stuber (Alemania)
Mejor director: Philippe Lesage por ‘Genèse’ (Canadá)
Mejor actor: Théodore Pellerin, por ‘Genèse’ (Canadá)
Mejor actriz: Halldóra Gerihardsdóttir, por ‘La mujer de la montaña’ (Islandia)
Premio Pilar Miró al mejor nuevo director: Milko Lazarov por ‘Aga’ (Bulgaria)
Premio Miguel Delibes al mejor guion: Emil Nygaard Albertsen y Gustav Möller por ‘The guilty’ (Dinamarca)
Mejor fotografía: Hideho Urata por ‘A land imagined’ (Singapur)
Premio del público: ‘Mi obra maestra’ de Gastón Duprat (Argentina)
Premio de la Juventud: ‘The miseducation of Cameron Post’ de Desirée Akhavan (EE.UU)
Espiga de Oro al mejor cortometraje: ‘Cadavre exquis’, de Stéphanie Lansaque y François Leroy,(Francia)
Espiga de Plata al segundo mejor cortometraje: ‘Drzenia’, de Dawid Bodza (Polonia)
Premio Doc España: ‘Morir para contar’, de Hernán Zin (España)
Primer premio Punto de Encuentro: ‘Libre’, de Michel Toesca (Francia)
Segundo premio Punto de Encuentro: ‘Our new president’, de Maxim Pozdorovkin (EE.UU)
Mejor cortometraje Punto de Encuentro: ‘Un monde sans bêtes’, de Emma Benestan y Adrian Lecouturier (Francia)
Premio del público (Punto de Encuentro): ‘Yomeddine’, de A. B. Shawky (Egipto)
Premio FIPRESCI: ‘La Chute de l’empire américain’ (La caída del imperio americano)’, de Denys Arcand (Canadá)
Espiga Verde (Premio otorgado por Greenpeace a la película que mejor representa los valores medioambientales): ‘Aga’, de Milko Lazarov (Bulgaria)
Javier Caro y Ainhoa Calvillo
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