Apertura de la caja 1034. Legado de Berlanga
Centenario del nacimiento de Luis García Berlanga (12 de junio de 1921-13 de noviembre de 2010)
Instituto Cervantes
Alcalá 49, Madrid
Mariano Barroso, presidente de la Academia de Cine, leyó las dos primeras secuencias del guion inédito de ‘Viva Rusia’, legado de Luis García Berlanga que sus nietos Fidel y Jorge desvelaron, tras abrir la caja 1034 del Instituto Cervantes donde ha estado depositado. Lo hizo en el marco del Año Berlanga, a dos días de celebrarse el centenario del nacimiento del cineasta valenciano fallecido en 2010.
“Aeropuerto de Barajas. Pista. Exterior. Día. Aterriza un avión. Luis José baja por la escalerilla vestido con traje blanco y camisa oscura abierta de solapas. Lleva un brazalete negro y gafas de sol. Luce también un peluquín rubio. De pronto parece recordar algo y vuelve a subir la escalera a contracorriente de los pasajeros, en su mayoría ancianos que despliegan una pancarta que dice: “Los últimos exiliados saludamos a la España del 92”. A uno lo bajan en camilla, más muerto que vivo, agitando débilmente una banderita republicana.
Secuencia 1B. Interior del avión. Las azafatas y el sobrecargo están mirando con curiosidad unas revistas sadomasoquistas. Luis José se las coge poniendo cara de circunstancias y sale del avión”.
“El guion promete”, subrayó Mariano Barroso, quien añadió: “Parece que iba a ser la cuarta entrega de la saga de los Leguineche y que se suspendió el rodaje por la muerte de Luis Escobar. El guion está escrito por Rafael Acona, Manuel Hidalgo, Jorge Berlanga y Luis García Berlanga”. Junto al guion, cuyo secreto a voces fue finalmente revelado por sus nietos, estaban igualmente la prestigiosa revista francesa L’Avant Escène de Cinema, donde se publicó el guion de ‘El verdugo’, y el libro de Antonio Gómez Rufo ‘Contra el poder y la gloria’, dedicado al autor de ‘Bienvenido, Mister Marshall’.
El guion inédito fue inmediatamente llevado a la Academia de Bellas de San Fernando, para que formara parte de la exposición recién inaugurada en torno a Berlanga, mientras las otras dos publicaciones se mantienen bajo custodia del Instituto Cervantes. La Societat Musical Eslava de la Comunitat Valenciana, bajo la dirección de Vicente Ortiz, se encargó posteriormente de poner, en la céntrica Puerta del Sol de Madrid, la rúbrica sonora con algunos pasodobles y piezas de las películas de Berlanga.
El acto en el que, tras diversas conjeturas prolongadas a lo largo del tiempo, se desvelaba el contenido de la caja 1034, supone el pistoletazo de salida oficial al Año Berlanga, en el que participan la Academia de Cine, la Generalitat Valenciana y el Instituto Cervantes, en colaboración con Visit València. Un acto breve y emotivo, dada la presencia de familiares y amigos de Luis García Berlanga, que luego tuvo su continuación con un encuentro moderado por David Trueba con los actores Mónica Randall y José Sacristán.
“Sin cultura volveremos a la ley de la selva y el cine español es una de nuestras mejores tarjetas de visita”, avanzó Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, antes de dar paso al coloquio. “Luis Berlanga era como una meta y sigue siendo una meta para cualquiera que empieza en este oficio”, introdujo David Trueba, para señalar después cómo por equivocación recibió del prestigioso sello The Criterion Collection la película ‘El verdugo’, pero sin sonido.
“Decía Fernando Fernán Gómez que se sabía si una película era buena o mala viéndola sin sonido y, efectivamente, con ‘El verdugo’ te das cuenta de la enorme precisión que tenía Berlanga y de lo gran director de cine que era”, apostilló.
Mónica Randall empezó recordando cómo llegó a participar en ‘La escopeta nacional’. “Yo he comido muchos arroces en la casa maravillosa de Berlanga y nadado mucho en su piscina. Es decir, éramos amigos. Y la primera vez que me hizo referencia a ‘La escopeta nacional’, va a quedar un poco sofisticado, pero fue en un crucero en el Caribe”. Crucero organizado por el empresario y promotor Oriol Regàs, “un personaje bastante imprescindible en el mundo de la noche de aquellos años”.
“Vinieron María Jesús [esposa de Berlanga] y Luis. Yo iba con mi entonces compañero de vida [el productor] José Sámano, y un buen grupo de amigos de Barcelona y de Madrid, cuando Madrid y Barcelona se juntaban mucho y muy bien, cosa que añoro profundamente, pero si sigo por ahí me echaré a llorar y no es el caso”.
Entonces recordó que, estando en la piscina del hotel, Berlanga la observó, mientras andaba por allí. “Debí tener un buen momento, porque Luis me miró y me dijo, ‘oye, tú eres muy graciosa, ¿no?’ Y acto seguido me habló de que tenía un amigo que estaba escribiendo un guion y que pensaba que había un personaje que yo lo podría hacer muy bien. Pensé que eran cosas de Luis y que cuando llegáramos a Madrid se le habría pasado. Pero no fue así”.
Randall manifestó su gratitud por ese papel cómico, poco usual en su carrera. “A mí en el cine siempre me ven como el ama de llaves de ‘Rebeca’ [Alfred Hitchcock], la señora Danvers [Judith Anderson]. Me han llamado toda la vida para interpretar a mujeres ricas, un poco malvadas, cuando a mí lo que me gustan son cosas de risa, pero se ve que no tengo aspecto para eso. De manera que haber tenido la oportunidad de hacer un papel gracioso fue la ilusión de mi vida. Sirvió de poco, como luego se ha visto, porque siguieron con la señora Danvers, pero al menos una vez en mi vida me pude quitar ese peso de encima”.
José Sacristán, hablando del modo que tenía Berlanga de encarar las películas, puso un ejemplo clarificador. “El primer día de rodaje de ‘La vaquilla’, Berlanga decide que el personaje de Willy Montesinos lo haga Santiago Ramos y el de Santiago Ramos que lo haga Guillermo Montesinos. Y, a partir de ahí, pues toda una serie de acontecimientos, porque se empeñó en rodar con vaquillas bravas”.
Vaquillas a las que había que poner una dosis de tranquilizantes “y, si te pasabas, la vaca se dormía, y si no era suficiente, se llevaba por delante al copón bendito. Viví una experiencia de las más amargas de toda mi vida, porque tengo un miedo infantil a esos animales y cada vez que ensayábamos mi acojono era cada vez mayor. Lo pasé fatal”.
Una de las cosas interesantes que tiene el hacerse viejo, afirmó Sacristán, era el haber tenido el privilegio de trabajar con gente como Luis García Berlanga, Fernando Fernán Gómez, Miguel Delibes o Adolfo Marsillach, “porque al lado de esta gente, aunque no quisieras, por cojones tenías que ser mejor; no cabía la impostura”.
Con respecto a sus ya famosos planos secuencia, el actor, que hizo del teniente Broseta en ‘La vaquilla’, dijo que era un poco “como si estuvieras ensayando ‘El lago de los cisnes’, una coreografía donde todos estábamos allí moviéndonos…Cuando se habla de cierta anarquía o descuido formal, no tiene nada que ver, porque el cine de Luis era de tal precisión que, en lugar de andar con psicologismos, tenías que ser casi un atleta, entrenado para no fallar dentro de esa coreografía”.
Esa “mecanicidad” podía suponer cierta “servidumbre” a la hora de contar la historia, pero, según Sacristán, “es acojonante cuando ves ‘Plácido’ o ‘El verdugo’, por señalar las cumbres de la obra de Luis, las profundidades a las que llega tratando la incomunicación y la soledad”, algo “que ni el propio [Michelangelo] Antonioni”.
Mónica Randall contó una anécdota hilarante ocurrida durante el rodaje de ‘La escopeta nacional’. “A mí, en una escena me tenían que cortar vello púbico, y el maquillador estaba encargado de ponerme un falso postizo encima del mío, para que Luis Escobar lo cortara, diciendo ‘puro visón, marta cibelina’. En una de las tomas, resulta que levanto el vestido y arrastro el falso postizo para arriba, y entonces noto que Luis Escobar, muy profesional él, me estira del vello púbico para cortar pelo. Aquello provocó la risa general, mientras Luis, en silencio, decía ‘es la peor toma de mi vida’”.
“¿No te lo había contado?”, señaló Randall, dirigiéndose a Sacristán, en medio de un tropel de risas. “Esto no lo cuento más que a los íntimos, porque no se puede manifestar públicamente”. “Ah, perdona, que no te he dicho que se está retransmitiendo por streaming”, le advirtió Trueba a la actriz, quien, de nuevo entre risas, añadió: “Bueno, pero es que fue absolutamente cierto. Mundo Luis Berlanga”.
Un mundo que este año reverdece por obra y gracia de su centenario, pero que, según Mónica Randall, no ha sido suficientemente valorado fuera de nuestro país. “Si Berlanga hubiera sido un judío perseguido por los nazis, y hubiera acabado en Hollywood, habría arrasado totalmente, pero como le tocó la época del difunto, durante la cual no se dio ningún Óscar a ninguna película española, pues eso le perjudicó de una manera absoluta. A ver, ‘El ladrón de bicicletas’ [Vittorio de Sica], es nuestro ‘Plácido’. ¿Y quién supera a ‘El verdugo’ en aquella época?”.
Berlanga, además, fue objeto de duras críticas por parte de quienes, como el actor Edward G. Robinson, veían en ‘Bienvenido, Mister Marshall’ una crítica a los Estados Unidos, según destacó Trueba, y por parte de quienes, como el propio Franco, le consideraban no un comunista, sino un mal español. “Era un ser libre, que se enfadaba con unos y con otros”, concluyó Randall.
Salva Torres
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