‘Legado en los huesos’ , Fernando González Molina
Atresmedia Cine, Nostromo Pictures, 2019
Con Marta Etura, Imanol Arias, Leonargo Sbaraglia y Susi Sánchez
Estreno en España: jueves 5 de diciembre de 2019
Si palpita en la trilogía del Baztán, de la escritora guipuzcoana Dolores Redondo, material suficiente para aproximar la lectura a los predios cinematográficos, el oficio narrativo, de hechuras audiovisuales, de Fernando González Molina parecía apuesta indubitable con la que emular el resultado comercial que la autora hubo obtenido de la ubicua mano de Ediciones Destino durante el último lustro.
Guarismos corroborados por la primera de las adaptaciones de la trama policial polarizada en torno de la detective Amaia Salazar, en tanto que ‘El guardián invisible’ rindió correctamente en taquilla –más allá de aquellas controvertidas declaraciones de la secundaria Miren Gaztañaga–, refrendando, de este modo, el heterogéneo y, a la par, práctico devenir profesional del cineasta pamplonés, avezado tanto en lides televisivas –’Los hombres de Paco’ y ‘El Barco’, verbigracia– como en la gran pantalla mercantil –’Fuga de cerebros’ (I y II), ‘Tres metros sobre el cielo’ y, fundamentalmente, ‘Palmeras en la nieve’, adecuación de la homónica novela histórica de Luz Gabás–.
No cabían, por tanto, razones contrarias a mantener el envite implementado por González Molina, gozando, además, del nihil obstat literario de Redondo y un asaz pulmón económico para manufacturar un producto final tan digno y rentable como lábil.
Es por ello que el próximo 5 de diciembre de 2019 se asoma a las pantallas ‘Legado en los huesos‘ –y que gracias a la labor de la empresa valenciana Mercacine y los ABC Park, se ha podido visionar, junto a su director, en pase de prensa (cuestión que siempre se agradece por estos, en ocasiones, secundarios lares)–, segunda parte de esta unidad argumental edificada junto a la cabecera del río Bidasoa, en la que Marta Etura retoma las angustias atávicas de su personaje, lacerado por los uliginosos paisajes de la túrbida mitología de Elizondo, que diluye su cimientos gótico tardíos a base de truculentas cuitas maternales, litúrgicos suicidios y ofrendas antropófagas al cíclope Tartalo.
Un extravagante argumento que se hubo antojado plausible para lectores poco exigentes y espectadores con epidérmicas necesidades.
‘Legado en los huesos’ cumple, así, su misión de distraído thriller, uniformado con una notable producción y un plantel de apellidos seductores, como, amén de la propia Etura, Arias (Imanol), Sbaraglia (Leonardo), Mínguez (Elvira), Casablanc (Pedro), Librado (Carlos), y la siempre inquietante Susi Sánchez, entre otros insignes de la pequeña pantalla. Sin embargo, el filme adolece de las mismas flaquezas que su predecesor, obstinado en complicar la prosodia de sus actores a base de diálogos arquetípicos que imposiblitan la necesaria naturalidad del verbo y compelen a la impostura, restando credibilidad semántica a la acción e impidiendo diluir la tediosa sensación de encontrarse ante personajes planos y predecibles.
Y deba ser durante la primavera de 2020 cuando Fernando González Molina retorne a las salas con ‘Ofrenda a la tormenta’, reportando epílogo al suspense criminal de Dolores Redondo, confiando en que el pecunio y los aforos sean suficientes para solidificar la supervivencia cinematográfica de un cineasta al que, a buen seguro, le llegará su obra.
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