‘Industria/Matrices, tramas y sonidos’, de Lorenzo Sandoval y Tono Vizcaíno
Institut Valencià d’Art Modern (IVAM)
C / Guillem de Castro, 118. València
Del 5 de mayo al 17 de octubre de 2021
José Val del Omar, fotógrafo y director de cine, solía terminar sus películas dándole la vuelta al clásico “The End” para concluirlas así: “Sin fin”. Lorenzo Sandoval y Tono Vizcaíno aludieron al igualmente inventor, para referirse al carácter abierto e inacabado de su proyecto ‘Industria/Matrices, tramas y sonidos’, que el IVAM acoge hasta el 17 de octubre. Un proyecto que tiene por objetivo establecer una lectura “rigurosa y subjetiva” (Sandoval) del patrimonio industrial valenciano, alejándose del romanticismo (“no es algo cerrado ni sacralizado”, subrayó Vizcaíno), para centrarse en los documentos, imágenes, música y voces que lo recuperan para la cultura de base.
“La idea de patrimonio queda establecida sobre elementos que vienen de los movimientos sociales”, apuntó Sandoval. De ahí la proliferación de carteles reivindicativos de ese patrimonio industrial, así como los sonidos vinculados a ese “proceso de ocupación de antiguas fábricas” siguiendo la tradición obrera. Industria, por tanto, a la que se le desempolva su faz negativa, como lugar de trabajo e incluso de explotación y contaminación, para que emerja ese otro ángulo más positivo de apropiación cultural.
Alexandr Rodchenko surge, así, como otra de las referencias de Sandoval y Vizcaíno, por aquello de explorar la realidad social desde puntos de vista siempre novedosos. “Es indispensable fotografiar los objetos habituales que les son familiares a la gente desde ángulos totalmente inesperados”, dijo el artista ruso, presente en la Colección del IVAM. También Val del Omar hurgaba en esa presencia singular de las cosas harto conocidas: “La vida es solo una expresión al ralentí y yo pretendo comprimirla hasta convertirla en éxtasis: en eterno instante”.
El patrimonio industrial, focalizado en cinco matrices (Valencia, Puerto de Sagunto, Alicante, Alcoi y Alcora), que Sandoval y Vizcaíno sintetizan en lo que llaman “un archivo visitable”, cobra voz en el IVAM mediante una sucesión de fotografías, documentos, sonidos y objetos relacionados con la industria motivo de su investigación, como un molino de laminación en caliente, un mimeógrafo utilizado durante las protestas del Puerto de Sagunto en los años 80, o las maquetas de un soplador centrífugo y de un motor Stirling.
‘Industria/Matrices, tramas y sonidos’ se estructura en tres apartados: tomar la palabra, el sonido de las máquinas y dispositivos de interdependencia. Palabras, sonidos y dispositivos que se hacen eco de los “usos proactivos del patrimonio industrial impulsados por la ciudadanía”, en su reivindicación de dicho patrimonio ligado a la historia del trabajo y sus vinculaciones con la cultura. Aquella industria tildada de opresora, por cuanto maquinizaba al ser humano y lo explotaba, aparece ahora como estructura desligada de aquella opresión, para convertirse en fuente de inspiración artística y social.
“El patrimonio ha tenido esa carga negativa por ser espacio de trabajo e incluso de contaminación. Ha habido en los últimos años un boom patrimonial que pretende ofrecer una visión distinta, en fricción con aquella”, señaló Vizcaíno. Esa dialéctica entre los viejos usos capitalistas y las nuevas formas de entender el universo fabril, como objeto de estudio reivindicativo de antiguas insurgencias puestas al día, atraviesa el conjunto expositivo.
“Es una mirada hacia la microhistoria”, resaltó Nuria Enguita, directora del IVAM, quien puso igualmente el acento en los “procesos de apropiación cultural” inherentes a ese patrimonio industrial reverdecido. Hay testimonios como el del filósofo y activista rumano Eugene Relgis, mostrado en una de las publicaciones de la exposición, que subrayan ese carácter resistente de cuantos se oponían a la prevalencia del Estado, y su maquinaria industrial, sobre los ciudadanos, reivindicando “una fraternidad universal basada en los servicios mutuos”.
Hay un aire de exaltación obrera en torno a esa recuperación del patrimonio industrial como fuente de cultura desligada de cierta opresión. De ahí la inclusión de carteles, megáfonos y pancartas de las protestas por el cierre de antiguas fábricas, como los Altos Hornos, y sonidos vinculados con esa tradición oral, en tanto “voces que no han tenido acceso al espacio público”, que evocan igualmente el “asociacionismo vecinal”, tendiendo puentes entre “el espacio fabril y el espacio doméstico”, apuntó Sandoval.
“Repensar el concepto de patrimonio como proceso abierto” y “convertir los espacios industriales en espacios de producción creativa”, tal y como señaló Vizcaíno, son vías constitutivas del proyecto que ambos presentan en el IVAM. Hay, por tanto, memoria de aquel universo fabril y, por qué no decirlo, febril, en tanto recordatorio de ciertas luchas obreras, que cobran nuevo impulso a través de las prácticas culturales asociadas a sus nuevos usos patrimoniales. Tensión dialéctica que ‘Industria/Matrices, tramas y sonidos’ pone en escena como modo de “aproximación a la realidad industrial que testimonian aquellas miradas”, remarcó Vizcaíno.
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