‘Bai Wen’, de Pep Aparisi
Fotolibrería Railowsky
Grabador Esteve, 34. Valencia
Hasta el 11 de abril de 2020
Inmediatez. Acumulación. Redundancia. Quienes practican la fotografía como una de las bellas artes huyen como de la peste de estos tres demonios que se han adueñado de las imágenes en virtud de lo digital. Para exorcizarlos practican distintos métodos y estrategias transformadoras. Los efectos artísticos que logra con sus manipulaciones Pep Aparisi (Alicante, 1953) se pueden apreciar en la exposición Bai Wen, en Galería Railowsky hasta el 11 de abril. También sus dos libros con el mismo título, alusión a los sellos de autor de los calígrafos japoneses, un guiño que se puede interpretar también como los vaivenes de la vida. Fruto de dos años de trabajo, la muestra incluye medio centenar de fotografías de pequeño formato (25 x 20 centímetros) para llevar en la mano o en el bolsillo. También un par más grandes y cuatro collages de 60 x 50 cm.
El tamaño reducido y la naturaleza como temática caracterizan esta fase en la trayectoria de un artista que se interesa por la proximidad de sus modelos y la complejidad del proceso que sigue para tratar sus fotografías a base de chorros de tinta y otras intervenciones que producen el efecto de envejecerlas al tiempo que las dignifican.
Aparisi usa la fotografía para capturar representaciones que evocan recuerdos. Experimenta con diferentes superficies de impresión, tiñe, desgarra las diferentes técnicas y las combina para mostrarnos que cada impresión es parte de una realidad más extensa. Sus fotografías ensalzan la belleza de árboles, pájaros y otros objetos aparentemente insignificantes que cobran protagonismo bajo un aire de antigüedad y anonimato. El objetivo es que el espectador no solo pueda verlos y observarlos, sino también pensar y reflexionar sobre ellos.
Aparisi se inició en la fotografía a los 16 años, con la cámara Voigtländer que tomó prestada del puesto de trabajo de su padre, con la que inmortalizaba escenas familiares. «Fotografías en blanco y negro reveladas en un laboratorio comercial. Desde muy joven me ha atraído la fotografía, era un placer ver las pocas exposiciones que se hacían en aquella época. Me compré la primera cámara con objetivo de 50 mm. y poco después una ampliadora de blanco y negro».
Con el equipo en casa empezó a participar en concursos ganando algunos premios, «aunque pronto me di cuenta que esto no me llevaba a ninguna parte». Inició su colección de libros de fotografía, mientras seguía visitando con pasión exposiciones de otros artistas. El año 2006, se lanzó a la fotografía digital, una vez tuvo claro la calidad de los papeles y tintas de impresión, pues considera que, «únicamente se puede denominar fotografía lo que está sobre papel». En 2009 fundó Fotoespaigandía y actualmente trabaja en varios proyectos abiertos, a largo plazo alrededor del concepto Proximidades y siempre en blanco y negro, «que para mí tiene su propia latitud, un espacio único en el cual me puedo mover».
Kafka, Kerouac y Camus son sus referentes literarios desde el instituto y sus maestros en fotografía: Frank, Evans, Sudek, Sanders, Adams, Plossu, Garcia-Alix entre otros. Le inspira la música de Bob Dylan, se niega a desplazarse grandes distancias y se mueve entre Gandía y Terrateig.
«Pep Aparisi se sirve de la fotografía para capturar representaciones que evocan recuerdos, y experimenta con diferentes superficies de impresión», escribe Rafa Gomar con quién el fotógrafo colaboró en un libro sobre la playa de L’Ahuir. «Combina las diferentes técnicas para mostrarnos que cada impresión es parte de una realidad más extensa. Los temas que nos propone incluyen naturaleza, objetos, animales, paisajes terrestres o marinos y animan a los espectadores a rescatar sus propios y recuerdos y emociones ante simples y sugerentes recuadros individuales.
Estas fotografías que caben en la palma de la mano e en el bolsillo de la chaqueta son, principalmente, objetos que podemos tocar y manipular. A Pep le gusta la idea de que sus imágenes den la impresión de ser fotografías anónimas encontradas en un mercadillo o en una tienda de antigüedades .Que tengan el encanto y el misterio que fusiona el pasado y el presente, la realidad y la memoria», añade Gomar.
Bel Carrasco
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