‘Song to Song’, de Terrence Mallick
Con Ryan Gosling, Rooney Mara, Michael Fassbender, Natalie Portman y Cate Blanchett
129′ | Estados Unidos, 2017
Si existe algo innegable en el ser humano, son los misterios que envuelven nuestra propia forma de ser. Todos y cada uno de nosotros escondemos aquellas cosas que no queremos que nadie llegue a conocer jamás. Por esto, esos secretos los mantenemos ocultos en lo más profundo de nuestra alma y tan solo es con nosotros mismos con quienes somos capaces de poder llegar a compartir esos misterios, que envolvemos con cosas superficiales y rutinas diarias.
Un secreto no deja de ser un misterio, y los misterios que guardamos deben ser resueltos. O no. Podemos dejar esas incognitas en el aire, que floten libremente por el espacio que dejamos para que sean libres y podamos cazarlas con una red.
‘Song To Song’, del director –a veces querido y a veces odiado– Terrence Mallick, se podría resumir de manera simplista como la historia de un trío amoroso con el trasfondo de la industria musical y los conciertos en directo. Pero nunca es tan sencillo con este director (que también firma el guion de la película). Y menos mal.
A lo largo del metraje vamos conociendo los pensamientos más íntimos de los personajes protagónicos. El cantante con trayectoria ascendente (BV, interpretado por Ryan Gosling), el magnate de la industria voraz que se alimenta del talento de los demás (Michael Fassbender como Cook) y la chica que admira el mundo desde su punto de vista con el “hay que vivir la vida de canción a canción” (la actriz Rooney Mara interpreta a Faye).
Faye y BV empiezan un inocente y puro romance. Pero Cook, que no entiende nada del amor fuera de la lujuria, y que para él el amor no es más que un ente que te devora, si no lo devoras tú primero, el cual mantiene también una relación más “pasional” con la joven. Pero mientras crece el amor entre los dos cantantes, el incombustible productor no puede dejar de darse cuenta que sobra y se aparta a un lado, sin dejar de perder su propia identidad. Es decir, siguiendo con su voracidad de experiencias de todo tipo.
El mismo personaje de Fassbender lo dice en un momento de la cinta: “No puedo tomar la vida tal cual es”. Pero que se aparte del camino del amor no significa que desaparezca, puesto que necesita sentirse parte de algo bello y puro, aunque tampoco quiere perder su lado más salvaje, el que le hace sentirse vivo en cada bocanada de aire.
Mallick nos cuenta la historia dejando fuera todo lo que no es necesario (el sonido ambiente lo deshecha y los diálogos que no avanzan la historia también se quedan fuera) y poniendo en la pantalla y los altavoces lo que importa de verdad. Los personajes y sus pensamientos más íntimos. Ellos mismos son los que nos cuentan cómo se sienten en cada momento, lo que piensan acerca de las experiencias que viven o han vivido con un personaje, o simplemente el recuerdo de una vivencia con alguien de su pasado que vuelve a irrumpir en su vida, para recordar lo mucho que tiene en ese instante y que no lo deja escapar.
Pero no solo de los diálogos internos de los protagonistas vive la película. Las imágenes que Mallick, junto con el director de fotografía, Emmanuel Lubezki, se pasó rodando horas y horas, persiguiendo a los actores, improvisando escenas que no estaban escritas y retocando otras que lo estaban, para que luego, en la sala de edición, salieran instantes mágicos detenidos en el tiempo, de una historia de amor que a cualquiera le gustaría que fuera la suya y poder señalar con el dedo cualquiera de esas instantáneas, sonreír al verse en ellas y recordar los momentos pasados junto con la persona amada.
Con las últimas palabras de la cinta se puede resumir lo que todos hemos anhelado en uno u otro momento de nuestras vidas al describir una historia de amor: “Esto, solo esto”. Son las palabras que dice Faye, mientras vemos cómo, junto a BV, los dos pasean, juegan y corren por unas laderas encharcadas, mientras sonríen y dejan libres sus espíritus para simplemente estar enamorados y sentir que ni siquiera necesitan el oxígeno para respirar, puesto que ya tienen todo lo que necesitan.
Tan solo ese poder tan etéreo como el del amor es lo que necesitamos, para que nuestras almas despeguen de nuestros cuerpos y nos vean desde lo alto de cualquier peñasco aledaño, pudiendo sentir que esa es la verdadera felicidad.
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