‘Estudio en negro’, de José Carlos Somoza
Editorial Espasa. 2019
José Carlos Somoza es Anne McCarey, una cuarentona poco agraciada que, tras la muerte de su madre se gana la vida en el Londres de 1882 cuidando de ancianos adinerados, mientras mantiene una relación sentimental con un marinero que le da mala vida. McCarey es la narradora y protagonista de ‘Estudio en negro’ (Espasa), la última novela de un autor avezado en estremecer y sorprender con relatos fantásticos que desbordan los límites de la imaginación.
En esta ocasión Somoza ahonda en los orígenes de Sherlock Holmes y para ello aparenta dar un giro en su trayectoria plasmando un delicioso retrato de la Inglaterra victoriana. Pero es sólo apariencia, pues no tarda en sumergir al lector en oscuras trastiendas donde se libran terribles pugnas entre el placer y la muerte.
Al quedar huérfana, McCarey acepta un puesto de enfermera en la localidad portuaria de Portsmouth, en Clarendon House, una residencia privada para caballeros de alta cuna. Allí le asignan el cuidado del señor X con quien entabla una relación peculiar que evoluciona desde el recelo mutuo a la complicidad. Dueño de una gran cabeza, enclenque de cuerpo y con un ojo de cada color, el señor X pertenece a una distinguida familia y ha pasado la vida ingresado en distintas residencias debido a su caracter singular. La aparición de un apuesto doctor que se presenta como Arthur Conan Doyle y la muerte de varios mendigos, un niño y otros habitantes de la localidad en extrañas circunstancias desencadena una investigación por parte señor X, con la ayuda de sus ‘chicos de la calle’, Arthur y Anne.
«A los trece o catorce años mi padre me regaló un libro de Conan Doyle y me dijo: «Léelo»», recuerda Somoza. «Holmes es un personaje muy querido al que he seguido a través de las películas y series que ha inspirado. Quería escribir sobre él pero de forma absolutamente libre por ello cree al Señor X, que en vez de médico es paciente y, a diferencia de Holmes no busca aplausos ni reconocimiento sino descifrar los misterios que le atraen. Es una mente inquisitiva y con más matices psicológicos, con un toque de Freud».
Somoza empezó a escribir guiado por la voz de Anne McCarey. «Fue el pistoletazo de salida que me puso en marcha y que se desarrolló con una gran naturalidad, como si fuera una persona que ya estaba en mí y que se manifestaba a medida que la construía. Estoy muy satisfecho porque varias escritoras me han dicho que es una voz femenina muy auténtica. Todos somos varias personas a la vez y los escritores debemos saber oírlas y expresarlas».
El teatro, otra gran pasión de Somoza, es el telón de fondo. Pero no el oficial que se anuncia en los diarios para un público bienpensante, sino el secreto y prohibido, los llamados escandalosos o clandestinos con una puesta en escena picante o explícitamente erótica. Diversas modalidades del teatro de variedades que nació en París, en 1790, y se extendió con gran éxito por Europa, desde el burlesque, el vodevil a la revista o cabaret. A ellos añade Somoza otros de su propia cosecha como los niños de arena que representan falsas luchas totalmente desnudos o los One Day Only, llamados así porque la actriz que los protagoniza ya no podía actuar de nuevo. «Quería expresar el contraste que se daba en la sociedad victoriana entre un puritanismo rígido y la necesidad de desahogarse», dice Somoza.
El arte dramático le fascina, incluso escribió una farsa cómica que enfrenta a Cervante y Shakespeare, en su opinión, el mejor escritor del mundo. «Me gusta bajar a los grandes personajes del pedestal», afirma, «y el drama me interesa sobre todo en el aspecto conceptual porque nos lleva a preguntarnos quién somos y a expresar nuestros deseos más ocultos. Además, tiene una gran influencia como demuestra la fascinación de hoy día por las pantallas».
Somoza es escritor diurno y confiesa una manía. «Soy incapaz de escribir si no tengo cerca una goma de borrar de esas grandes y blandas como un amuleto que me sirviera para borrar los fallos». De su extensa obra destaca ‘Clara o la penumbra’, «no porque sea mejor que las otras, sino porque marca un punto de inflexión», aclara. «Antes hacía una especie de metaliteratura pero con ‘Clara.. me decidí a contar historias de verdad mintiendo todo lo que hiciera falta».
‘Estudio en negro’ es un cuidada edición que incluye facsímiles de programas y anuncios de teatro imaginarios, y márgenes de las páginas aque simulan el desgaste del tiempo. Quienes caigan rendidos a su encanto y atractivo, que serán muchos, están de enhorabuena, porque es sólo la primera entrega de una trilogía holmesiana en la que Somoza dedica estos años de plenitud.
Bel Carrasco
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