‘Nunca fuimos héroes’, de Fernando Benzo
Editorial Planeta
Novela negra / Thriller
España, 2020
El País Vasco vivó largo tiempo en un estado de excepción. Una sociedad dividida, enfrentada, cercada por la violencia de uno y otro signo. Una violencia que traspasaba su ámbito natural para estallar en cualquier lugar de España dejando una estela de sangre y desolación. El ingente caudal de sufrimiento que generó el conflicto vasco estuvo vedado a la recreación literaria por la proximidad de las víctimas y la profundidad del daño sufrido. El extraordinario éxito de la novela ‘Patria’, de Fernando Aramburu, marcó un hito. Era posible un relato integrador que superase maniqueísmos y abismos ideológicos. El pasado ya no era un campo sembrado de minas, sino un sendero tortuoso que había que desbrozar. Y a eso se han dedicado estos últimos años diversos autores, tanto desde el ensayo como desde la ficción.
La rutina diaria de la lucha policial contra la banda terrorista en clave de thriller es el tema de ‘Nunca fuimos héroes’ (Editorial Planeta), de Fernando Benzo (Madrid, 1965). Un relato que combina la amenidad y la hondura psicológica de los personajes con un profundo conocimiento de la historia real.
Gabo es un comisario retirado que tuvo un papel importante en la lucha contra ETA en el País Vasco durante los años de plomo. Su vida de jubilado da un giro cuando su antiguo jefe le comunica que Harri, un miembro de la banda que estuvo muchos años refugiado en países de Latinoamérica, acaba de regresar a Madrid con sospechosas intenciones. En compañía de una inspectora de Estupefacientes, Gabo emprende el seguimiento de quien fue su peor antagonista, mientras rememora los años que vivió en primera línea de fuego.
Fernando Benzo es director de Madrid Destino y autor de media docena de novelas. Con anterioridad ocupó cargos en distintos Ministerios y fue director de la Fundación de Víctimas del Terrorismo. Conoce de primera mano los avatares de la lucha contra ETA y ese conocimiento aporta fuerza y verismo a su historia. Describe con detalle las tácticas policiacas para localizar y cazar a los etarras, «porque lo importante es pillar a los malos». Su rutina diaria, a base de tediosas jornadas de seguimiento conviviendo en pisos con sus compañeros y procurando pasar desapercibidos, en cierta manera de forma simétrica a sus presas. Y cómo algunos acababan obsesionados por sus objetivos hasta convertirse en su fijación personal. Como le ocurre a Gabo con Harri.
«He cocinado un libro con ingredientes reales y ficticios», dice Benzo. «Una vez escrito, el resultado final ya no permite diferenciar unos y otros, ya han pasado a formar un todo. Este libro es una novela, pero con sabor a realidad. Lo importante para mí era que, cuando se termine de leer, uno tenga la sensación no solo de haberse entretenido, sino, también, de haber conocido cómo era la vida cotidiana de aquellos policías».
El lector no conoce el apellido de Gabo, pero sí que nunca ha disparado su arma, que es adicto a los Ducados y que se enamoró de una compañera infiltrada en la banda. Hijo de un policía de la antigua escuela, sentimientos de lealtad y culpa marcan su existencia.
«Todos los personajes llevan incorporadas vivencias, experiencias, sentimientos y recuerdos de quienes vivieron todo aquello», señala Benzo. «He tratado de crear personajes complejos, que no se queden encajonados ni en tópicos ni en arquetipos. En cierto modo, quería que cada uno de esos policías tuviera la personalidad y la fuerza suficiente como para poder haber sido los protagonistas. Y era tambien importante construir personajes interesantes en el bando contrario, en el de los malos. Todos ellos son muy diferentes entre sí y creo que enriquecen la trama policiaca. He buscado que la novela fuese un retrato coral, un retrato no ya solo de los dos personajes esenciales, sino también de todo el abanico de personajes que les rodean».
A través de Xavi, uno de los compañeros de Gabo que se involucra en la guerra sucia la novela aborda esta oscura faceta de la historia. «La guerra sucia no debe empañar la labor de tantas generaciones de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que se dejaron la piel protegiéndonos a todos de la amenaza terrorista. No fue algo generalizado sino un grave error estratégico, además de una actuación fuera de la ley, en la que estuvieron implicados algunos. Es un asunto que no podía quedar fuera de una novela como ésta, pero lo que hay que recordar es la valentía y capacidad de sacrificio de tantos policías y guardias civiles que vivieron cosas que dan no ya para inspirar una novela sino muchas».
Benzo opina que se debe consolidar el recuerdo y la memoria del horror del terrorismo etarra desde la ficción y el ensayo. «A veces, paradójicamente, la mejor forma de narrar la realidad es a través de la ficción. Ahí está el ejemplo de ‘Patria’, que retrata con maestría cómo se vivió todo ello en el Pais Vasco. Tenemos que superar prejuicios, tabúes y pudores creativos y que la ficción entre de lleno en estas cuestiones, como ha entrado en otras etapas de nuestra historia», concluye Benzo.
Bel Carrasco
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